El lenguaje como herramienta o barrera evolutiva.

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Antiguamente se creía que el origen de los problemas psicológicos y conductuales provenían de las experiencias vividas en los primeros años de la infancia o que tenían un origen en la sexualidad, el primer exponente de éstos conceptos fue Sigmund Freud.

Jung, por su parte, lo asociaba más a la sociedad, a los arquetipos que forman parte del inconsciente o memoria colectiva y al papel que juega la sombra reprimida en éste, la cual lleva y motiva a las personas a actuar impulsivamente y a realizar lo que se conoce como "autosabotajes" en el día a día.

Durante años los psicólogos y expertos en psiquiatría se han centrado únicamente en éstos conceptos, pero nadie los ha reestructurado y aterrizado a la época actual y la vida moderna, tampoco se ha hablado acerca del lenguaje y cómo éste afecta la vida de las personas. No se ha analizado el uso o limitación del lenguaje y su impacto en diferentes situaciones, ni tampoco se ha abordado su potencial positivo al utilizarse de forma 100% efectiva. No se ha estudiado el tema de las redes sociales y cómo afectan al inconsciente colectivo e individual, por el impacto psicológico que genera el crear espacios de reunión masiva a través de foros y aplicaciones como TikTok, Instagram, YouTube, etc.

El lenguaje es una herramienta poderosa, tan poderosa que incluso en ciertas religiones como la católica se hace mención en la biblia y se le atribuye poder creativo y también destructivo.

Hoy en día estamos viviendo tiempos en los que el que más calla, reprime sus emociones y limita el uso de su lenguaje es considerado el más valiente y con mayor fuerza mental, cuando es todo lo contrario, solo estamos ante una persona reprimida que limita su propia naturaleza humana al no utilizar el lenguaje y lo que éste implica. Nuevas modas han surgido con el llamado ''estoicismo'' que promueven un adormecimiento de emociones y una represión de éstas al fomentar el silencio y la no utilización de palabras o creación de diálogos. No se busca tampoco crear espacios de diálogo en donde pueda haber una total apertura del inconsciente y así poder realizar en algunos casos una hipnosis mucho más profunda.

Las palabras pueden edificar y construir, o pueden también destruir, crear violencia y caos, confundir hechos y situaciones para crear disonancias cognitivas y utilizarla con fines más maquiavélicos.

Lo único que podría diferenciarnos de los animales, a parte de la apariencia física y las condiciones biológicas, es el lenguaje. Un perro puede expresar emociones, pero no a través del lenguaje; cuando un perro siente felicidad o alegría mueve la cola, ladra y da brincos. Por otro lado, cuando el gato quiere pedir comida, comienza a maullar y a frotar su cuerpo contra las piernas del dueño.

El ser humano tiene una herramienta poderosa, pero que se ha visto muy afectada y atrofiada por las condiciones en las que se vive hoy en día, por la presión social y por la falta de educación en cuanto al lenguaje y expresión de emociones.

Se ha ido adoctrinando cada vez a más personas (en su mayoría gracias a redes sociales) a no mostrar sus sentimientos o verdaderas emociones a través de una etiqueta llamada "cringe", que consiste en avergonzar a cualquier persona que muestre un patrón de comportamiento diferente al estandarizado, que en su mayoría es gracias al manejo de emociones y la forma de transmitirlas en medios masivos para miles de espectadores. También se han fortalecido conceptos sobre la auto imagen como aquel que dice que cuanto menos se habla y expresa, se logra un mayor impacto y atrae más el interés de las personas, cuando en el fondo solo se está promoviendo una limitación del lenguaje y a personas que apuntan más a robots que a seres humanos.

El origen de los problemas psicológicos puede tener muchas causas como la sexualidad en los primeros años de la infancia, los arquetipos impuestos en la sociedad, la sombra del inconsciente propio y colectivo, etc.; pero una vez que la persona busca ayuda profesional y hace su primera sesión terapéutica, ya sea a través del psicoanálisis o de la rama cognitiva conductual, se necesita el lenguaje para poder comenzar a trabajar y llevar los procesos de evolución del paciente.

El terapeuta comienza a escuchar y el paciente a hablar, se comienzan a crear diálogos y en consecuencia, un intercambio de ideas e información. Siempre ha sido así, en la gran mayoría de problemas, el origen está en una comunicación y lenguaje deficientes y por falta de asertividad.

Cuando una persona quiere transmitir una idea, sentimiento, pensamiento o incluso recrear algún recuerdo a su receptor u oyente, ocurre un sesgo de inmediato; los pensamientos o ideas tienen que acomodarse en lenguaje para que sean correctamente transmitidas y muchas veces no se expresan con claridad por falta de práctica en el lenguaje y comunicación.

Se podría decir que solo un 60% de lo que se piensa logra ser transmitido, es decir, muchas ideas y pensamientos no logran ser procesados correctamente y al convertirse en lenguaje pierden en gran parte sentido y claridad.

El receptor, por otra parte, cuando oye al emisor del mensaje también pasa por un proceso en donde ocurre un sesgo cognitivo, muchas veces el receptor no está concentrado en la conversación o trae barreras receptivas como son los tabúes, los prejuicios, miedos, ego, etc. También sucede en muchos casos que, el receptor tiene déficit de atención, ya sea producto de un trastorno o de malos hábitos de la vida moderna como el uso excesivo de redes sociales y de sobre estimulación.

Entonces, se podría decir que de ese 60% de información emitida, el receptor únicamente podrá escuchar y entender un 40%, para posteriormente procesar la información y convertirla en ideas, conceptos, juicios; y aquí ocurre otro sesgo en donde la persona va a tomar la información únicamente que le convenga y asimilar un 30%.

Entonces, se podría decir que la comunicación hoy en día es sumamente deficiente, sumado a que estamos viviendo en una sociedad en donde se normaliza y busca la represión de ideas y pensamientos, ésto deteriora gravemente el proceso comunicativo y la evolución del lenguaje.

Si a un niño, desde sus primeros años de formación se le enseña a expresar sus emociones de forma adecuada utilizando el lenguaje, se evitarían berrinches, llantos innecesarios y malentendidos. Así las personas podrían acostumbrarse a utilizar el lenguaje ante cada situación difícil y se evitarían muchísimos malentendidos, sufrimientos y conflictos innecesarios.

También estamos ante una sociedad que busca avergonzar a las personas que más hablan, tachándolas de erráticas, habladoras, incómodas y así se va atribuyendo al lenguaje aspectos negativos, cuando en realidad es un arma poderosa que tiene el ser humano para su correcta comunicación y así evolución de especie.

Sin lenguaje ni palabras, no habría entendimiento, no habría conexión de ideas, no habrían sentimientos, no habrían acciones. Todo comienza por las palabras, puesto que las ideas no pueden transmitirse por sí solas si no es por medio del lenguaje. Sin palabras no podrían elaborarse conceptos, ni se podría llegar a un autoconocimiento, puesto que las ideas se deben conceptualizar a través de palabras, incluso para realizar diálogos internos.

Las palabras y el lenguaje tienen un poder liberador también, puesto que muchas veces haciendo un uso correcto del lenguaje se evitan malentendidos, pero para eso debe haber asertividad. Para lograr una mejor asertividad debe haber primero elaboración de conceptos e ideas, y para eso, un uso correcto de palabras, es decir, del lenguaje.

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⏰ Última actualización: Jul 29 ⏰

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