Capítulo 8 ~ Peces de Loto

3 0 0
                                    


     Al finalizar el rezo, y unos minutos de silencio por los fallecidos, el gobernador se retiró junto a sus guardias. Las personas desoladas empezaron a retirarse. Jake corrió hasta la familia de Bianca y tomando el hombro de Dominic le pedí que se llevara a Kreka hasta que podamos regresarla a casa. A los veinte minutos me encontré con Damon al límite de los asientos del distrito norte para ir junto a Alioth. Caminamos al borde de la baranda que limita el espacio entre el escenario y los asientos; bajamos los escalones en dirección a la puerta detrás del escenario y entramos a la segunda zona del templo.

     La zona de Resguardo.

     Era un lugar muy alto y revestido de madera, con vitrales en la superficie del techo el cual, a diferencia de la estructura puntiaguda del escenario acá todo estaba con columnas cóncavas dándole una ilusión de esfera a cada estructura, a cada columna, las cuales estaban llenas de bibliotecas y repisas con diferentes objetos y reliquias tan viejas que la fragilidad se notaba. Junto a cada pasillo lleno de libros se apreciaba un escritorio de madera oscuro de seis plazas con un par de lámparas de sombrero verde. Muchas personas uniformadas de blanco con líneas celestes y símbolos de estrellas y cruces doradas se movían por el lugar, iban de un lado a otro cargando libros, objetos y cajas de distintos tamaños y colores.

     Caminar entre libros, tesoros y la cofradía, me hacían sentir un inquilino no invitado, un fantasma, un demonio rojo desplazándose entre un río con peces blancos. Damon observaba el lugar al caminar, sus ojos marrones buscaban los míos para examinarme en conjunto al lugar, me sonreía tranquilo pues, con sus tonos dorados no parecía desentonar.

     Me hundí de hombros.

—¿A dónde creen que van? —preguntó el sacerdote. Aquel hombre alto de ojos azules nos miraba con mucha seriedad, estaba cruzado de brazos y no le hacía gracia vernos dentro del templo— Están lejos del camino a su casa.

—Señor White, tiempo sin verlo —Damon sonreía tranquilo con ambas manos en los bolsillos de su pantalón morado— ¿Cómo ha estado?

—¿Podemos conversar con Alioth?

     Volteo a verme apenas abrí la boca, sus ojos azules me advertían de algo con mucha intensidad, no soporte su mirada así que preferí ver la estantería detrás, tenía muchos títulos sobre alabanzas.

—Ustedes tienen algo que ver con esos niños, ¿cierto?

—Tal vez —dije tajante, él entornó sus cejas con reproche y en reflejo me crucé de brazos, dos pueden con esta competencia de "autoridad"— ¿Podemos verlo o no?

—Le sugiero, joven Schwartz que sea paciente, estamos debatiendo la suerte de esos niños y, si están involucrados con ustedes, recen por no ser delatados.

     Soltó sus brazos negando con la mirada, ¿Por qué los adultos hacen un drama en lugar de ir directo al tema?

—No dejarán que los asesinen, ¿cierto Fulker? —Damon se acercó a él y era casi de su altura, Fulker suspiro irritado, pero sorprendentemente su voz seguía sonando pacífica.

—Síganme, y no toque nada joven Fageström.

     Damon elevo sus manos enseñándolas mientras reía divertido, lo seguimos por el resto de la biblioteca pasando por los muebles de tonos azulados que corresponden al área de lectura. Luego de ello estaba el enrejado con forma de arco que delimita las habitaciones de los ayudantes y aprendices, una vez nos tuvimos que quedar por esta zona Jake y yo hace muchos años, pero el lugar se veía exactamente igual. Múltiples lámparas verdes iluminaban el pasillo de un tono naranja contrarrestando con el tono terracota de las paredes.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 26 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Tiranía en una BurbujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora