Elisa.
No podía explicar cómo se sintió luego de que su jefe la llevó a casa. Dos días habían transcurrido desde aquella noche en donde lo vio y donde, además, se enteró que su hermana todavía seguía con Hayden. A pesar de todo, algo en el fondo de ella se esperaba esto. ¿Haría algo? Por supuesto que no, su hermana y su ex prometido eran tal para cual.
Dos ratas traicioneras, sucias, inmundas.
Se merecían mutuamente. No se iba a preocupar por ellos, la pila de documentos sobre su escritorio por revisar le dolía más.
Pero para su sorpresa su jefe se encontraba en su oficina en compañía de un hombre rubio que parecía de su misma edad, riendo y conversando. Notó la comodidad en su rostro, la manera en que se reía y como sus ojos desaparecían un poco al hacerlo. Era la primera que lo veía reír y sonreír de esa manera.
Tenía que decir que se veía muy hermoso.
Luego de un rato, vio a aquel rubio salir de la oficina de su jefe y en vez de dirigirse directamente hacia el ascensor, fue hacia donde ella se encontraba. Oh bueno.
—Elisa, ¿Cierto?—sus oídos escucharon una voz masculina pero serena. Alzó su mirada marrón hacia encontrarse con la azul del desconocido. Era guapo, tenía que admitirlo. Incluso podía decir que le recordaba un poco a Hayden y a Alex con su cabellera rubia.
—Así es señor—respondió siendo profesional, después de todo el hombre era amigo de su jefe.
—Oh no, no me llames señor. Soy Clyde Stark, es un placer—dijo extendiendo una tarjeta de presentación hacia la mujer.
Elisa la tomó entre sus dedos con cuidado y sonrió levemente.
—Un gusto, Clyde.
—Soy el mejor amigo de Xander. Espero que no sea muy malo contigo.
—Para nada—exclama ella—Xander es un increíble jefe.
No quería pensar que estaba loca, pero podía jurar que sentía una mirada sobre ella. Miró por el rabillo del ojo notando la mirada intensa de su jefe desde su oficina. Tragó saliva e intentó actuar normal, pero es que el hombre no se notaba feliz. Pero si hace un momento se estaba riendo, ¿Qué le sucedía ahora?
—Me alegra escuchar eso. Bueno, Elisa, no quiero quitarte más tiempo. Se nota que estás ocupada, nos vemos.
—Nos vemos—respondió y finalmente pudo respirar tranquila cuando vio a Clyde subir al ascensor. En ese mismo instante el aparato de intercomunicación de su escritorio se encendió.
—Señorita Mendoza, a mi oficina, ahora—la voz gruesa y podía decir que un poco molesta de su jefe la azotó como un auto y de inmediato se puso de pie intentando ignorar el temblor en sus piernas.
Ajustó el vestido azul de satén a su cintura y entró con pasos meticulosos a la lujosa oficina. Un pequeño nudo de nerviosismo le recorría el estómago cada vez que tenía que interactuar con él en un contexto que no fuera estrictamente profesional. Aunque la razón del llamado parecía trivial, no podía evitar sentir una ligera tensión en el aire.
Tocó levemente la puerta por si las dudas.
—¿Puedo entrar, Xander?
—Sí, adelante.
Elisa abrió la puerta y entró en la oficina. Xander estaba sentado en su elegante escritorio, revisando unos documentos. Al levantar la vista, su mirada se encontró con la de ella, y su rostro se iluminó con una sonrisa profesional que, aunque contenida, tenía un matiz de algo más.
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Cayendo ante el jefe [Matt Smith].
RomansaElisa Mendoza pensó que tenía la vida resuelta. Unos padres que la adoraban, una hermana que era su confidente y un novio atento y su jefe en el trabajo. Pero su burbuja se explota al descubrir el engaño sufrido por parte de su hermana Amelia y su p...