02. Nerea

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02. La ira de Harley Jung

—¡Qué mierda! —grita mi hermana y yo tengo que apresurarme a meterle un par de hielos a la boca para que no diga más groserías, ella mastica con la mirada ardiendo de ira.

—Tranquilízate, estamos en un lugar público —le reprocho luego de ser objeto de miradas recriminatorias y comentarios sobre lo mal hablante que es mi hermana mayor.

Qué vergüenza.

Lo dices como si no te molestara.

—Pues sí, lo hace —bebo de mi café helado—. Pero no hay nada que se pueda hacer. Aunque me enfade, no obtendré nada de ello, así que no vale la pena.

El descontento en la mirada de mi hermana me reafirma que ella, al contrario de mí, no piensa quedarse de brazos cruzados, a pesar de no poder hacer nada en realidad.

—Esto no va a quedarse así —se pone de pie abruptamente, echando para atrás la silla en la que estuvo sentada minutos atrás.

—¿Y qué piensas hacer?

Ley me mira en silencio, sus ojos en una mirada aguda que da a notar que sea lo que sea que vaya a hacer, a mí no me va a gustar en lo absoluto. Y en efecto, porque aunque parezca mentira, a pesar de ser la mayor de nosotras ella siempre ha sido más descontrolada en todos los aspectos posibles.

Aún recuerdo aquella vez en noveno grado, cuando estando dos años más arriba que yo, se metió en problemas con las niñas que me acosaban en mi salón. Los maestros no hacían nada cada vez que me quejaba, de hecho, incluso el acoso empeoraba con cada llamado de atención que les hacían. Y un día, cuando estaba terminando de limpiar los restos de sangre de mi camisa del uniforme antes de regresar a casa, ella me encontró en los baños envuelta en un mar de lágrimas.

La paliza que vino después de mi confesión no fue solo para esas chicas, sino también para mí por dejarme y no saber defenderme; en palabras suyas, no mías.

¿Y a qué se debía el acoso? Tan solo al hecho de que había nacido en el centro del continente americano por las raíces de mi querida madre.

—No hagas ninguna locura —aunque mi tono de voz es severo, es claro que estoy suplicando.

—Tranquila, no haré nada que te ponga en riesgo a ti —promete—. Pero ese idiota sabrá lo que es enfrentarse a la ira de Harley Jung. Nadie se mete con mi hermanita y sale libre de castigos.

Y sí, ni siquiera ella.

Y sí, ni siquiera ella

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𝐂𝐎𝐋𝐃𝐄𝐑 𝐓𝐇𝐀𝐍 𝐄𝐕𝐄𝐑 ━𝐏𝐉𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora