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Conduje la vieja carreta por unos atajos en el bosque hasta llegar al castillo, la entrada está llena de grandes y lujosos carruajes de donde se bajaban personas aún más lujosas; dejé escondido mi transporte en el lugar más alejado y me dirigí a las inmensas escaleras donde los guardias nos recibían con constantes inclinaciones. La fiesta es deslumbrante, los adornos extravagantes, las exóticas comidas y las bebidas burbujeantes no faltaban en baile, sin contar las máscaras enplumadas y con piedras incrustadas dándole un aire misterioso a los convidados, la mía consta solo de un antifaz negro que cubre lo suficiente para que mi familia no me reconozca si me los llego a encontrar.

Después de buscar a mi cita por todo el salón la vislumbré en el balcón con algunas personas acompañandola, se veía muy diferente al resto de los días en que nos habíamos encontrado, con un gran vestido magenta digno de una reina y sus dorados cabellos atados en un elegante moño decorado con una diadema de gemas oscuras, a pesar de su gran cambio seguía siendo ella, mi Rosie. Me acerqué a paso firme llamando la atención de sus acompañantes, un par de mujeres que me recorrieron de pies a cabeza con sonrisas sugerentes listas para cazar marido, tres hombres molestos porque interrumpí su coqueteo y los ojos oscuros de la rubia que se conectaron con los míos en una duda silenciosa a través de su máscara blanca.

–Edward Manoban, un placer-me presenté a los invitados con el nombre de mi padre siguiendo todas las normas de cortesía antes de regresar la vista a la bella mujer que me esperaba–¿Podría robarles a esta hermosa dama por unos minutos?-inquirí dedicándoles una pequeña mirada para luego extenderle la mano Rosé que la tomó al instante. Nos dirigí a la zona exterior del castillo para tener más privacidad y conversar a gusto y aún así se podía escuchar por lo bajo la música de la orquesta; nos entretuvimos paseamos por las áreas verdes en un cómodo silencio mientras contemplábamos el paisaje, se siente bien compartir un momento con ella fuera del lugar donde nos conocimos, hace que se sienta más real–Es un jardín precioso-comenté embelesada por las farolas y el reflejo de la luna llenando sus orbes dándole el aspecto de dos galaxias, un universo en el que vale la pena perderse para descubrir sus secretos «Sí, ¿nos sentamos?» asentí ubicándonos en un columpio de dos plazas ignorando el fuerte sonrojo que le cubrió las mejillas. Un canto suave a mi costado me relajó muchísimo admirando el sereno rostro de su intérprete–Posees una voz hermosa-musité casi con miedo de que se detuviera mas con la necesidad de decirlo, aunque al final fue remplazado por un sonido mejor, su risa.

–Gracias, mi padre dice que si no tuviera tantas obligaciones podría dedicarme a cantar-respondió jugando con sus manos manteniendo la visto fija en la distancia, saqué el reloj de bolsillo que perteneció a mi progenitor contemplándolo por algunos minutos, lo extraño tanto que me parece irreal que haya pasado más de una década desde que lo perdí, yo era su princesita, la mujer más importante de su vida junto a mi madre–sin embargo debo casarme por un bien mayor-concluyó y la miré sorprendida, nunca me lo había contado, la mayoría de los padres quieren que sus hijas se casen pero no lo ponen como obligación–Que bonito-dijo señalando el reloj en mis piernas.

–Era de mi padre, mamá lo mandó a grabar para él-le conté utilizando la pequeña llave para abrir el compartimento entregándoselo y mostrándole las palabras que mi progenitora le dedicó.

–"El honor de un ser humano se mide por sus acciones y no por sus posesiones"-leyó y sonreí ante el recuerdo de mi padre diciendo esa frase cada día y mamá escuchándolo como si fuera la primera vez, sonriéndole al final para después plantar un sonoro beso en sus labios mientras yo los espiaba sintiéndome orgullosa de ser hija de ellos–Es un lema familiar muy hermoso y acertado, las personas cada vez son más superficiales y olvidan que lo verdaderamente importante es lo que se lleva por dentro-comentó sin dejar de acariciar las letras talladas sobre el metal.

–Basándose en él han educado a cada una de las generaciones de la familia Manoban, es una lástima que solo quede yo, me hubiera encantado tener hermanos-tal vez hubiéramos tenido un hombro en el cual apoyarnos cuando los perdimos, alguien que nos entendiera porque estaba pasando por lo mio, tal vez hubieramos sido más valientes en el momento de reclamar lo que nos correspondía, hubiéramos podido tener más paz y no convertirme en un fantasma para la sociedad.

–Te entiendo, también soy hija única, si no lo fuera quizás no tendría tanto peso sobre mis hombros-susurró con la voz cargada de pesar y el cuerpo encogido por la preocupación, descansé la mano en su hombro dándole un ligero apretón para reconfortarla.

–Lo importante es que no te sobrecargues demasiado, deberías contarle si no estás cómoda con sus decisiones-el gran reloj del castillo tocó las campanadas de las doce sacándome por completo de la cómoda burbuja que habíamos creado, espantándome además al recordar las palabras de Jisoo respecto al horario–¡Dios! Es muy tarde y tengo que irme ya, fue una noche fantástica con una aún mejor compañía-hablé apresurada sin borrar la sonrisa, esta fue por mucho la mejor noche de mi vida, siento que conocí cosas nuevas sobre ella y juro que si por mí fuera me mantendría a su lado hasta que viéramos al sol dar inicio al amanecer–nos vemos mañana Rosie-besé su mejilla corriendo hacia donde dejé la carreta escondida, tengo que ir por los atajos del bosque nuevamente para tener una oportunidad de llegar a casa antes que ellos para que ninguno supiera de mi escapada, y aunque lo descubrieran nadie podría borrar la felicidad que siento hoy.

Una nueva Cenicienta (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora