Maya
Cuando descerté la misión de volver a dormirme solté un suspiro sonoro y me levanté de la cama como lo haría un perezoso.
Comienzo a dar vueltas por la pequeña habitación de un lado al otro mientras me refriego los ojos y bostezo.
Algo hay que hacer, ¿no?
Es complicado tener la certeza de algo cuando no tengo idea de que quiero. ¿Planeo quedarme aquí y vivir aquí en algún momento? ¿Quiero un descanso por tiempo indeterminado y después volver a mi vida?
No tengo ni jodida idea.
Vamos bien.
Cuando todas las preguntas tienen un guioncito en vez de una respuesta, se hace difícil buscar un punto por el cual empezar.
Me sonó el celular otra vez, lo ignoré. Perdí la cuenta de cuantas veces me habían llamado mis padres. Lo que menos tenía ganas de hacer era hablar con ellos.
Necesito salir de estas cuatro paredes.
Decidí que lo mejor sería salir de la habitación e ir al baño. Abrí la puerta en silencio, ¿si me encontraba con Logan?
Las probabilidades son muy altas teniendo en cuenta de que vives en su casa.
Asomé la cabeza, así como un espía.
Permite reírme ante la imagen.
Investigue el pasillo para encontrarme con un Logan frente a su computadora, mirándome fijamente.
Mierda.
Parecía que no parpadeaba. Con esa expresión seria hasta parecía un robot.
Suspiró con impaciencia.
—¿Puedo hacerte dos preguntas?
—Umm, no lo sé, ¿puedes? —contesté saliendo de la habitación.
—Primera: ¿estás intentando que no te vea por algo en particular?
Me crucé de brazos, a la defensiva. Ya me sentía lo bastante idiota sin su ayuda.
—No, solo que no me apetecía empezar la mañana con tu mal humor.
—Bien, la segunda: ¿Salir en bragas es apropósito o eres así de distraída?
¿Qué?
Estaba. En. Bragas. Frente. A. Logan.
En mi defensa, yo duermo así y no lo pensé antes de salir al baño.
¿Lo peor? Lo preguntó con el mismo tono con el que decía todo. No se mostró afectado en lo más mínimo.
Yo digo que debe estar más que acostumbrado a ver a mujeres paseandose en bragas por su casa.
Apreté la boca con una expresión de horror y me metí nuevamente dando un portazo para cambiarme.
Cuando volví a salir quería que la tierra me tragara. Y que Logan siguiera con su vida como si nada me ponía nerviosa. Caminé despacio hacia el comedor.
—Por favor, no vuelvas a dar portazos —dijo sin quitar la vista de la pantalla y mientras tecleaba a toda velocidad.
Joder, si debe ser un robot.
—Fue sin querer.
—Seguro.
—¿Estás seguro de que eres humano? Porque si me dices que en realidad eres un tipo muy avanzando de inteligencia artificial todo tendría más sentido.

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Soy contigo
RomanceMaya está perdida y no tiene idea de quien es. Logan había creído encontrarse a sí mismo hace mucho tiempo, hasta que todo ocurrió.