La cabeza de Martin no paraba de retumbar, si le hubiesen preguntado que se siente al tener un segundo corazón hubiese respondido que el dolor de cabeza en la resaca era bastante parecido. Tardó en incorporarse de la cama con miedo a los vértigos. No es porque a Martin le desagradase el alcohol y los cócteles le hubiesen sentado mal, la abstinencia mientras rodaba su personaje le hizo perder facultades. Eso o su pelea con Kiki fue el culmine.
La inglesa le contó que hoy acompañaba a su amiga Ruslana a una entrevista con Violeta Hódar. En cuanto se lo mencionó toda la cólera recorrió cada rincón de su organismo, aún así tuvo la decencia de no estallar hasta que salieron a una calle desierta. Entre tantos gritos y reproches no se llegó a ningún punto. Ambos se rindieron, no obstante, el vasco decidió acompañar a su amiga a su piso. Por mucho que le doliese no podía dejar a la inglesa a la intemperie, la culpabilidad hubiese corrompido cada uno de los huesos y jamás se habría perdonado así mismo.
Martin a veces no comprendía a su amiga y notaba como una fina pared los terminaba separando. Siempre habían sido muy unidos, de hecho, el actor siempre se consideró un lobo solitario pero la conexión con Kiki fue tan instantánea que se convirtieron en uña y carne. Por eso el desconcierto de no saber leerla entrelineas era mayor. A veces notaba miradas de desconcierto ante sus decisiones, como cada poro de la inglesa transmitía incomodidad y, obviamente, como nunca le contradecía o simplemente daba su propia opinión ante su supuesto novio o mejor amigo.
Martin terminó saliendo de su habitación antes de que las sábanas se volviesen a pegar en su propia piel.
Hace unos años que se mudó a Madrid para continuar su sueño actoral, ya que la capital española era la única capaz de proporcionarle las posibilidades de triunfar. Con unos cuantos proyectos actorales, otros de baile y algunos musicales de forma autónoma ahorró lo suficiente para mudarse a un piso. Sin embargo, su último proyecto que le llevó a un merecido Goya, le dió la fama.Abandonó su primer piso situado en los suburbios de Madrid para mudarse a uno de los barrios más adinerados. Pero no todo lo que es oro reluce. La estancia contaba con grandes ventanales que permitían el paso de luz natural, unos muebles de madera clara y unos electrodomésticos de última generación. Tal vez con demasiadas habitaciones para un solo individuo, probablemente ese fuese el problema. Acostumbrado a la convivencia con sus hermanos en una pequeña casa costera le hacía sentir vacío por dentro. No toda la gente errante anda perdida pero en su caso se encontraba desorientado.
No pudo hacer otra cosa que admirar las fotografías familiares de camino a la cocina, con una pequeña esperanza de escaparse a Bilbao. Cogió su tazón de cereales adornado con un dibujo de Los Increíbles, un detalle de su madre por su último día de rodaje. Sacó sus cereales de los Simpson rezando para que estos le curasen la jaqueca. No pudo evitar mirar sus redes sociales mientras desayunaba en su barra americana; leer mensajes bonitos, ver edits o dibujos de los fans siempre le hacían la soledad más llevadera.
De pronto un nuevo artículo de Violeta Hódar apareció en su pantalla.
La periodista había interceptado a Ruslana con un nuevo chico, varias fotografías de ambos besándose adornaban el encabezado. Martin no quiso leer el artículo, no era tonto, la noticia estaría enlazada para la nueva exclusiva que daría Ruslana. Violeta solo estaba preparando el terreno; avivando a sus lectores. En otro momento de su vida al actor le hubiese dado igual, pero sabía que Chiara acompañaría a su amiga a la entrevista y después del hundimiento de la carrera del cantante Juanjo Bona tenía miedo. Mucho miedo.
De pronto una bombilla pareció encenderse dentro de su cabeza. Puso en el fregadero el tazón y se apresuró para vestirse. Sus pantalones más anchos, una sudadera de Adidas con una gorra a juego y unas gafas de sol sería suficiente para pasar desapercibido.
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A contracorriente (Kivimajo)
FanfictionA veces el ser humano comete errores; los cuales se enlazan, agrandan, retroalimentan. ¿Son estos errores los que dictaminan nuestro destino? Juanjo Bona reaparece en el escenario de los Goya tras un escándalo mundial donde se daba su carrera por hu...