07. Jimin

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07. Reunión obligatoria


—¿Qué haces? —levanto la mirada para encontrarme con los inquisitivos ojos de Dojoon—. Deja ver.

Le muestro la pantalla de mi móvil, a lo que me mira entre la confusión y la sorpresa.

—Estoy indagando un poco, nada más —digo antes de que se haga ideas raras.

Tiene una extraña afición por emparejar todo lo que se mueve. Hace unos meses, poco más de medio año ya, hice una sesión fotográfica con la modelo de otra agencia para promocionar el producto de temporada de una marca auspiciante; todo habría sido genial si no hubiera hecho comentarios sobre lo bien que nos veíamos juntos. Esa chica —de la que no puedo siquiera recordar el nombre— no dejó de insistir en que saliéramos a comer un día.

Como siempre, me negué. Pero era tan insistente que tuve que cortar todo de tajo y ahora esa chica me odia.

—No he dicho lo contrario —levanta las manos en son de paz y se acomoda a mi lado—. Por cierto, ¿dónde está Sehun?

—Fue a la biblioteca a estudiar, pronto empiezan los exámenes y dijo que necesitaba un poco de paz.

—¿Por qué...?

—Ya estaba viendo esto cuando lo dijo.

Asiente y guarda silencio, acercándose un poco más y mirando con atención el video que se reproduce en la pantalla de mi móvil.

Una vez viajé a Australia. La verdad, es un país muy hermoso —la chica del video mastica un trozo de carne para luego llevarse una cucharada de arroz a la boca, después, bebe de un vaso un jugo verde medio raro—. También he viajado a América, obviamente, después de todo en el centro del continente están mis raíces —sonríe dejando de lado los palillos y leyendo, a mi parecer, los comentarios—. A quien preguntó sobre mi nacimiento y origen, parece que eres nuevo o nueva por aquí, te doy la bienvenida. Y respondiendo a tu pregunta, sólo mi padre es coreano; mi madre es latina. Por cierto, mamá, si estás viendo esto, te amo.

Vuelve a leer los comentarios, arrugando el entrecejo de vez en cuando, como si decidiera cuáles responder y cuáles no. Después, sigue comiendo de lo que tiene frente a la mesa para finalizar la transmisión un par de minutos luego.

Salgo del video y busco otro para ver en su perfil.

—Veo que estás muy interesado —vuelve a hablar Dojoon—. Es bueno saberlo, porque traigo noticias.

Una señal de alerta se activa en mi interior. Tengo un mal presentimiento.

—¿Qué clase de noticias?

—Bueno... —se pone de pie alejándose un poco de mí—. Como podrás saber, la señorita Shin se entera de todo siempre, y como estuvimos en la estación de policía...

—Dojoon —el malestar es evidente en mi voz.

—Lo siento, Jimin. Pero tienes una reunión para mañana en la tarde, no puedes faltar.

—¿Ella estará presente?

—Sí, la señorita Jung también estará ahí.

Suelto un quejido en voz alta. No puede ser posible, ¿por qué tienen que pasarme estas cosas a mí?

Quería olvidar ese episodio tan molesto y vergonzoso de hace unos días, y en su lugar sólo obtuve una inexplicable curiosidad por saber quién es esa chica y una reunión obligatoria con la directora de la agencia para la que trabajo.

—¿De verdad debo ir? —le miro con un toque de esperanza en mis ojos—. No es obligatorio, ¿cierto?

—Conoces la respuesta mejor que yo, Jimin —es lo único que dice—. La señorita Shin quiere evitar cualquier controversia o mala noticia que puedan obtener de esto, sabes cómo son los medios —se acomoda de nuevo a mi lado y palmea mi hombro a manera de apoyo—. Si te sirve de consuelo, intentaré todo lo posible porque no tenga que volver a verse después de esa reunión.

—Eso es imposible.

Y es verdad. Aunque Dojoon lo intente, al final, lo más probable es que la señorita Shin tenga alguna idea disparatada que nos involucre a esa chica y a mí; y, lo más probable, también, es que sea una sesión de la que no podré escapar.

Maldita sea mi suerte.

Maldita sea mi suerte

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𝐂𝐎𝐋𝐃𝐄𝐑 𝐓𝐇𝐀𝐍 𝐄𝐕𝐄𝐑 ━𝐏𝐉𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora