Jake sintió de repente las manos de los hombres trajeados en la habitación recorriendo su cuerpo con una minuciosidad inquietante tomándolo por sorpresa. Las manos se deslizaban con firmeza sobre cada bolsillo, explorando cada rincón de su chaqueta, metiéndose en los pliegues de su ropa con una precisión casi meticulosa. Un escalofrío le recorrió la espalda al sentir los dedos fríos y calculadores palpando sus pertenencias.
La tensión aumentó cuando uno de los hombres, con una actitud particularmente escrutadora, comenzó a inspeccionar debajo de la ropa de Jake tocando la piel de su pecho y espalda con sus callosas manos. Cada movimiento del hombre era meticuloso, como si esperara encontrar algo específico escondido en esos rincones. La sensación de invasión y de estar completamente a merced de aquellos desconocidos se intensificaba.
"¿Eeh? ¡¿Estás loco?!" exclamó, quedándose momentáneamente sin palabras por la brusquedad con la que lo estaban tratando. Las manos continuaban su exploración, recorriendo su delgado cuerpo sin ningún tipo de miramiento.
"No voy a dar más explicaciones, así que concéntrate y escucha. Tengo que revisar cada centímetro de los cuerpos de las personas que entran en mi casa. Nunca se sabe dónde pueden esconderse cosas repugnantes," Heeseung con un tono implacable resonando en la sala. Marcando la línea divisoria definitiva en la conversación, el tenía el control y Jake no era más que la servidumbre que debía obedecer, incluso en contra de su voluntad
"¿Oye, a qué te refieres con cosas asquerosas? ¡Me acabo de duchar esta mañana!" protestó Jake, su voz combinando una mezcla intensa de indignación y miedo. A medida que los hombres lo soltaban, lo obligaban a sentarse frente al yakuza.
"Me refiero a micrófonos ocultos o dispositivos de espionaje. Cosas que son una amenaza para mi seguridad."Heeseung frunció el ceño ante la ridiculez dicha por el chico.
Jake tragó audiblemente, sus ojos se cerraron brevemente con miedo antes de tener el valor de abrirlos de nuevo. Mantuvo su mirada firme, aunque sus manos temblaban ligeramente a los costados. "N-no, no entiendo. Sólo era un peatón al azar. ¿Qué podría estar ocultando? No soy ese tipo de persona," insistió, su voz temblorosa traicionando su miedo
¿Cómo podía ser posible que lo estuvieran hostigando así, cuando no tenía ninguna conexión con la yakuza más que ser un simple desconocido que un niño, que irónicamente era futuro jefe yakuza, eligió de manera a lazar llamarlo mamá?
Él, un joven estudiante endeudado que ni siquiera conocía bien a esa persona que lo llamaba mamá, estaba siendo tratado como un sospechoso, su cuerpo siendo registrado con la misma severidad con la que se revisan los secretos más oscuros. Las manos de los hombres trajeados se habían movido sobre el con una precisión inquietante, como si estuvieran buscando algo mucho más siniestro que simples objetos. La incomodidad de la situación era abrumadora, y no podía evitar sentir que cada segundo que pasaba allí era una prueba de su propia desesperación y confusión.
Finalmente, cuando las manos se apartaron de su cuerpo, y Jake sintió que la tensión acumulada lo desbordaba. Las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos, y antes de que pudiera contenerse, un sollozo escapó de sus labios. Se llevó una mano a la boca, intentando ahogar el sonido, pero fue inútil. Las lágrimas comenzaron a caer, deslizando por sus mejillas.
¿Por qué me rodea la mala suerte?
"Yo... yo no sé qué está pasando. Por favor, créanme. No soy una amenaza, sólo quiero salir de aquí" susurró con voz quebrada.
Heeseung lo miró con una expresión inescrutable, sus ojos fríos y calculadores. "Jaeyun," dijo en tono bajo, casi susurrante "las lágrimas no van a ayudarte aquí. Si realmente eres inocente, no tienes nada que temer. Pero si estás mintiendo..."
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When the yakuza falls in love ʰᵉᵉʲᵃᵏᵉ
FanfictionJake llegó a Japón con la determinación de continuar sus estudios, motivado por la expectativa de una vida llena de descubrimientos y la oportunidad de explorar su identidad en un entorno nuevo. Sin embargo, su destino toma un giro inesperado cuando...