"Pídeme lo que quieras y lo tendrás, no importa lo que sea o incluso si tengo que sacrificar una parte de mi alma para conseguirlo. Yo soy tuyo de todas formas, mi alma entera y mi ser te pertenecen, solo ámame hasta la eternidad"
La vida en definit...
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Las decisiones pueden tener grandes consecuencias, por eso siempre nos dicen que ninguna debe ser tomada a la ligera. Un simple "acepto" puede cambiar nuestra vida para siempre al igual que el miedo a tomar riesgos puede obstruir nuestras oportunidades, nublando nuestro éxito de manera catastrófica, pero ¿Cuánto peso pueden tener en alguien las desiciones que tomó cuando solo tenía 16 años? En un mundo perfecto seguramente una equivocaron a esa edad no tendría consecuencia alguna más allá de un regaño ocasional o un mal momento, tristemente para algunas personas las desiciones que habían tomado eran demasiado precipitadas, demasiado radicales y serían decisiones que los embarcarían hacia un duro y trágico destino.
- Estúpido...
Retorció la varita en sus manos ¿Cuántas veces había hecho antes ese tonto truco de magia? No era complicado, era lo básico, lo que cualquier mago debía saber y él parecía haberlo olvidado por completo. Transformar animales en copas de cristal no era nada del otro mundo, era algo en lo que se creía experto ¿Por qué entonces ahora parecía tan inútil para volver a hacerlo?
Regulus intentaba culpar a la falta de práctica por su fracaso, después de todo el joven mago no espero tener que volver a realizar los hechizos que había conjurado tantas veces en el primer año pero que en esta fase de su vida estudiantil eran casi inútiles y sin embargo ahí estaba él, repitiendo las bases de su formación mágica y todo para poder servir como un buen tutor.
"El tutor de una inmunda sangre sucia"
Suspiró, definitivamente de nada serviría seguir intentando con la transformación por hoy así que demasiado frustrado y con un corto movimiento de varita convirtió el pequeño alhajero que descansaba en su mesita de noche en el majestuoso búho que había sido de su propiedad durante casi 7 años.
-Disculpa Serphens.- Comenzó, muy poco seguro de que el búho quien le miraba con desaprobación desde un rincón realmente le entendiera.- No han sido días fáciles.
Abrió la ventana de su habitación permitiendo así que el ave emprendiera el vuelo, no sin antes darle una pequeña golosina como compensación, una vez que el búho se marchó y él quedó en la completa soledad de su habitación dejó caer su peso en la enorme cama de dosel, respirando a conciencia en un vano intento de eliminar cualquier rastro de emoción negativa en su ser.
Días malos era definitivamente la forma en la que se definía todo lo que le había ocurrido durante la última semana, días horribles si le preguntasen directamente a él. Había obtenido su primer "Suficiente" en encantamientos, una materia donde la nota mínima para él siempre había sido un "Sobresaliente", los entrenamientos de quidditch tampoco habían sido lo mejor de su semana, había caído de su escoba en más de una ocasión al intentar tomar la snitch en el aire y su sueños, bueno, esos si que habían sido más tranquilos de lo que eran con frecuencia. En esta ocasión sus sueños se empeñaba en traerle recuerdos del pasado como siempre lo hacían, sin embargo no eran recuerdos tan distantes, no eran parajes lejanos de su niñez, no eran los gritos de su madre o la indiferencia de su padre, no, esta vez la principal actriz de sus sueños era la preciosa pelirroja que se había encargado de desestabilizarlo durante la última semana, la misma pelirroja que ahora se paseaba del brazo del mismísimo Sirius Black.
