✨uno✨

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Mingyu

El tic tac del segundero del reloj parecía hacerse más fuerte mientras lo miraba fijamente. En unos minutos, me reuniría con mi padre para recibir el ultimátum que llevaba años gestándose.

Él iba a recordarme, por enésima vez, que mis días de libertad y soltería tenían que terminar. Mi padre quería pasarme el relevo, convertirme en el líder de la familia porque su salud estaba deteriorándose y quería jubilarse.

Por desgracia, no fue tan sencillo como un apretón de manos y un anuncio oficial.

Para reclamar mi derecho de nacimiento al que esencialmente era el trono de nuestra familia, tenía que casarme.

Y de ninguna manera estaba dispuesto a hacerlo. No necesitaba una esposa o un omega atado a mi lado para dirigir el negocio familiar. Era una idea anticuada que sería lo primero en desaparecer una vez que tomara el mando. Hasta entonces, suponía que tenía que seguir el juego.

Según mi familia, veintinueve años era demasiado tarde para pensar en el matrimonio. Pero yo sentía que me quedaban otros diez o veinte años antes de considerar la posibilidad de sentar cabeza. Al menos, así quería que fuera.

Llamaron a la puerta y entonces Vernon, mi hermano pequeño, la abrió y se asomó. —¿Ya estás listo?

Suspiré y me volví hacia la ventana. —No. No sé por qué sigue haciendo esto. Ya hemos tenido esta conversación antes, y no es que haya cambiado de opinión.

Vernon se rio y se permitió entrar. —Apesta ser tú, hermano. Él tampoco ha cambiado de opinión. Pero sabías que esto iba a pasar. Has tenido mucho tiempo para divertirte, y estar casado no significa que tengas que dejarlo todo. Sólo significa que tienes que ser un poco más discreto. O no. Hoy en día, ¿a quién le importa?

Sacudí la cabeza y me obligué a relajar mi mandíbula. Los dientes me rechinaban, provocando un dolor de cabeza. —Entonces, ¿qué sentido tiene? Si en realidad no quiero a alguien, casarme con esa persona sólo por las apariencias es estúpido. Es una pérdida de tiempo, y es otra persona a la que preocuparse de proteger.

—Estúpido o no, papá es de la vieja escuela. No va a ceder en esto. Si no eliges a alguien, él elegirá a alguien por ti. Créeme cuando te digo que no quieres que haga eso.

Me di la vuelta y miré a mi hermano. Éramos casi de la misma estatura; todos los hombres de mi familia medían más de metro ochenta. Todos los hijos de mi padre eran alfas, salvo un omega. —Y qué lo digas. Si él quiere jugar así, entonces elegiré a alguien a quien él odie. Encontraré a alguien que él no considere adecuado.

Vernon se rio. —Sí, sólo tú te casarías con alguien a quien odias sólo para cabrear a papá.

Me encogí de hombros. —Él me está cabreando a mí. ¿Qué pretende?

Vernon miró su reloj e hizo un gesto con la cabeza hacia la puerta. — Él esperaba ver tu culo allí hace diez minutos. Vámonos. No estoy dispuesto a sufrir su ira sólo porque te comportas como un idiota.

No intenté inventar más excusas. Esto tenía que pasar, y necesitábamos encontrar una resolución de una manera u otra. Hacer esperar a Kim Taeyang no era algo que debiera tomarse a la ligera. Más de una persona había sido asesinada o mutilada por esa misma ofensa.

Cuando Vernon salió de mi habitación, yo estaba justo detrás de él, dispuesto a enfrentarme a lo que viniera a por mí.

Mi padre estaba en su despacho, reunido con los demás tíos. No todos eran mis tíos de sangre, pero todos eran líderes de la familia que mi padre había dirigido durante décadas. Nuestros negocios eran poco legales. Nos hicieron ganar mucho dinero y aún más enemigos.

Por alguna razón descabellada, todos querían que me hiciera cargo, pero antes tenía que casarme.

Por supuesto, llevaba toda la vida entrenándome para este puesto, y como uno de los luchadores más fuertes y uno de los pocos con un título en negocios, tenía sentido que me hiciera cargo lo más pronto posible. Ya había empezado a encargarme de algunos de los negocios que solía llevar mi padre. Él cada vez se apartaba más, pero a la hora de la verdad, su palabra era ley hasta el día en que él dijera que la mía lo era.

Y yo estaba de acuerdo con eso.

Si no tuvieran la estúpida cláusula matrimonial, todo sería perfecto.

Vernon y yo nos colocamos uno a cada lado de Joshua, nuestro hermano del medio. Cuando estuvimos todos reunidos, mi padre dejó por fin de charlar con los demás y me miró directamente.

—Mingyu, Vernon. —Juntó sus manos sobre el escritorio y nos miró a cada uno de nosotros—. Gracias por venir. Más vale tarde que nunca, ¿verdad?

De pequeño aprendí a no responder a ese tipo de preguntas retóricas. Él nos humillaba sin ser directo. Ese era su estilo, así que todos nos quedamos callados hasta que él realmente nos pidiera que habláramos.

—Hijo, se acabó tu tiempo. —Me miraba directamente a mí, y pude sentir cómo mis hermanos se apartaban para que no quedara ninguna duda de quién estaba en la cuerda floja. Era yo. Siempre era yo.

Aun así, me quedé callado. Mantuve los hombros relajados y la mirada fija. No iba a acobardarme bajo su mirada.

—Planearemos tu boda para finales del mes que viene. Si no tienes un nombre para mí ahora, te proporcionaré uno.

—¿Ahora? —¿Qué demonios? Sabía que me estaba quedando sin tiempo, pero ¿seis semanas? Eso era una locura—. ¿Qué tal a finales de año? Estaré listo para entonces.

—Ya lo has dicho antes, Min. No podemos seguir esperando a que te organices. ¿Quién va a ser?

—¿A quién tienes en mente? —Quizá era mejor dejarle elegir a alguien y acabar de una vez.

Mi padre sonrió de una manera que yo rara vez presenciaba. Normalmente reservaba esa mirada para cuando estaba a punto de meterle una bala a alguien en la cabeza.

Cosa que me hizo darme cuenta de lo que estaba haciendo. —Espera, tengo a alguien.

Todas las cabezas se volvieron hacia mí, sorprendidos por mi declaración.

Nadie estaba más sorprendido que yo. No tenía ni idea de lo que estaba diciendo, pero no podía echarme atrás ahora. —No estaba preparado para decírselo a nadie porque aún no lo hemos hecho oficial. Pero... —Me devané los sesos tratando de inventar una historia que tuviera un mínimo de sentido. No se me ocurrió gran cosa—. Me declararé oficialmente este fin de semana. Después de la gala. Y lo anunciaremos la semana que viene.

Mi padre asintió como si le pareciera bien mi plan, pero pude ver la desconfianza en sus ojos. Él no me creía. Lo que casi me hizo sonreír porque él era lo bastante listo como para saber cuándo yo estaba mintiendo. —Excelente. Estamos deseando que llegue el anuncio del compromiso el lunes.

Me aclaré la garganta inconscientemente y cambié el peso de un pie a otro. —Serás el primero en saberlo, padre.

Ahora sólo tenía que encontrar pareja y conseguir que aceptara casarse conmigo... en cuatro días.

No había ningún problema. Podía hacerlo. Pero iba a ser como le dije a Vernon. Encontraría al omega más inapropiado del estado.

Mi padre se arrepentiría del día en que decidió forzar mi matrimonio.

❤️

jefe | mwDonde viven las historias. Descúbrelo ahora