Dia 2

97 10 0
                                    

En ese momento algo dentro de Jisung despertó, esa sensación de no querer separarse de su lado, no quería que alguien más lo tocara, lo observara, lo lastimara, tenía que ser suyo y solo suyo.
No podía parar, ya no hay vuelta atrás y así con una mirada vacía y una claridad aterradora supo lo que debía hacer. Tenía que secuestrarlo, sin importar el costo; y con esa decisión dándole vueltas en la cabeza sonrió, prisionero de su propia locura.

7:20 a.m.

Jisung se encontraba escondido entre los árboles de aquel parque cercano, miró su móvil para ver la hora, y, como ya era costumbre se escuchó a lo lejos los ruidos de una bicicleta, como los pedales rechinaban, y él como las ruedas aplastaban las hojas secas. Era Minho aproximándose pedaleando rumbo a la universidad.
Jisung esta vez no fue a la tienda donde este frecuentaba, solo se quedó ahí observando cada detalle de él, como si estuviese en cámara lenta.
Sus ojos se clavaron en la sonrisa de Minho causando que su respiración se agitara a tal intensidad que casi lo ahogaba , su corazón se acelerara tanto que le resultaba hasta cierto punto doloroso el seguir de pie; se acostó en el césped imaginándose a él mismo acercándose a Minho, tocándolo, palpando su piel cálida bajo sus dedos, sintiendo su respiración y así mismo el roce de sus labios, y así su mente se llenó de pensamientos obscuros y posesivos, sin duda él tenía que planear cómo estar cerca de él, y rápido.

Minho llegó a la tienda donde normalmente esperaba a sus amigos para después irse con ellos a la universidad, cuando todos estaban reunidos el pelinegro habló comentándoles lo que ocurrió ayer con Jisung.
Sus amigos se preocuparon "deberías evitarlo" expresó Bangchan inconforme "si, parece un tipo raro" agregó Seungmin. Pero Yang simplemente se encogió de hombros
–no creo que sea tan malo. Solo necesita un poco que ayuda, pobre chico–

Minho asintió ante las palabras de su amigo, en cambio los otros dos se miraron entre sí, disconformes por la actitud de sus amigos "ayudarlo? Parece que es un bicho raro, eso no te da miedo?" Exclamó Bangchan ya un poco irritado.
–creo que solo necesita alguien que lo entienda y lo ayude, no sé tal vez pueda convivir más con él–

Sus amigos no entendían por qué Minho se preocupaba tanto por aquel joven desconocido, pero así era el, con un sentido de humildad muy grande, queriendo ayudar a todas las personas que lo necesitaban.

Habían pasado varios días desde que Minho vio a Han provocándole una sensación de inquietud. Normalmente Jisung solía aparecerse en la tienda oh el parque pero las ultimas veces, nada. El pelinegro intentó convencerse que Han estaba bien y que solo necesitaba recuperarse de las heridas, pero no podía evitar sentir que algo estaba mal.

Decidió ir a la casa del menor tocando en repetidas ocasiones la puerta, sin respuesta alguna y con los nervios ya acumulados se empezó a sugestionar ¿le habrán hecho daño? ¿Qué pasa si las heridas eran de gravedad? Esos pensamientos y escenarios falsos en su cabeza le dejaban un sabor amargo en su boca, y sin saber qué hacer, se fue a su casa con desánimo.

Lee Minho es un joven con un corazón bondadoso y una personalidad empática. Siempre está dispuesto a ayudar a los demás y se preocupa profundamente por aquellos que lo rodean.

A pesar de su naturaleza optimista Minho también tiene un lado más sensible. Se deja llevar por sus emociones y a veces se siente abrumado por la preocupación y ansiedad. Sin embargo esto lo hace más capaz de conectarse con la gente a un nivel más profundo.

En su relación con Jisung, Minho se siente atraído por la obscuridad y complejidad del otro joven. Sintiendo esa necesidad de ayudarlo y protegerlo. También queriendo saber más de aquella persona misteriosa pero que comúnmente está cerca de él.

Los días pasaban Minho poco a poco fue cambiando de ideas respecto a la repentina desaparición de Jisung, su amigo Jeongin optimista lo convenció de que muy probablemente por sus heridas de gravedad haya tenido que dejar su casa para ir a donde sus padres para que cuidaran de él. Por fuera parecía que estaba bien con esa historia pero algo dentro de él aún sentía culpa.

5:15 p.m.

Minho pedaleaba en su bicicleta absorto en sus pensamientos, dirigiéndose a sus clases de baile siendo estas la única forma de salir de su culpa y tranquilizarse, pasando por el parque sintió como una de las ruedas lentamente bajaba, deteniéndose en seco, un poco frustrado y molesto empujó su bicicleta escuchando como está se rompía más, quiso patearla pero sabía que nada de eso ayudaría ahora. Justo cuando estaba a punto de regresar a su casa para pedirle a su padres que le prestaran en carro, escuchó una voz detrás de él.

–¿Necesitas ayuda?–

Minho se dio la vuelta encontrándose con Han, que lo miraba con su característica seriedad y timidez.

–Jisung ¿estás bien?– preguntó el mayor sorprendido

El mencionado se encogió de hombros para después mostrarle una sonrisa –solo vine por unas cuantas cosas, veo que tu bicicleta se averió ¿necesitas ayuda? En mi casa tengo varias cosas y creo que algo nos tendrá que funcionar–

Minho dudo por un momento, no podía creer el escenario que estaba viviendo en ese momento, pero no podía mostrarse preocupado ante alguien que luce tan seguro, la sensación que sentía era rara, como si Han le hubiera contado todo lo que ocurrió después de su incidente. Pero no así que lo único que salió de su boca fue un "okay, gracias"

El mayor siguió a Han hasta su casa con su bicicleta en mano y a paso lento
–como siguió tu pie?– Minho preguntó recordando las heridas que Jisung tenía la última vez que lo vio.

El castaño se detuvo por un momento mirando a Minho como si lo hubiera visto por primera vez –no fue nada– dijo finalmente –solo sigamos–

Minho sintió una sensación de inquietud pero no dijo nada más hasta llegar a la casa del Menor
–wow! No sabía que tenías un carro que suerte la tuya, yo tengo que andar en bicicleta ya que la última vez que tuve un carro lo choqué– confesó Lee Know recordando el pasado.

Jisung no habló solo se dedicó a observarlo con intensidad mientras abría la puerta de su casa invitándolo a pasar.
–por favor entra, oh! Y perdón por tanto desastre– fueran las últimas palabras antes de cerrar la puerta.

CONTINUARÁ

Obsesión mortal (minsung) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora