Pulseras rojas

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Completamente empapada y apenada, Claudia se levantó rápidamente y empezó a sacudirse la ropa.

—¿E-estás bien?—dijo Jesús con expresión confundida.

—¡Pero Claudia!, ¿te lastimaste?, ¿estás bien?—preguntó Xóchitl rápida e enérgicamente

Claudia, por otro lado, estaba tan apenada que no pudo pronunciar palabra, solo asintió con la cabeza.
Jesús, se retiró su saco que llevaba en ese momento y lo colocó al rededor de los hombros de Claudia.

Xóchitl sonrió y se alejó ante el gesto de Jesús. Claudia elevó la mirada mientras sostenía el saco de Jesús con sus manos al rededor, y observó como Xóchitl se retiraba, en su expresión había vergüenza combinada con algo de melancolía.

—Creo, creo que me quiero ir, Jesús...—dijo Claudia aún apenada por el suceso.

—Mmm...lo lamento Claudia pero mis amigos y yo habíamos planeado organizar una reunión en casa de Rubén, beberemos algo y todos los trucos, yo- no podría llevarte—dijo Jesús algo apenado pero con decisión.

Xóchitl observó a lo lejos como Claudia conversaba con Jesús y no parecía muy feliz, confundida, vio como Claudia intentaba dejar la embarcación y no dudó en seguirla.

—Ey, ¿a dónde vas?—dijo Xóchitl tocándole el hombro a Claudia y con un tono confuso.

—Ah pues, quisiera cambiarme, además, creo que ya tuve suficiente por hoy—dijo Claudia con su mano en la cabeza frotándose el cabello.

—Hmmm, ya veo...¿te gustaría que te acompañe?, total, creo que estos vatos van a agarrar el pedo en casa de mi novio—dijo Xóchitl mientras en su rostro había una sonrisa.

—Ahh, si, está bien, si quieres si— dijo Claudia titubeando y riendo un poco.

Xóchitl rió y asintió. Caminaron hasta alejarse un par de metros del lugar donde se encontraban las embarcaciones, aún más adelante, se encontraron con un puesto de artesanías y manualidades.

—Mira nomás, están lindas, ¿no?—dijo Xóchitl deteniéndose en el puesto y apuntando hacia unas pulseras.

—Ah, si...pero la verdad es que no soy mucho de usar pulseras o cosas así—dijo Claudia frotándose el ante brazo.

—Ah si, me doy cuenta—dijo Xóchitl mirándole las muñecas a Claudia y soltando una pequeña risa.

—Deme esas, por favor—indicó Xóchitl a la señora que se encontraba atendiendo el puesto.

—Ten, póntelas—Xóchitl le dijo a Claudia extendiendo su mano a Claudia con una pulseras tejidas color rojo con algunas cuentitas doradas incrustadas.

—No Xóchitl, no te hubieses molestado, te digo que casi no uso pulseras, ni bisutería en general—dijo Claudia señalándole los lóbulos de sus orejas y cuello.

—Claudia...déjame ser amable contigo un poquito, ¿va?, soy muy perseverante y no aceptaré un 'no' como respuesta...después de todo, seremos casi como hermanas, ¿o no?—dijo Xóchitl sonriendo cálidamente y guiñándole el ojo jugueteando, aún con la mano extendida.

—No sé si después de esta salida Jesús va a volver a invitarme pero, ta bien, gracias—dijo Claudia entre tímidas risas y colocándose las pulseras a la vez.

—Claudia, a cualquiera nos pudo haber pasado. Te quedan muy lindas las pulseras, ¿te gustan?—preguntó Xóchitl con la cálida sonrisa que la caracterizaba.

—Si, me gustan, muchas gracias de nuevo. El color rojo es de mis favoritos—admitió Claudia sonriendo tímidamente.

—¿De veras?, vaya, pues que coincidencia. Me alegro que te gusten, y ya deja de agradecer,¡ombre!—dijo Xóchitl riendo.

Después de la breve parada en aquel puesto, se dirigieron a la estación de buses más cercana y tomaron el primer camión que se dirigía a Tlalpan. En el camino, Xóchitl intentaba romper la tensión que las separaba.

—Ejem...¿tú que estudias?—preguntó Xóchitl mientras frotaba sus muslos.

—Ah, yo estudio física en la UNAM, creí que Jesús lo había mencionado—dijo Claudia

—Ah, tienes razón, creo que lo olvidé por un momento—sonrió Xóchitl incómoda y desviando la mirada hacia otro lugar donde no estuviese Claudia.

—¿Qué hay de ti?—cuestionó Claudia.

—¿Ah?...yo, yo estudio ingeniería computacional, también en la UNAM, ta' cañón la verdad—dijo Xóchitl riendo aún con una pizca de nerviosísimo.

—Me imagino—dijo Claudia cortante.

—Dime la verdad, ¿no te caigo mal?, no tienes que fingir que te agrado, si quieres bajo antes y ya yo me agarro el camión que va para Miguel Hidalgo—dijo Xóchitl algo tensa por el silencio y actitud de Claudia.

—Xóchitl—dijo mientras colocaba su mano en el hombro de Xóchitl casi como reflejo—ya te dije que si, es solo que no suelo socializar mucho y me cuesta hacerlo aunque quiera, pero no tiene nada que ver contigo—concluyó con una cálida sonrisa.

Xóchitl se extrañó por el contacto físico de Claudia, además, que de alguna forma, este había logrado que su vello se erizara súbitamente, por lo que solo asintió y le devolvió la sonrisa, aunque esta, mezclada con algo de timidez. A lo largo del trayecto, Claudia se encontraba mirando por la ventana, y aunque no era tanta la distancia, de alguna manera Xóchitl se había quedado dormida.

Claudia lo notó rápidamente, ya que el cuello y cabeza de Xóchitl se habían reclinado hacia su hombro. Claudia sintió como sus latidos se aceleraron ante el repentino contacto de Xóchitl, aunque fuera inconsciente. Finalmente llegaron a Tlalpan.

—Xóchitl, Xóchitl, ya llegamos, despiértate, ándale—repetía Claudia mientras sacudía a Xóchitl.

—¿Eh?, ¿quién?, ¿cómo?—cuestionaba Xóchitl adormilada aún.

—Te digo que ya llegamos—repitió Claudia mientras reía al observar a Xóchitl con baba en la comisura de sus labios—tienes algo ahí—le dijo a Xóchitl apuntándole.

—¿Dónde o qué?—cuestionó Xóchitl.
—Acá—dijo Claudia mientras acercó su dedo pulgar hacia la comisura del labio de Xóchitl ayudándole a limpiarle.

Sus miradas de cruzaron en ese momento, parecía que el tiempo se había detenido, aunque Xóchitl al sentir la tensión retrocedió un paso y agradeció nerviosa.

-Ah...estem—dijo entre risas nerviosas—bueno creo que ya aquí nos despedimos,¿verdad?—cuestionó riendo aún nerviosa mientras se acomodaba el cabello tras las orejas y bajando la mirada.

Claudia algo desconcertada por el repentino cambio de actitud de Xóchitl, respondió.

—Ah, claro, mi casa está por allá—dijo Claudia apuntando a una casa de 2 pisos, que parecía bastante bien adornada—te invito a tomar algo, no sé, una limonada de fresa o...lo que te guste—dijo Claudia con una sonrisa tímida acomodándose su cabello.

—Claudia yo...
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📌📌ME EXTENDÍ MÁS DE LO ESPERADO.
Espero seguir actualizando constantemente, comenten sugerencias y díganme si les está gustando. Byee 🤝

El idioma de tus ojos (Clauchitl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora