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Esa mañana me desperté más feliz que de costumbre, el cielo parecía más azul y los pájaros cantaban más alegres o yo estoy envuelta en una felicidad pastelosa desde que regresé anoche de la celebración. Una vez que terminé de prepararles el desayuno a mis primos con todo el amor que no les tengo, Jieun me arrastró con ellos al mercado y por primera vez no me sentí mal por ello ni porque me trataran como su estúpida sirvienta, veía a las personas más alegres, los colores más brillantes y sentía unas ganas inmensas de reunirme con Rosie en el lago y llenarle de besos sus esponjosas y adorables mejillas hasta escucharla reír.

–¡Acérquese todos para un anuncio real sobre el matrimonio de la princesa!-el emisario de la corona junto a un grupo de caballeros de la guardia invadió la plaza llamando la atención de cada una de las personas que diambulábamos haciendo compras–¡Acérquense todos!-insistieron desenrollando un gran trozo de papel una vez que la multitud fue lo bastante grande como para correr luego el rumor de la noticia–Nuestros monarcas proclaman la búsqueda de un joven caballero entre todos los hombres del reino-leyeron y la verdad es que no me tomó por sorpresa la noticia, al parecer la niña mimada encontró un esposo "a su altura" como estuvo previsto en la celebración–responde al nombre de Edward y posee una llave para abrir un reloj de bolsillo que le dejó a nuestra princesa, una vez que la guardia real de con él se llevará a cabo la boda de ambos en el jardín de palacio-pestañeé varias veces intentando asimilar lo que acababa de escuchar, recordé la forma en que me despedí de la rubia y como olvidé el reloj de mi padre en sus manos; me está buscando, o al chico con el que conversó anoche, para casarse ¡por Dios! todos los buenos recuerdos de la fiesta se volvieron una terrible pesadilla. Había confundido a Rosé con la princesa, ¿¡pero cómo pude hacerlo!? me va a asesinar cuando me vea por dejarla plantada o yo terminaré suicidándome por haber sido tan estúpida y no haberme dado cuenta en el instante en que empezamos a hablar.

Apresuré las compras y mis quehaceres de la casa excusándome después del té para "retirarme a mi habitación" escapando, como ya es usual, por la ventana y me adentré en el bosque llegando en cuestión de minutos al cuerpo de agua. Allí estaba Rosie como cada día, la observé dibujar figuras en el agua con una expresión distraída por algunos minutos hasta que tomé el valor suficiente para acercarme.

–Perdón por no reunirme contigo en la fiesta, no conseguí encontrarte entre tantas personas enmascaradas-me disculpé ocupando el espacio a su lado y ella sonrió encogiéndose de hombros–traje pastel de fresas y chocolate para compensarte, podríamos tener una cita aquí-propuse sosteniendo las rebanadas del postre frente a mi rostro mientras ponía la mejor expresión lastimera posible para convencerla.

–No te preocupes, conocí a un amigo muy interesante, si supiera quien es te lo presentaría-rió provocando que un ardor intenso y desagradable se instalara en mi estómago acompañado de una repentina rabia que reconocí como celos–y me encantaría tener una cita ahora, juro que si sigues consintiéndome con tantos dulces me casaré contigo antes de que acabe el día-sentí todo el calor del cuerpo instalarse en mis mejillas ante su declaración desplazando nuevamente los malos sentimientos, sus labios tibios se posaron en mi mejilla por escasos segundos volviendo mi mundo de cabeza como cada vez que tenemos el más mínimo contacto.

–¿Qué más hiciste en la fiesta? Me hubiera encantado verte en traje y máscara, seguro estabas aún más hermosa que de costumbre-besé el dorso de su mano sin desconectar nuestras miradas en un exceso de valentía momentánea.

–Nada especial aparte de esperarte-confesó mostrando su hermosa sonrisa, juro que si Rosé pudiera escuchar los pensamientos creería que soy tonta y cursi en demasía, sin embargo solo la rubia es capaz de hacerme sentir así, como si estuviera en las nubes junto al ángel más perfecto–lo único malo es que todos hablaban de sus pertenencias, de las grandes propiedades en las que pasaban los veranos-rodó los ojos dejando escapar un largo suspiro–creo que al final sí tenías razón sobre la mayoría de la burguesía y sus tontos prejuicios sobre el estatus social-me dio la razón descansando su cabeza en mi hombro casi ocultándose en la curvatura de mi cuello logrando ponerme levemente nerviosa.

–Muchas cosas cambiarían si se pensara en los demás antes que en el dinero, si algo he aprendido en estos años es que es la avaricia del mundo la que está acabando con las masas, no entienden que el honor de un ser humano se mide por sus acciones y no por sus posesiones-comenté basándome en la experiencia con mi propia familia y las amigas estiradas de mi tía que suelen frecuentar la mansión, y como si de un resorte se tratase Rosie se separó de mí entrecerrando los ojos en mi dirección «¿Dónde escuchaste eso?» indagó por lo bajo bastante sorprendida por mis palabras–Es el lema de mi familia, papá solía decirlo seguido.

–¿Cuál es tu apellido Lili?-me cuestionó nuevamente con una sonrisa ladina adornando su bonito rostro «Manoban, la pareja que murió hace diez años sobre la que te hablé ayer, Edward y Victoria Manoban, eran mis padres, luego de su fallecimiento solo quedé yo para portar el apellido y aún así me consideran muerta» respondí sintiendo un sabor amargo en el paladar cuando esas frases abandonaron mis labios, aunque ya era hora de ser sincera con ella si realmente quiero que nuestra relación pase al siguiente nivel–¡Oh!-fue solo lo que salió de sus labios manteniéndose inmóvil por varios minutos consiguiendo asustarme, no sabía como interpretar su silencio–Tengo que irme, nos vemos después Lis-habló de forma atropellada y prácticamente salió corriendo dejándome con la palabra en la boca.

Una nueva Cenicienta (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora