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Entre Estrellas y Sueños🌻

Siempre había sido una chica dulce y obediente. Desde pequeña, sus padres le habían enseñado a valorar la modestia y a vivir una vida tradicional en su pequeño pueblo. Su rutina era sencilla pero llena de calidez: ayudar en las tareas del hogar, asistir a la escuela, y pasar tiempo con sus amigas en el parque local. Aunque no tenían mucho, Rin siempre se sintió rica en amor y en las pequeñas alegrías cotidianas.

La casa de los Nakamura, una construcción antigua pero bien cuidada, era un reflejo de esa vida. Cada rincón tenía recuerdos y cada mueble contaba una historia. Su madre, una mujer de carácter firme pero cariñoso, se aseguraba de que Rin y sus dos hermanos aprendieran los valores que, según ella, les servirían para enfrentar el futuro.

Sin embargo, el horizonte de Rin estaba a punto de cambiar de manera inesperada. A pocas semanas de terminar el colegio, sus padres la llamaron para una conversación en la sala principal. El ambiente, usualmente tranquilo, estaba cargado de una tensión que Rin no podía entender.

"Rin," comenzó su padre con voz grave, "tu madre y yo hemos tomado una decisión importante para ti."

Rin sintió un nudo en el estómago. Sus padres siempre habían tomado decisiones por ella, pero esta vez había algo diferente en sus miradas.

"Vas a estudiar en el extranjero," continuó su madre, sin rodeos. "Y además, te comprometerás a casarte con el hijo de la familia Watanabe."

La noticia cayó como un balde de agua fría. Rin quedó atónita, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar. ¿Comprometerse? Apenas había terminado la escuela, y sus sueños de estudiar fotografía y explorar el mundo parecían desvanecerse en un instante.

"Pero... ¿por qué deciden mi vida tan pronto?" logró preguntar, su voz temblando.

"Es lo mejor para nuestra familia," respondió su padre con firmeza. "Los Watanabe son una familia respetable y esta unión asegurará nuestro futuro."

Rin sintió las lágrimas brotar. No era solo la sorpresa, sino la sensación de que su vida ya no le pertenecía. Sus padres habían decidido su destino sin siquiera consultarla, y la perspectiva de un matrimonio arreglado con alguien que apenas conocía la aterrorizaba.

Esa noche, mientras yacía en su cama, Rin miraba el techo de su habitación. Las sombras danzaban con la luz de la luna y sus pensamientos se agolpaban, caóticos. Su vida, que hasta ese momento había seguido un camino predecible y seguro, ahora estaba llena de incertidumbre y miedo.

Pero en lo profundo de su corazón, una chispa de determinación comenzó a encenderse. Rin sabía que debía enfrentar este desafío, pero también sabía que no podía dejar que sus sueños se desvanecieran tan fácilmente. De alguna manera, encontraría la forma de reconciliar sus obligaciones con su propio deseo de libertad y realización personal.

Al día siguiente, Rin se levantó con los ojos hinchados y el corazón pesado. Trataba de continuar con su rutina, pero la noticia del compromiso forzado la seguía como una sombra. En la escuela, sus amigas notaron su tristeza, pero Rin se negó a compartir su angustia. No quería preocuparlas ni hacerles sentir pena por ella.

Esa tarde, mientras caminaba de regreso a casa, Rin decidió tomar un atajo por un callejón para llegar más rápido. Estaba sumida en sus pensamientos, sin darse cuenta del peligro que se acercaba. De repente, una figura alta y delgada apareció frente a ella, bloqueando su camino.

Era Sesshomaru, el chico rebelde del colegio. Conocido por su actitud desafiante y problemas constantes con los profesores, Sesshomaru era temido y evitado por la mayoría. Su cabello plateado y sus ojos dorados le daban una apariencia intimidante, y su reputación solo aumentaba ese efecto.