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En medio de la noche oscura y fría,
Dos almas perdidas se
encontraron un día,
Dicen que el destino no lo quiso así,
Pero las sombras nos acechaban,
Con advertencias y amenazas,
sin tregua.
"Nunca la encontrarás", susurraban,
"El destino no se puede vencer".
Pero cada vez que
nuestros labios se unían,
Sentíamos que la verdad
nos liberaba.
Cada vez que nos tocamos,
Escuchábamos a los ángeles llorar,
Su dolor era música
para nuestros oídos.
No quieren que estemos juntos,
Pero nosotros no nos detuvimos.
Nuestro amor los aterrorizaba.
El suelo se derrumbaba
bajo nuestros pies,
El cielo nos negaba su entrada.
Pero no importaba, en este fuego ardiente no hay lugar para el dolor,
Porque en nuestras venas corre un amor eterno y abrasador.
En cada abrazo, en cada beso,
Sentíamos que el mundo
se desmoronaba.
No quieren que estemos juntos,
Pero no nos importaba,
porque sabíamos,
Que nuestro amor es un destino
que no pueden cambiar.
Y así, seguimos adelante,
Contra las reglas, contra el destino.
Nuestro amor era una rebelión,
Una locura que nos hacía sentir vivos.
Y aunque los ángeles lloraban,
Y el mundo se desmoronaba,
Al final juntos, hacemos llorar a los ángeles hasta el amanecer.
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