Capítulo 24 *SEMBRANDO*

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  «Solo la semilla que rompe su cáscara es capaz de atreverse a la aventura de la vida».

                                                                                       'Khalil Gibran'


*Renata*

Dicen que cuando la calma reina es porque una tormenta se acerca, sería mucho pedir un simple aviso antes que las cosas salgan de control.

Los cambios son tan repentinos como cuando somos azotados por los tornados, se forman rápido y más rápidos desaparecen pero no antes de dejar devastación a su paso.

Los momentos felices quedan guardados en pequeñas esferas congeladas en el tiempo.

Si tan solo fuéramos consientes de los minutos que nos quedan, seria todo tan distinto.

Dejaríamos de preocuparnos por nimiedades y aprovecharíamos cada pequeño momento.

Recién sabemos lo duro que es vivir, cuando tu otra mitad te falta.

Es fácil amar, pero es difícil dejar ir al que aprendimos a amar

Quizás digo palabras sin sentido, pero es así como me siento.

Dylan no se disculpó por su comportamiento, yo no le pedí que lo haga.

Unas horas después estábamos en el club y él estaba partiendo.

Sin una explicación de lo que estaba sucediéndole.

Soy una novata en esto del sexo o amor que no sé cuándo actuó bien o mal.

Su posesividad me gusta, pero su violencia me asusta y gusta más.

Quería preguntarle a Charlotte de cómo es su relación, pero me hace sentir tonta.

Tengo que confiar más en Dylan.

Después de todo nadie dijo que esto sería fácil.

Salgo la habitación que comparto con Dylan sorprendiéndome de ver un cuadro colgado de niños jugando en un verde prado.

Es súper simpático como mi suegra no tiene ni la más mínima idea de la decoración.

Pinta las paredes de colores claros, una forma de decir que no está de acuerdo con la forma de vivir de su marido e hijo.

Ella cree que su marido ya no participa de esta vida, quejo delegado a su hijo.

Pero hasta yo sé que dejar esta vida es difícil, no porque uno no pueda sino por las personas que uno tiene detrás.

Subo las escaleras frotando mis piernas, el día está fresco.

Escucho risas femeninas que llaman mi atención y me dirijo a ellas.

En la cocina veo a mi suegra, valentina y Charlotte desayunando.

Mi estómago al oler el tocino se despierta haciendo ruidos extraños que delatan mi presencia.

-Hola muñequita, acompaña a tu suegra –me señala una silla.

-Buenos días –saludo en general, mientras me sirvo los tocinos, con huevo y jugo de naranja.

Observo a Valentina, algo raro ahí en ella. Algo que antes no estaba ahí.

O quizás son solo ideas mías.

-Como te trata mi hijo – pregunta de manera informal.

-Bien es dulce – contesto pero al rato me doy cuenta que todas me observan como si fuera extraterrestre.

La Conversión de La Bestia (+18) En Edición Y CorrecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora