SORPRESA

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Renata

Siento calor, mis dedos están un poco entumecidos.

Antes de abrir mis ojos, nuevos mis piernas y me reconforta la sabana fría en mi piel.

Muevo mis dedos pero están atrapados. Una mano esta unida a la mano de Dylan bajo mi almohada y mi otra mano entrelazada también con su dedos sobre mi seno.

Mi espalda pegada a su pecho, su miembro entre las mejillas de mis glúteos, lo siento duro, mojado, goteando.

Mi vagina está chorreando.

-Hum — hace esos sonidos, o mas bien jadeos que me calienta la piel.

Tengo un cierto dolor en mi glúteos derecho. No recuerdo haberme golpeado allí.

Pero en realidad todo mi cuerpo tendría que estar como papilla si volcamos dando varias vueltas.

Aún no puedo creer que este sana y viva aquí en la cama de Dylan.

Mi corazón quiere salir de mi pecho solo de pensar no volver a verlo, esa y miles de ideas mas llenaron mi mente de pensamientos oscuros. El solo recordar me hace querer llorar.

Nuevo mis manos, tragando de hacer que mi sangre vuelva a recorrer por mis dedos.

Su respiración se vuelve superficial, está empezando a despertar.

Un beso en mi cuello y un balanceo entre mis piernas, me dice que no solo esta despierto, si no que también piensa tomar medidas con referencia al charco que tenemos entre nuestros cuerpos.

-Buenos días mi fueguito — su frase viene acompañado de besos en mi espalda.

-Buenos días, gracias — consigo decir con voz rápida, entre el llanto y el orgasmo.

Detiene su balanceo y me gira en sus brazos, me observa confundido y su mirada se vuelve dura cuando se da cuenta de por qué le agradezco.

Agacho mi mirada dejando de ver esos ojos enfurecidos. El me toma del rostro, me hace mirarlo a los ojos.

-Nunca mas, vuelvas a agradecerme el que te rescate, entiendes — sus palabras salen con rabia y su respiración se vuelve pesada, como un toro a punto de atacar. - Nunca, escúchame bien, nunca van a volver a tocarte, nadie va hacerte daño, y si veo que malditamente alguien saca lágrimas de tus ojos voy a matarlos, las únicas lágrimas que salen de tus ojos es cuando me chupas la polla, cuando te rompo el culo o te llevo al puto orgasmo, a si que malditamente nunca mas vuelvas a agradecer por algo que es mi puto honor — para de hablar y veo como esa rabia no se disipa.

-Eres mi perra, mi mujer y mi dama reina, la reina de este infierno donde estamos, con la que comparto mi puta moto, mi puta cama y  serás mi puta esposa — termina dándome un beso en mi frente antes de levantarse.

-Esposa — esas palabras me confunden un poco, pero no logran bajarme del cielo donde estoy por sus declaraciones.

-Si, es para malditamente callar a mi madre, para mi ya eres mi mujer, mi hembra, y más vale que te hagas a la idea, por qué nunca saldrás de las puertas del infierno—

Golpea mi espalda en el colchón, dejándome boca arriba mientras me besa, le devuelvo el beso con mi corazón latiendo a 1.000 por hora.

Mi corazón late tan fuerte como el suyo, siento su duro mástil pidiendo atención, haciéndome chorrear mas de lo debo, nunca estuve tan cachonda en toda mi vida.

Sus manos tocan cada parte de mi cuerpo, mientras sus labios dejan de los míos, no sin antes morderme. Su miembro entra en mi, reclamándome, llevándose todo de mi.

La Conversión de La Bestia (+18) En Edición Y CorrecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora