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Lonely God—Marlboro night

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Lonely God—Marlboro night.
Two Feet—Tell me the truth.

Elisa.
Acababan de aterrizar en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, listos para un viaje de negocios que prometía ser emocionante. Al salir del aeropuerto, el calor y el bullicio de la ciudad los recibieron con los brazos abiertos.

—¡Ay, madre! Este calor me va a derretir el maquillaje—dijo, agitando su mano frente a su cara. Algo que no extrañaba de su dulce México era el calor. Joder, sentía que se convertiría en carnita asada.

Xander río a su lado, sin entender lo que decía, pero por el movimiento de su mano podía darse una idea.

—Tranquila, vamos a llegar al hotel en cuestión de minutos y ahí tendrás tu aire acondicionado—respondió, mientras cargaba las maletas hacia el auto que los esperaba.

Subieron al vehículo y se pusieron en camino hacia el hotel. El tráfico era un caos fascinante, con coches, bicicletas y peatones compitiendo por cada centímetro de espacio. Xander y Elisa observaban todo con diferentes expresiones. El hombre sorprendido por el caos, y ella con cansancio y un poco de nostalgia.

Sin embargo, mientras avanzaban por una calle más estrecha, el auto se detuvo bruscamente. Dos hombres se acercaron rápidamente, uno de ellos golpeando la ventana del conductor con una pistola.

—¡Bájense, cabrones! —gritó uno de los asaltantes—. ¡Órale, rápido!

Elisa y Xander intercambiaron una mirada de pánico, pero también de determinación. Salieron del auto con las manos en alto, mientras los asaltantes se acercaban a revisar sus pertenencias.

—Tranquilos, no queremos problemas
—ella respondió, tratando de mantener la voz firme.

Uno de los asaltantes se acercó a Xander, arrancándole el reloj de la muñeca y revisando sus bolsillos. Mientras tanto, el otro revisaba el bolso de Elisa.

—¡A ver qué traen aquí! —gruñó, sacando sus pertenencias una por una.
La mujer sintió una oleada de adrenalina. No podía permitir que esos tipos se llevaran todo.

Miró a su jefe, quien asintió levemente, entendiendo lo que estaba pensando. Lo que estaba proponiendo era loco, muy loco.

—¡Oye, eso es mío!—gritó, dando un manotazo al asaltante que sostenía su bolso. Su bolsa Gucci no iba a ser arrancada de sus manos tan fácil, claro que no.

¡Con lo cara que le había salido!

El manotazo sorprendió al asaltante, quien soltó el bolso. Elisa aprovechó la distracción para lanzar una patada al otro asaltante, quien estaba demasiado ocupado revisando sus bolsillos para anticiparse al ataque.

—¡¿Qué chingados?!—gritó el ladrón,  tambaleándose hacia atrás.
La pelea se desató en un caos de golpes y gritos.

Xander, quien sabía pelear, rápidamente tomó una postura defensiva y lanzó un golpe directo al asaltante que lo había atacado. El puñetazo conectó con precisión, enviando al hombre al suelo. A pesar de estar defendiéndose, Elisa no pudo evitar mirar de reojo a Xander, no pensó que con lo elegante que se veía supiera pelear.

Cayendo ante el jefe [Matt Smith].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora