Eddy estaba sentado en una barda de piedra, mirando el horizonte mientras esperaba a Jacob. El cielo canadiense comenzaba a teñirse de colores cálidos con el atardecer. Era un momento de tranquilidad, un espacio para reflexionar sobre su vida en Canadá y los cambios que había experimentado en los últimos meses.
De repente, un ligero olor a humo invadió el aire. Miró a su alrededor, buscando la fuente. A unos metros de distancia, vio un periódico ardiendo. Antes de que pudiera reaccionar, una ráfaga de viento levantó una página en llamas, que voló hacia él y aterrizó sobre su short.
Eddy: ¡No mames! ¡Chingado!
Se levantó de un salto, tratando de apagar el fuego. Agitó su short y, tras unos segundos de caos, logró sofocar las llamas. Sorprendentemente, no había sufrido ningún rasguño ni quemadura.
Eddy: Esto es... increíble. Igualito a cuando era niño...
Sintió un fuerte deja vu, recordando un momento similar de su infancia en México. Aún respirando agitado, escuchó una risa familiar detrás de él. Se dio la vuelta y, para su asombro, allí estaba Miguel, riéndose como lo había hecho tantos años atrás.
Miguel: ¡Ja, ja! ¡No has cambiado nada, Eddy! Siempre tan exagerado.
Eddy: ¡Miguel! ¿Qué haces aquí?
Miguel: Sorpresa, amigo. Decidí venir a visitarte. Pensé en hacer la entrada más épica posible, y parece que funcionó.
Eddy: ¡No puedo creerlo! Esto es increíble. Pero, ¿cómo... cuándo...?
Miguel: Llevaba tiempo planeándolo. Quería darte una sorpresa y, por lo que veo, lo logré.
Eddy corrió hacia Miguel y lo abrazó con fuerza. La emoción y la nostalgia se mezclaban en ese momento, trayendo consigo todos los recuerdos y sentimientos de su amistad.
Eddy: No tienes idea de cuánto te he extrañado, Miguel.
Miguel: Yo también, Eddy. Es increíble estar aquí contigo.
Se separaron del abrazo, sonriendo. Eddy aún no podía creer que su mejor amigo estuviera allí, en Canadá. La alegría de ver a Miguel hizo que todos los sentimientos de nostalgia y añoranza salieran a flote.
Eddy: Vamos, te llevaré a casa. Jacob estará tan sorprendido como yo.
Mientras caminaban, Eddy y Miguel comenzaron a ponerse al día, hablando sobre todo lo que había pasado desde su última videollamada. La conversación fluía fácilmente, como si nunca hubieran estado separados.
Cuando llegaron a la casa, Jacob estaba en la sala. Al ver a Miguel, su expresión pasó de sorpresa a algo más complejo, una mezcla de celos y confusión.
Eddy: Jacob, te presento a Miguel. Miguel, este es Jacob, mi novio.
Jacob: Hola, Miguel. Es un placer finalmente conocerte en persona.
Miguel: Igualmente, Jacob. He oído mucho sobre ti.
Jacob trató de sonreír, pero la tensión era palpable. Eddy notó el cambio en el ambiente y decidió intervenir.
Eddy: Vamos, chicos. Esto es una buena noticia. Vamos a disfrutar del tiempo juntos.
Los tres se sentaron y comenzaron a hablar, pero la conversación estaba cargada de una tensión que antes no existía. Eddy intentó mediar, haciendo preguntas y manteniendo la charla ligera, pero la incomodidad era evidente.
Eddy: Entonces, Miguel, cuéntanos más sobre tu viaje. ¿Cómo fue llegar hasta aquí?
Miguel: Fue un viaje largo, pero valió la pena. Quería ver cómo era tu vida aquí, Eddy. Y también quería conocerte mejor, Jacob.
Jacob: Claro, Miguel. Es genial que estés aquí. Pero, ¿por cuánto tiempo planeas quedarte?
Miguel: Solo un par de semanas. No quiero imponerme.
Eddy: Estoy seguro de que será genial. Podemos hacer muchas cosas juntos.
A pesar de sus mejores esfuerzos, Eddy no pudo evitar notar la tensión entre Jacob y Miguel. Sabía que debía abordar el tema más tarde, pero por ahora, decidió concentrarse en hacer que la visita de Miguel fuera especial.
Los días siguientes fueron un torbellino de actividades y recuerdos. Eddy llevó a Miguel a conocer la ciudad, mostrando sus lugares favoritos y presentándole a sus nuevos amigos. Pero la tensión entre Jacob y Miguel nunca desapareció por completo. A veces, cuando los tres estaban juntos, la conversación se volvía incómoda y los silencios más largos.
Mientras Eddy y Miguel pasaban más tiempo juntos, Jacob no podía evitar sentirse cada vez más incómodo. Veía cómo Eddy y Miguel se reían y se divertían juntos, y no podía evitar sentir que estaba perdiendo a su novio.
Una noche, mientras estaban en la sala, Jacob finalmente estalló.
Jacob: (con voz alta) ¿Qué pasa aquí? ¿Por qué Miguel tiene que estar siempre aquí?
Eddy: (sorprendido) ¿Qué pasa, Jacob? No entiendo.
Jacob: (con celos) Tú y Miguel, siempre juntos. Me siento como si estuviera perdiendo a mi novio.
Miguel: (defendiéndose) ¡Eso no es justo, Jacob! Solo estoy tratando de pasar tiempo con mi amigo.
Eddy: (interviniendo) Jacob, no hay nada que temer. Miguel es solo un amigo.
Jacob: (con lágrimas en los ojos) ¿Un amigo? ¿Un amigo que aparece de la nada y se queda en nuestra casa?
Miguel: (levantándose) Creo que es hora de que me vaya. No quiero causar problemas.
Eddy: (deteniéndolo) No, Miguel. No te vayas. Esto es mi casa y tú eres mi amigo.
Jacob: (salida de la sala) ¡No puedo creer que estés haciendo esto, Eddy! ¡Estás eligiendo a tu amigo sobre mí!
Eddy: (sintiéndose atrapado) Jacob, por favor, no te vayas. Hagamos las paces.
Miguel: (con tristeza) Creo que debo irme, Eddy. No quiero causar más problemas.
Eddy: (con resignación) Está bien, Miguel. Tal vez sea mejor que te vayas.
Miguel se fue, dejando a Eddy y Jacob en una situación incómoda. Eddy sabía que debía hablar con Jacob y aclarar las cosas, pero no sabía por dónde empezar.
Eddy: (entrando en la habitación de Jacob) Jacob, podemos hablar?
Jacob: (con la espalda vuelta) No hay nada que hablar, Eddy. Ya he dicho todo.
Eddy: (acercándose) Jacob, por favor. No quiero perder nuestra relación por esto.
Jacob: (volviéndose) ¿Por esto? ¿Por tu amigo? ¡Ese es el problema, Eddy! ¡Tú y tus amigos siempre serán más importantes que yo!
Eddy: (con tristeza) Eso no es cierto, Jacob. Tú eres importante para mí.
Jacob: (con lágrimas en los ojos) ¿Entonces por qué eliges a Miguel sobre mí?
Eddy: (con sinceridad) No elegí a Miguel sobre ti, Jacob. Solo quiero que mis amigos y yo podamos estar juntos sin problemas.
Jacob: (con resignación) No sé, Eddy. Necesito tiempo para pensar.
Eddy: (con comprensión) Está bien, Jacob. Tómate el tiempo que necesites. Pero por favor, no te vayas. Quiero que estemos juntos.
Jacob asintió y Eddy salió de la habitación, sintiéndose confundido y triste. No sabía qué hacer para arreglar las cosas con Jacob, pero sabía que debía intentarlo.
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CONTINUARÁ
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SUSURROS AL CREPUSCULO (YAOI)
FanficEsta es una historia que escribí basado en mi amor platónico Jacob Tremblay, espero y les guste. Eddy y Jacob, en su conmovedora historia de amor y crecimiento, enfrentan desafíos de adaptación, celos y distancias. Eddy, un joven mexicano, se muda a...