CTE| ❛❛ En sus labios había calor,
pero su mirada reflejaba
pura frialdad. ❜❜
Nerea Jung, conocida artisticamente como Nana, es una creadora de contenido especializada en el mukbang.
Park Jimin es un modelo e...
Arrugo la frente ante el comentario fuera de contexto que uno de los usuarios de la transmisión acaba de arrojar.
@xxxxueysnsi: ¿Estás segura que no eres lesbiana?
Repito la pregunta en mi interior y, con actitud burlona, decido responder; aunque por dentro estoy echando chispas.
—Al usuario que quiere saber sobre mi orientación sexual, ¿acaso es importante que lo diga? ¿O una obligación? —sorbo los fideos y enrollo otro poco, esta vez echándole más salsa picante para ver si ahí se me va el enojo.
Un nuevo comentario por su parte es el que me termina de hacer estallar.
@xxxxueysnsi: Qué asco, eres una lesbiana que ni siquiera puede salir del closet jdjajaja. Dejaré de seguirte, odio a los homosexuales.
—Si tanto te desagradan los homosexuales, bien puedes irte de mi transmisión y dejar de seguirme. Así como tú odias a los homosexuales, yo no tolero ni acepto en mi canal a homofobicos que lo único que saben hacer es juzgar a los demás.
Una lluvia de comentarios apoyando mi posición empieza a caer. Son tantos que no consigo terminar de leer uno cuando este ya ha pasado. Sin embargo, de un momento a otro una polémica entre usuarios apoyando mis palabras y otros poniendose del lado contrario estalla; y yo, mientras tanto, no puedo hacer más que mirar sorprendida cómo mi sana transmisión se convierte en un campo de batalla.
Una alerta emitida por la aplicación me llega, figurando que se cerrará de manera automática mi transmisión; y así pasa.
—Maldita sea —intento volver a conectarme pero me es imposible, los moderadores indican que se me restringirá el ingreso a la misma durante las siguientes veinticuatro horas—. Ya estuvo, pues.
Dejo de lado mi comida sin terminar, el apetito se me ha ido así como las ganas de dar un nuevo bocado. Me levanto de mi silla y tomo todos los empaques, platos y demás utensilios para llevarlos a la cocina. Mi móvil vibra en mis pantalones y lo tomo una vez dejo todo en su sitio.
—¿Qué diablos pasó? —el grito frustrado por parte de mi hermana casi me deja sorda.
—¿Estuviste en la transmisión? —hace un sonido de afirmación—. Pues como habrás notado, un troglodita se quiso pasar de listo.
—Esa parte la sé, Rea. Lo que quiero saber es por qué se cortó la transmisión.
Me arrimo contra el mesón de la cocina y coloco el brazo libre alrededor de mi cintura.
—Fue la aplicación —explico—, y ahora tengo restringido el acceso.
—¡¿Qué?! —escucho movimiento al otro lado y pregunto—. Estoy saliendo para allá, espérame.
Cuelga la llamada y yo lamento con pesar el tener que soportar los gritos y alaridos que mi intensa hermana mayor dará ahora que llegue.
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