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Todo había ocurrido ridículamente rápido. Apenas unas horas atrás, sus pensamientos giraban en torno a acabar con todo, ahogado por las deudas que le llegaban hasta el cuello. Y ahora, de forma casi surrealista, un sexy jefe yakuza no solo había liquidado todas sus deudas, sino que además le ofrecía hospedaje, salario y comida. Por primera vez en semanas, el universo parecía conspirar a su favor.

Sin embargo, no era tan ingenuo, quizás sí un poco tonto, pero podía percibir el peligro en el que se había metido. Pero al fin y al cabo, ¿qué otra opción tenía para sobrevivir? Las deudas no se pagarían solas, y su situación no mejoraría con la simple esperanza. No tenía más remedio que aceptar la oportunidad, por arriesgada que fuera. ¿Qué tan difícil sería convertirse en una figura materna? Siempre había tenido una conexión especial con los niños, algo que su trabajo anterior le había exigido. Y por alguna razón, el pequeño yakuza ya parecía adorarlo sin siquiera conocerlo. Además si todo salía bien sería tan solo un año, y podría a la comodidad de su vida diaria de estudiante universitario.

La reunión se llevó a cabo con formalidad después de que la peor había pasado. El jefe yakuza, con una sonrisa enigmática, le tendió un contrato que  firmó sin dudar. Tras esto, fue conducido a una lujosa habitación de huéspedes, que ahora sería su nuevo hogar. La decoración era elegante pero acogedora, con muebles de alta calidad y una cama que prometía un descanso reparador.

Era tarde, y la agotadora jornada le había pasado factura. Afortunadamente, no tendría que ocuparse de Ni-ki hasta el día siguiente. Exhausto, se dejó caer sobre la cama, sintiendo cómo todas las tensiones del día se desvanecían en su cansancio. El colchón era increíblemente cómodo, y las sábanas suaves lo envolvieron en una cálida bienvenida. No necesitó más; apenas su cabeza tocó la almohada, se hundió en un sueño profundo, como si su cuerpo hubiera estado esperando este momento de alivio durante semanas.

Aunque despertó lentamente para lo que para él habían sido un par de escasas horas, confundido por el bullicio que se filtraba a través de las paredes. El sonido de voces y pasos le llegaba amortiguado, pero suficiente para sacarlo de su profundo sueño. Al principio, los sonidos eran vagos y distantes, murmullos y risas que parecían lejanos ecos de un sueño. El confort de las suaves sábanas y la calidez envolvente lo tentaban a quedarse en la cama un poco más, ignorando el mundo exterior. Con un suspiro profundo, dejó que su mente flotara unos momentos más en ese limbo entre la vigilia y el sueño.

"Me siento cansado, ¿qué hora es?" murmuró, la voz aún ronca por el sueño.

Levantó la vista con pesadez, sus párpados parpadeando lentamente mientras trataba de despejar el velo del sueño que aún cubría sus ojos. Su mirada se posó en un reloj antiguo colgado en la pared de la habitación, sus engranajes silenciosos marcando el paso del tiempo. Las agujas doradas señalaban las seis en punto, brillando tenuemente bajo la luz suave del amanecer que comenzaba a filtrarse por las cortinas.

"¿Las seis de la mañana? ¿Ya es de mañana?" susurró, con la incredulidad teñiendo su voz como un susurro en el aire tranquilo de la mañana. El sonido de sus palabras se desvaneció en la quietud, sin encontrar respuesta alguna.

Se estiró lentamente, sintiendo cada músculo adormecido que protestaba suavemente ante el movimiento tras una noche de descanso inusualmente profundo. Cada articulación crujía como si despertara junto con él, sus brazos extendiéndose hacia el techo mientras una sensación de alivio recorría su cuerpo. La frescura matutina acariciaba su piel, y él respiró hondo, llenando sus pulmones del aire limpio del nuevo día.

'Realmente tuve un sueño extraño con ese yakuza' pensó mientras se desperezaba, sus recuerdos de la noche anterior volviendo lentamente a su conciencia. Pero al mirar a su alrededor, se dio cuenta de que la elegante habitación no era un producto de su imaginación. La decoración refinada, los muebles de alta calidad, todo indicaba que no estaba en su humilde hogar habitual. 

When the yakuza falls in love  ʰᵉᵉʲᵃᵏᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora