capíulo 39

103 10 1
                                    

Regina fue lanzada a la celda, pasando semanas en ella con poca agua y comida, que a veces se la tiraban al suelo, regando todo. Dormía poco.

Ella odiaba a David, quien venía a decir que había planeado su escape. Eso la enojaba. En realidad, estaba enojada con todos. No entendía por qué los diablos no habían puesto fin a todo esto, solo quería descansar de todo. Ni siquiera quería ser reina, ni casarse o reinar después de la muerte de su esposo. Ella solo quería acabar con todo… Ella acabaría con todos, sin piedad, sin contemplaciones. Todos ellos terminarían recibiendo lo suyo. Eso la mantuvo cuerda todo ese tiempo que estuvo de vuelta en la celda.

Llegaron sin decir nada, la tomaron de los brazos y la arrastraron hacia el salón del trono. Al entrar, el lugar no estaba vacío. Blancanieves se encontraba en el trono mientras su pastor encantador estaba frente a ella. Detrás de él había más prisioneros, estaban de espaldas a ella, así que no veía sus rostros hasta que estuvo frente a todos. Sus ojos se abrieron cuando uno de los prisioneros era Marcus, estaba esposado y algo golpeado. David la miraba igual de asombrado.

"Regina," susurró.

"Bien, veo que el rey ha vuelto. Sea bienvenido y debo decir, a tiempo para que todo esto acabe rápido."

David, aún mirando a la mujer que era arrastrada hacia el medio de la sala, centró su atención en su esposa. "¿A qué te refieres?"

Blancanieves lo miró desde el trono. "La ejecución de los traidores, por supuesto. De todos ellos."

David quedó sin palabras ante su esposa mientras Regina y los demás miraban a ambos. Todo era silencio hasta que una fuerte risa se escuchó. Regina reía, era una risa que incomodaba a todos en la sala. Era maniática, histérica, recordaba a la reina malvada.

David se giró para mirar a Regina, sus ojos reflejaban una mezcla de confusión y preocupación. Regina, aún riendo, levantó la mirada hacia Blancanieves.

"¿Realmente crees que ejecutar a todos estos 'traidores' resolverá algo?" dijo Regina, con una sonrisa torcida. "¿Crees que eso traerá paz a tu reino?"

Blancanieves se levantó del trono, con una expresión severa en su rostro. "Regina, tu tiempo de jugar con la vida de los demás ha terminado. Ahora, enfrentarás las consecuencias de tus acciones."

-acciones?- su rastro reflejaba burla hacia la mujer frente a ella,-- castigo? no se supone que estar en este castillo no ha sido suficiente- se rio- ahora porque me acusas?

-blanca nieves esto no es necesario si pudiera hablar contigo…

-estaba planeando un escape david, todos estos que están aquí eran aliados y antiguos guardias del castillo oscuro!¿quieres perdonarlos y dejarlos libres? ¿qué sugieres que hagamos, David? ¿Dejar que sigan intentando destruirnos?

David respiró hondo, mirando a los prisioneros y luego a Regina. "Debemos encontrar una manera de romper este ciclo. Tal vez haya otra forma, una en la que podamos encontrar la paz sin más derramamiento de sangre."

Regina observó la interacción, sus ojos brillando con una mezcla de curiosidad y desdén. "Qué conmovedor, David.

"Pero dime, ¿cómo piensas lograr eso? ¿Con palabras amables y promesas vacías? ¿Cómo cambiarás algo que tu familia siempre ha hecho?"

"¡Calla, prisionera, es a tu rey a quien te diriges!" gritó un guardia.

David levantó la mano, pidiendo calma. "Quizás tengas razón, Regina. Seguiré los ejemplos de mi familia y, como mi benevolente padre, veremos otros recursos para darle una lección."

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 26 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

A Second chance.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora