CAPITULO 14

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SEOKJIN

—¿Va todo bien? —Riki entra en la cocina, recién duchado y con el uniforme del colegio.

Levanto la vista de mi taza de café, sentado en la barra de la cocina. No sé por qué pregunta. Pero nada me parece bien en este momento y no quiero mentirle. —¿Por qué?

Se encoge de hombros y se sienta a mi lado. —Sólo me lo preguntaba. —Sí, es un chico perspicaz. Apuesto a que sabe que pasa algo. —Vi a Taehyung salir de la entrada anoche y no vi su coche esta mañana.

Sí, un chico observador. Por supuesto, viviendo el tipo de vida que tiene, no es sorprendente. —Sí… uhhh… —No sé qué decir. Quiero decirle que Taehyung volverá hoy, pero no sé si es verdad.

—¿Tienes hambre? —Le pregunto.

—Sí, voy por cereales. —Se levanta, con los hombros encorvados, como siempre, como si intentara hacerse más pequeño.

—Puedo prepararte algo más. —Me tomo el resto del café y me levanto hacia el fregadero.

—No, está bien. Gracias. —Su voz es tranquila. Cuidadosa. Me resulta doloroso porque sé por qué.

Recuerdo que intenté hacerme pequeño e invisible para mi abusador. Intenté pasar desapercibido. Como si no me interpusiera en su camino, se olvidaría de que estaba allí, pero nunca funcionó. Nunca funciona con escoria como esa. No necesitan una razón para abusar de alguien que consideran más débil. Y no quiero a Riki callado y pequeño. Quiero su barbilla alta y su voz fuerte para que todos la oigan.

Lo conseguiremos, me digo a mí mismo cuando oigo el clic de la cerradura de la puerta principal, seguido de su cierre y de unos pasos. El corazón se me acelera en el pecho, pero en lugar de dejar que Taehyung entre primero, le digo a Riki que vuelvo enseguida mientras él agarra una caja de cereales. Entonces intercepto a Taehyung en el salón. Está hecho una mierda.

Quiero decir… es tan guapo como siempre, pero lleva puestos unos pantalones grandes y una sudadera con capucha de gran tamaño que me harían hervir la sangre de celos si no reconociera el logotipo de la policía en ella y supiera instintivamente que es de Namjoon.

—¿Fuiste a lo de Nam?

Asiente como respuesta, con los ojos enmarcados en bolsas negras, lo que me indica que tampoco durmió anoche.

—¿Estás bien? —Aunque sé que Taehyung es fuerte, probablemente el hombre más fuerte que he conocido, siempre me he sentido protector con él. Tal vez sea porque sé cuánto del mundo lleva sobre sus hombros y cuán profundamente siente todo.

Parece sorprendido por mi pregunta. No entiendo cómo aún no se ha dado cuenta de lo mucho que significa para mí. —Fui un imbécil.

Es mi turno de sorprenderme mientras me acerco con cuidado a él. —¿Qué?

Pensaba que me llamaría imbécil a mí. Que lo de anoche había sido un error. Que no volvería a ocurrir. Esperaba todo eso. ¿Pero esto?

—Éramos niños. Tenías tus propios planes, tus propios sueños. Y yo simplemente te excluí porque resultaron ser diferentes a los míos. No era justo. —Se acerca más a mí, moviendo su mano para colocarla directamente sobre mi corazón a través de mi camisa de vestir. —Lo siento. Lo siento mucho.

Me quedo de pie, atónito, incapaz de moverme o hablar. ¿Está diciendo que lo siente? Después de todo este tiempo, era imposible que dijera eso, y no tengo ni idea de por qué lo dice ahora. Teníamos planes. Primero fuimos amigos, pero siempre se sintió algo más grande, mucho más cuando finalmente lo besé cuando teníamos diecisiete años, y de repente, todo se sintió bien en el mundo por primera vez en la historia. No podíamos quitarnos las manos de encima, pero cuando conseguíamos separar nuestros labios, hablábamos. Hablábamos de todo sobre nuestros pasados y el estado actual de nuestras vidas. Lo mucho que odiaba a su padre y culpaba a su madre por no protegerlo. Lo culpable que se sentía por ello. Yo le conté cómo odiaba a mis padres, a los que nunca conocí, por dejarme con mi tío, que era un hijo de puta maltratador, y cómo no me sentía culpable por odiar a ninguno de ellos.

Pero más que eso, planeábamos el futuro. Quería hacer un mundo mejor. Namjoon había hablado de convertirse en policía, y Taehyung quería ser terapeuta. Fue él quien me metió en la cabeza lo de ser abogado y, aunque fue idea suya, sentí en el fondo de mi alma que se me daría bien. Que era mi propósito. Pero su sueño era que yo trabajara en nombre del estado. Un fiscal. Poniendo a los malos tras las rejas. Al principio, yo también quería eso. ¿Quién no lo querría? Cuando creces en un mundo tan injusto como el nuestro, claro que queríamos que los malos pagaran. Pero a medida que pensaba en ello e investigaba más y más sobre el mundo, me ponía enfermo pensar en ser fiscal del Estado.

Vi a los hombres y mujeres que metían entre rejas y me di cuenta de que quizá no todos eran malos. Pero yo seguiría siendo responsable de robarles la vida y encerrarlos en un sistema roto del que nunca podrían escapar. Me preocupé durante semanas y semanas. Y llegué a la conclusión de que prefería trabajar para el otro bando, el bando que Taehyung consideraba malvado, pero yo no estaba tan seguro de estar de acuerdo con él. Y cuando por fin se lo dije, tuvimos la peor y más estúpida pelea que hemos tenido nunca. Él no me escuchaba y yo me puse a la defensiva tras mi intento inicial de que me escuchara. Me sentía culpable y avergonzado y tenía demasiado orgullo para hablarlo con él. Y supongo que él también, porque se cerró. Entonces todo se acabó.

Taehyung da un paso atrás, soltando su mano de mi pecho, y yo la echo de menos inmediatamente. —Voy a llevar a Riki al colegio. Y tengo todo el día…

—Yo lo recojo—, digo fácilmente, y Taehyung asiente con una sonrisa.

—Gracias.

—Taehyung… —Empiezo, pero no sé qué preguntar. Tengo tantas cosas en la cabeza.

Me sonríe dulcemente y se dirige hacia el dormitorio, pero se detiene cuando vuelve a mirarme. —Voy a darme una ducha rápida y a ponerme mi propia ropa. Namjoon es un puto gigante.

Sonrío. —¿Pero esta noche…?

Asiente con la cabeza, con la esperanza llenándome el pecho. —Esta noche.

Con eso, se dirige hacia el dormitorio, y yo intento que mis temblorosas manos se mantengan firmes. Por fin vamos a tener la charla que deberíamos haber tenido hace tantos años. Y sí, estoy más que nervioso.

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TESTARUDO (Libro V)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora