🎋᪲ . Cap 1.

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  ᳘‿⃜፝֟ ᳘۪۪۪۪‿۪۪۪۪۪۪⃜ ᳘֟፝‿⃜ ᳘  ᅟ  🍃    ᅟ ᳘‿⃜፝֟ ᳘۪۪۪۪‿۪۪۪۪۪۪⃜ ᳘֟፝‿⃜ ᳘

🌸ㅤ𝗀𝗈𐐲ᧉ (¿?)
©    𝗦anegiyuu ㅤ (੭´͈ ᐜ '͈)੭

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Sanemi caminaba a paso acelerado por las calles, una mezcla de ansiedad y anticipación en su pecho. Había salido tarde de la preparatoria y temía que, debido al retraso, no podría ver al joven que tanto lo fascinaba. Cada tarde, sin falta, pasaba frente a un edificio donde un joven de aspecto celestial observaba el cielo desde la azotea. Esa figura, con la mirada perdida entre las estrellas, se había convertido en el centro de sus pensamientos y fantasías.

Mientras avanzaba, Sanemi notó que su apresurado caminar llamaba la atención de los transeúntes. No era raro que captara miradas; desde siempre, había disfrutado del papel de centro de atención, en parte como una forma de compensar la falta de reconocimiento que sentía en casa. Sin embargo, en ese momento, sus pensamientos estaban completamente enfocados en otra cosa, o mejor dicho, en otra persona.

Sanemi aceleró el paso al acercarse al edificio, ajustando su uniforme escolar y acomodando la mochila en su hombro con un gesto que esperaba pareciera casualmente atractivo. Quería verse lo mejor posible, aunque era consciente de que sus intentos por verse "sexy" o "seductor" probablemente no serían notados. El joven en la azotea, absorto en su observación del cielo, rara vez bajaba la mirada para fijarse en él. No obstante, esa indiferencia era una especie de alivio para Sanemi; sabía que, si el joven llegara a mirarlo directamente, se sentiría abrumado por la vergüenza y los nervios.

A medida que se acercaba, Sanemi sentía una mezcla de emociones que se arremolinaban en su interior. Había algo casi ritualístico en esos encuentros silenciosos, donde él miraba desde abajo, tratando de captar la esencia del joven sin siquiera conocer su nombre. ¿Qué pensaba el joven mientras contemplaba las estrellas? ¿Compartía el mismo amor por la astronomía que Sanemi? Estas preguntas giraban en su mente, alimentando su curiosidad y su deseo de acercarse más.

Sin embargo, había una barrera invisible que le impedía dar el siguiente paso. Cada día, se quedaba al borde del edificio, mirando hacia arriba con la esperanza de un día ser notado, pero al mismo tiempo temiendo ese momento. La posibilidad de una interacción real lo aterrorizaba; la fantasía era perfecta, inalterable, mientras que la realidad podría ser desastrosa.

Sanemi respiró hondo, intentando calmar su nerviosismo. Se acomodó la chaqueta escolar y trató de adoptar una postura relajada, aunque por dentro sentía un torbellino de emociones. Levantó la vista, como siempre, esperando encontrar al joven en su lugar habitual. El cielo comenzaba a oscurecerse, y las primeras estrellas aparecían, puntitos de luz que prometían otra noche clara.

Y allí estaba él, el joven con el que Sanemi había creado una conexión unidireccional y silenciosa. Observando las estrellas, como un guardián de la noche, ajeno a la presencia del mundo a sus pies. Sanemi se quedó parado, observándolo, sintiendo una mezcla de admiración y anhelo.

Ese día, al igual que muchos otros, el joven no bajó la mirada. Y Sanemi, como siempre, se sintió aliviado y decepcionado al mismo tiempo. Había algo profundamente seguro en la distancia que los separaba, en la idea de que el joven no lo veía y, por lo tanto, no podía rechazarlo ni juzgarlo. Era un juego silencioso de observación y deseo, donde Sanemi se permitía soñar con lo que podría ser, mientras mantenía la seguridad de que nada cambiaría realmente.

Sanemi se quedó allí un rato más, hasta que el frío de la noche lo hizo temblar y decidió que era momento de irse. Se despidió en silencio, como cada noche, y se dirigió a casa, llevando consigo la imagen del joven bajo las estrellas, una imagen que lo acompañaría hasta el próximo encuentro.

Sanemi entró en su habitación con un suspiro pesado, dejando caer su mochila en un rincón sin preocuparse por el desorden. Se dejó caer sobre la cama, el colchón hundiéndose bajo su peso mientras miraba al techo. La habitación estaba vacía, el silencio sólo interrumpido por su propia respiración agitada. De repente, una risa nerviosa brotó de sus labios, primero como un murmullo, luego estallando en una carcajada casi histérica. Pataleó en la cama como un niño emocionado, sintiéndose ridículamente feliz y abrumado a la vez.

Era obvio para él mismo que estaba completamente embelesado por aquel joven misterioso que observaba desde la ventana del edificio vecino. Había algo en su figura distante y enigmática que lo atrapaba, lo consumía. Y sin embargo, lo más curioso era que ni siquiera había visto claramente su rostro. Para Sanemi, el joven era como una estrella en el cielo: inalcanzable, misteriosa, y sorprendentemente hermosa.

Mientras su risa se iba apagando, Sanemi se quedó mirando el techo, perdido en sus pensamientos. Hubo un detalle que había comenzado a notar en sus observaciones diarias. Se incorporó en la cama, con una expresión pensativa en su rostro, intentando recordar con precisión.

El joven siempre llevaba la misma ropa: un suéter azul que parecía demasiado grande, cubriendo sus brazos y manos, y un pantalón negro y ancho que se extendía hasta cubrir sus pies. Su cabello negro, siempre suelto y un poco despeinado, añadía un toque de despreocupada informalidad. Sanemi se dio cuenta de que, a pesar de la rutina diaria de sus observaciones, estos detalles no cambiaban.

Con una sonrisa torcida, Sanemi se echó a reír de nuevo, imaginando que aquel conjunto podría ser una especie de pijama o un "outfit" específico para mirar las estrellas. La idea de que el joven tuviera una rutina tan particular para algo tan sencillo como observar el cielo le pareció encantadora y un poco absurda. Pero eso no hizo más que aumentar su fascinación. ¿Quién era este joven que miraba las estrellas todas las noches, aparentemente atrapado en un mundo propio?

Sanemi se preguntó qué tipo de persona era realmente el joven. ¿Era alguien que compartía su amor por la astronomía, o simplemente disfrutaba de la tranquilidad de la noche? ¿Qué pensamientos pasaban por su mente mientras miraba las constelaciones? Había tantas preguntas sin respuesta, tantos misterios que lo mantenían enganchado.

Se levantó de la cama y comenzó a pasear por la habitación, su mente girando en torno a la imagen del joven. La obsesión de Sanemi iba más allá de la atracción física; era una curiosidad profunda, una necesidad de conocer más sobre esta persona que había capturado su imaginación de una manera tan completa. Quería saber más, entender más, y tal vez, algún día, conocer al joven más allá de esa distancia de un edificio a otro.

Mientras se preparaba para la noche, Sanemi no pudo evitar sentirse emocionado por el próximo día, por la próxima oportunidad de ver al joven nuevamente. Cada encuentro, aunque silencioso y distante, era un pequeño paso hacia algo más, o al menos así lo sentía él. La anticipación de lo desconocido, de lo posible, lo mantenía en un estado de excitación constante.

Esa noche, mientras se acomodaba en su cama, sus pensamientos giraban en torno al joven y a las estrellas. Con los ojos cerrados, podía casi imaginarse a sí mismo en esa azotea, compartiendo el silencio de la noche, tal vez incluso intercambiando palabras o sonrisas. Pero por ahora, todo seguía siendo un sueño, un anhelo que esperaba pacientemente ser realizado. Y con ese pensamiento, Sanemi finalmente se dejó llevar por el sueño, con una sonrisa en los labios y un brillo de esperanza en sus ojos cerrados.

🎋᪲ . El chico que mira las estrellas | Sanegiyuu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora