Capítulo 30

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SAKURA

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SAKURA

La Navidad ya estaba a la esquina. La primera Navidad para Ryosuke y Sarada. La primera Navidad como parte del clan Uchiha. Después de desearle a Takeshi una feliz Navidad y no escuchar nada a cambio, bajé las escaleras con Ryosuke y Sarada. Sasuke ya estaba en la sala de estar con sus hermanos, discutiendo sus planes para futuras carreras. Después del ataque de la Organización, las medidas de seguridad tendrían que ser duplicadas. Se suponía que ayudaría a Izumi en la cocina, pero todavía tenía que averiguar qué hacer con los niños.

Sasuke levantó la vista cuando entré. Como de costumbre, su expresión se paralizó cuando me vio con nuestros gemelos, casi como si todavía le costara mucho confiar en sus ojos.

—¿Puedes vigilarlos? —pregunté mientras me dirigía hacia ellos.

Itachi se sentaba junto a Sasuke. Shisui e Izuna estaban en el sofá frente a ellos.

—¿Te encargas de Ryosuke? —le pregunté a Itachi, quien se levantó de inmediato y me quitó a mi hijo. A Ryosuke no le importó, demasiado fascinado por los tatuajes en los brazos de Itachi. 

Me acerqué a Sasuke. Sarada se aferraba a mí, todavía tímida alrededor otros. Sasuke me dio una mirada inquisitiva. Aún no había cargado a su hija. La única persona, excepto yo que no hacía llorar a Sarada, era Izumi.

Acarició su masa de cabello negro suavemente y luego le pasó la mano por la espalda. Su voz fue baja y suave cuando le habló.

—Sarada, mia cara.

Mi corazón pareció saltarse un latido. Era la primera vez que escuchaba a Sasuke hablar en italiano. Mi familia y yo solo hablábamos italiano cuando estábamos rodeados de forasteros, y sabía que muchas familias lo manejaban de la misma manera. La desenredé con cuidado de mi cuello y se la di a Sasuke. Sus grandes ojos oscuros parpadearon hacia él, y su rostro comenzó a retorcerse. Sasuke la meció suavemente en el hueco de su brazo, después bajó la cara y besó la parte superior de su cabeza. Ella dejó escapar un grito vacilante, como si no estuviera segura de querer llorar o no. Le di su sonajero favorito, y él se lo mostró. Ella lo alcanzó, sus ojos iluminándose, y él la ayudó a sacudirlo. Di un paso atrás y luego otro a medida que Sasuke la mecía. Sasuke se hundió, todavía meciéndose y susurrando palabras de consuelo.

La expresión de Sarada dejó claro que todavía no estaba convencida, pero que no estuviera llorando era una buena señal. Izuna y Shisui parecían estar teniendo un derrame cerebral. Lo entiendo. Sasuke era uno de los hombres más temidos del país, y aquí estaba acunando a su bebé en sus brazos, paciente y cuidadoso. Itachi estaba meciendo a Ryosuke en su muslo, y mi hijo soltaba gritos encantados.

Orgullo Retorcido (𝐒𝐚𝐬𝐮𝐒𝐚𝐤𝐮)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora