capitulo I

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—capitulo I: "Ojos lilas"—

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capitulo I: "Ojos lilas"

Sus dedos se deslizaron con la suavidad de un susurro sobre el borde de la copa, mientras sus labios se cerraban con firmeza alrededor de la delicada fibra de vidrio. Vació de golpe el contenido carmesí y burbujeante en su garganta, renunciando al placer de saborear su dulzor. El licor ardió en su descenso, dejando una adictiva sensacion burbujeante en su pecho. 

Los suaves cánticos de un coro popular retumbaban en su mente, y sin mucho vacile, alcanzó ágilmente otra copa al paso de un mesero que se deslizaba rapidamente por su lado.

«Necesitaba un cigarro», se repitió maldiciéndose. «A lo mejor dos».

La noche, fresca y liviana, se vestía de misterio bajo el resplandor de candelabros y lámparas ostentosas que derramaban su luz sobre los presentes. Los Eryndoréses y los Valorenses, eternos adversarios, mantenían un desacuerdo constante. La condesa Clarisse, con un desdén tan palpable como el frío de la noche, evitaba al marqués Masaru. La reina Ryoko, con una mirada que cortaba como el acero, mantenía una conversación trivial con el Rey Valorian, simulando amabilidad. No obstante, sus discordias no bastaron para poder eclipsar la grandiosidad y el propósito trascendental del evento.

Dos reinos que en tiempos pasados se enfrentaron en cruel guerra, esa noche de Concilia Celestina, sellarían un nuevo destino al unir en matrimonio a sus hijos más ilustres. 

— ¿Larga noche verdad, Su Alteza? —exhalo una voz cantarina a sus espaldas—. ¿Otra copa? 

— La tercera sera la definitiva. —exclamo Keisuke, aceptando la copa que le brindaba la chica. 

— Mi nombre es-

— Yuzuha III de Valorian. —interrumpio el principe, dandole un sorbo a su copa—. Disculpe, fuimos presentados al comienzo

— Es hábil con rostros y nombres, Su Alteza. —reconocio amablemente—. Entonces, sucesor al trono.

— Así parece ser.

— ¿Ya ha decidido cuál princesa será su esposa? —prosiguio ella, esforzandose por mantener la conversacion.

El principe suspiró, reclinándose contra la mesa del banquete que se extendía a su espalda.

— ¿Es de tu interés el puesto? Aún permanece libre.

— Siendo la menor entre mis hermanas, el destino del reino no me está reservado. —alego la joven con profunda desilusión—. Y permitame Su Alteza, pero ambos sabemos que esta es solo una oferta maquiavélica para detener la guerra y evitar la completa desaparición de nuestros reinos.

Keisuke sonrio de lado, mirandola de soslayo «No era el unico que considera esta ceremonia una necedad»

— Soy la deshonra de mi padre por atreverme a considerar la profecía un capricho aberrante.

El Amante Del Principe | BajiFuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora