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Pequeños soldaditos

atrapados en tus dedos.

Quisiera saber cómo ellos 

pueden aguantar tu brillo.


Sólo dos conejitos

correteando por el campo

al juntar nuestras manos; escapando de ser descubiertos.


Sentimientos ya escritos.

No haría falta una vez más,

nos haría hasta mal.

¿Para qué repetirlos?


Vi en el mar cristalino

reflejado lo último del sol

y los soldaditos con dolor

acariciaron a enemigos.


Ese peligro vecino 

disfrazado de extranjero

al verlo en brazos ajenos...

No parece parte del camino.


Este destino mío

tan incierto, raro, duro y oscuro.

Sé que aún tengo mucho que hacer:

compartirlo contigo. 


En mis manos tus latidos

y en mi piel tu olor dulce

oyendo cómo produce

tu corazón ese sonido.


27/07/2024

El llanto profano [poemario en curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora