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El rubio soltó un bostezo en la mesa de su hogar. Había vuelto a su casa para pasar unas semanas allí, hace tiempo que estaba viviendo con Hinata por lo que, veía con buenos ojos, cada tanto, volver a su "nido" para que su madre no le echara la bronca por andar fuera.

Curiosamente, Sakura había salido con Sasuke por lo que, teniendo en cuenta que su padre andaba de viaje de negocios junto con Hiashi y Kushina, lo que realmente fue a hacer, es habitar la casa que solo tenía a Sakura y a Yahika.

La rubia estaba en su mejor momento con Haku, se le veía desde lejos, se la notaba acaramelada y la verdad es que ese muchacho, no era menos. El jovencito estaba en su momento mas "humilde" por así decirlo y se le notaba en sus acciones.

Para Naruto sentirse "menos" no fue algo "nuevo". Quizás, pensó que en su ausencia en la casa se lo extrañaría y no era para menos, Sakura le había hecho saber que lo hacía, sin embargo, ahora que volvía esta se iba a girar con su eterno amado.

Le causo cierta gracia aquello - ¡Hola Naruto! – Haku que entraba junto a Yahika que hacia salido a recibirlo lo saludo. Este le sonrió y se levanto para saludarlo también, sin embargo, la interacción duro poco y la rubia literalmente secuestro al muchacho llevándoselo a su cuarto.

Para Naruto, aquello le significo la risa, si era sincero, fue divertido pensar que, como era costumbre, el que extrañaba a la gente de la casa era el.

Sentía que el día avanzaba lento, que la televisión no lo entretenía y que, quizás, querer hablar con su hermana era su excusa para aun mantenerse en la casa. Quería pasar un tiempo con ella, sin embargo, como esta justo estaba ocupada, se encontró en ese limbo de "vagancia" en el cual, no sabia que hacer.

Mantuvo su mirada en la ventana que daba al patio notando el día gris que se venía y pensó en ese Supra que se mantenía en cautiverio – sobreviví una vez – divertido pensó en la última vez que lo tomo prestado – dos... fueron dos – se levantó, salió de su casa y se acercó a ese garaje separado de la casa. Este era más un cobertizo de mala muerte que albergaba a aquel monstruo que cargaba con un 2JZ debajo del capot.

Abrió la puerta de madera y lo observo un momento, noto el polvo, noto sus ruedas que se estaban desinflando, noto... como a diferencia del Subaru, este tenía un aspecto más... adormilado - ¿te vas a rendir? – quizás esa pregunta se la hizo a el mismo. Siempre adoro ese auto, siempre quiso que su madre le diga "Te lo regalo" pero, claro, Kushina era una mujer con carácter, uno muy fuerte y dominante con lo que a ella le pertenecía por lo que, estaba claro que, aunque insistiera, la respuesta siempre seria negativa.

El por su parte, no se pudo contener. Lo empujo fuera, lo lavo nuevamente como lo solía hacer, aspiro un poco su interior y luego, busco una de esas baterías que Minato mantenía conectadas a un ciclado de energía para que siempre estén cargadas. Comprobó que su fecha de vencimiento no sea próxima y la coloco en el auto.

Hace relativamente poco había cambiado su aceite por lo que, solo le quedo colocarle más combustible y nuevamente encenderlo.

Al hacerlo se sonrió sintiéndose feliz de que nuevamente este haya vuelto a ponerse en marcha. Lo dejo calentar, espero que su electroventilador se encienda y cuando aquello ocurrió, noto la diferencia con su Subaru.

Al estar dentro de el con su teléfono en mano, sintió la comodidad de su asiento, sintió la satisfacción de un motor "original" el cual, de forma disimulada no llamaba la atención de nadie. Quizás, sus líneas tan delineadas y delgadas eran parte de su belleza, sin embargo, a diferencia de aquel Subaru que daba la impresión de ser un caballero templario listo para la batalla, el Supra era un Samurái silencioso, que prefería no provocar, no ser el quien inicie aquel conflicto y quizás, ahora, en esta nueva etapa... era lo que el sentía en su pecho.

El Cometa Purpura (NaruHina fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora