Supplémentaire 2

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Regulus creía que estar en una relación era algo bastante fácil.

Era un dar y recibir. Regulus da su atención y viceversa. Le gusta que Alain le hable de temas triviales o que su sola presencia con una taza de té en la mañana sea lo primero que vea. Esas son cosas tan características de una interacción tranquila entre ellos que serán recibidas con mucho cariño, aprecio y tranquilidad en su pecho.

Sin embargo, también se había dado cuenta de lo intenso que puede ser Alain cuando no se ven durante el día.

Todo comenzó un día a mediados del año, cuando Regulus creyó que ya era adecuado hacer algo más interesante que trabajar en una pastelería. Se había propuesto y le había prometido a Alain vivir una vida normal. Regulus se había propuesto vivir una vida normal después de todo el embrollo que es ser un ex mortífago. Según sus contactos, todo el mundo mágico estaba tratando de reconstruirse y solo le quedaba a Regulus hacer lo mismo.

Entonces, pensó en lo que había dicho en una ocasión sobre ser docente de literatura. En Hogwarts había leído miles de libros, su fuerte siempre han sido pociones y encantamientos, pero nunca la belleza de las palabras y los significados. Nathan lo introdujo a novelas muggles, pero fue Alain quien hizo que entendiera aquellos significados.

Leer un libro como un mago que piensa como uno es muy distinto a ya estar años rodeado y viviendo como un muggle. Los muggles tienen problemas distintos a los magos y su filosofía de vida se basa en otras cosas, junto con sus prioridades y deseos.

Aprendió mucho y puede decir que se fascinó con ello, más por la curiosidad y el aburrimiento. Él está muerto para todo el mundo mágico. Para ellos, solo existe un heredero Black, el traidor que también huyó. No hay nada a lo que aferrarse y Regulus tampoco lo hará.

Por ende, decidió ingresar a una universidad muggle y estudiar algo relacionado con la docencia. Pero nadie le había dicho lo complicado que era eso.

La adaptación fue un desafío desde el principio. Regulus se encontró con un sistema educativo completamente diferente al que había conocido en Hogwarts. Mientras que él aprendió a usar encantamientos, ahí utilizaban matemáticas a diestra y siniestra. Además, él no cursó primaria, ni secundaria, entonces el proceso del papeleo siempre será un dolor de cabeza.

Los ensayos, los exámenes, las conferencias y las interminables lecturas académicas lo abrumaron al principio. No había hechizos para ayudarle a recordar fechas importantes o para terminar sus trabajos a tiempo. Todo dependía de su esfuerzo y dedicación. Regulus ya estaba acostumbrado a ello, siempre lo ligaba a los trabajos extensivos del profesor Binns o las explicaciones de Slughorn.

Lo bueno es que ese nuevo ambiente ayudó a Regulus acercarse más a Alain. Todas las noches, después de que Regulus terminaba sus clases y sus tareas, se sentaban juntos en el pequeño estudio de su casa y Alain le explicaba conceptos que no entendía, lo ayudaba a organizar sus ideas para los ensayos y le ofrecía palabras de ánimo cuando se sentía más irritado de lo normal.

Ese es un lado de la moneda, el otro es un poco más complejo.

Regulus también descubrió una nueva pasión en la literatura. Los libros se convirtieron en su refugio, un lugar donde podía perderse y encontrar respuestas a preguntas que ni siquiera sabía que tenía. Las historias de amor, tragedia y triunfo que leía le dieron una nueva perspectiva sobre la vida y su propia existencia.

Sin embargo, la universidad también trajo consigo nuevos desafíos en su relación con Alain. Los horarios conflictivos, las largas noches de estudio y el estrés comenzaron a afectar su tiempo juntos. Alain entendía, pero eso no hacía que fuera más fácil. Había momentos en los que se sentía distante, como si hubiera una barrera invisible entre ellos.

Douceur Sucrée | Regulus BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora