2. Afterparty

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Violeta pasaba el dedo distraídamente por el borde del vaso tratando de borrar la marca de pintalabios. Una multitud se concentraba en el centro de la pista, cuerpos sudorosos bailando al ritmo de la música. Alguna que otra prenda de ropa desabrochada y pequeños flashes de paparazzis.

Por un momento Violeta se preguntó quién sería la portada del Hola  al día siguiente y qué evento catastrófico comentarían los canales de salseo. Lo que se filtrase de aquella fiesta no iba a ser de su autoria, por lo menos esta noche. Sabía que no podía evitar por mucho más tiempo su trabajo pero si se podía permitir una noche de desconexion. La andaluza aún lograba sentir esa presión en el pecho que la sacudió cuando vió a Juanjo cantar.

Seguramente las parejas que se en encontraban con ella en la barra disfrutando de los cócteles no habían percibido el nerviosismo de Juanjo que ella sí supo captar. Ese era el superpoder de Juanjo, te hipnotizaba con su voz. Él nació para estar en un escenario, la dulzura y el cariño que transmitía su voz acallaron todas las dudas que se otorgaban hacia su persona en los últimos meses.

Violeta le impuso una tortura que ella misma no se perdonaba.

- Violeta, cariño, no puedes estar aquí sin hacer nada.

Álvaro se sentó en el lado derecho de Violeta con su vaso de ron cola bastante pegajoso, fruto de los empujones que había sufrido el sevillano hasta llegar a su lado.  Su pelo estaba revoltoso y se pegaba a su frente debido al sudor por bailar con desconocidos. Su traje se encontraba desabotonado;  la pequeña rosa que se encontraba en el bolsillo del corazón también había sufrido las consecuencias de los empujones.

- He visto todo el séquito que tienes montado. Tendrás una exclusiva para mañana seguro, no me necesitas.

Violeta posó su mirada en el vaso otra vez dando la conversación como finalizada pero el sevillano no parecía  rendirse tan fácilmente.

- Se que mañana tendré una portada como exclusiva. Tal vez un par de noticias que darán de que hablar durante toda la semana. - Su voz comenzaba a ser amenazadora y mucho menos amigable - Me encantas Violeta, de verdad, pero sigo siendo tu jefe.

Violeta suspiró, ella en el fondo sabía que estaba aquí por su puesto de trabajo no por nada más.

-Me terminó la copa y me pongo enseguida, estoy segura de que daré con algo para la revista.

- Tranquila, confió en tus capacidades.-  Le acarició levemente el hombro a la pelirroja mientras se levantaba para desaparecer entre el bullicio.  - Ay, se me olvidó comentarte un trabajo importante.

Violeta levantó de golpe la cabeza interesada, desde su ascenso en la revista no había vuelto a encargarse de un asunto especial.

- La hija de la diseñadora de moda más importante del país va a ser entrevistada mañana por ti.

- ¿Ruslana? Pero ella ni siquiera es diseñadora de moda.

De hecho Violeta podía contar con los dedos de las manos las veces que la pequeña había aparecido en eventos públicos. Su madre era caracterizada por ser una mujer recta y seria, Violeta no dudaba que su hija fuese un calco de ella. De tal palo tal astilla.

- No te preocupes, ella es algo mejor que una diseñadora de moda. Es una bomba. - La cara de Álvaro se hallaba adornada con una sonrisa burlesca, indicando que el asunto no iba a quedar solo en una entrevista.

- Mira Vio, cariño, te paso toda la información de la entrevista por correo y más cosas que necesitaré. De hecho, creo recordar que se encontraba en la fiesta.

- Perfecto, le echaré un vistazo para ir tanteando el terreno para mañana.

Pero Álvaro ni si quiera la miraba, demasiado ocupado observando más allá de Violeta, tal vez hacia un nuevo hombre que acabaría en su cama o una nueva víctima para la revista. Al menos tuvo la decencia de sonreírle  antes de marcharse sin mirar hacia atrás.

A contracorriente (Kivimajo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora