El sol se filtraba a través de las cortinas, bañando la habitación con una luz suave y dorada. Riley se despertó lentamente, sintiendo el calor del cuerpo de Val junto a ella. Se giró con cuidado, sin querer despertarla, y se encontró con el rostro pacífico de Val, aún dormida. Sus labios formaban una ligera sonrisa, y sus cabellos caían en desorden sobre la almohada. Riley sintió una oleada de ternura y felicidad, y se permitió un momento para simplemente admirar a Val, maravillándose de lo afortunada que era por tenerla en su vida.
Sin poder resistirse, Riley se inclinó y depositó un beso suave en la mejilla de Val. Esto hizo que Val se removiera ligeramente y, con un pequeño suspiro, abrió los ojos. Al ver a Riley tan cerca, su sonrisa se ensanchó.
—Buenos días —murmuró Val, con la voz todavía cargada de sueño.
—Buenos días —respondió Riley, acariciando suavemente la mejilla de Val con la punta de sus dedos.
Se quedaron en silencio por un momento, simplemente disfrutando de la presencia de la otra. Finalmente, Val se levantó ligeramente y se apoyó en un codo, mirando a Riley con una expresión amorosa.
—¿Qué te parece si hacemos algo especial hoy? —sugirió Val, sus ojos brillando con entusiasmo.
Riley asintió, sintiendo una burbujeante emoción en su interior. No importaba qué hicieran; cualquier cosa sería especial si lo hacían juntas.
—¿Qué tienes en mente? —preguntó, curiosa.
Val sonrió misteriosamente y se levantó de la cama, extendiendo su mano hacia Riley.
—Vamos a dar un paseo por el parque. Hace un día precioso, y quiero compartirlo contigo.
...Más tarde...
El aire fresco de la mañana les dio la bienvenida mientras caminaban hacia el parque cercano. Los árboles estaban llenos de hojas verdes y brillantes, y el canto de los pájaros llenaba el aire con una melodía alegre. Riley sentía como si el mundo entero estuviera celebrando su felicidad.
Al llegar al parque, Val soltó la mano de Riley solo para abrazarla por la cintura, guiándola por un sendero arbolado. Pasaron por un pequeño puente sobre un arroyo, y Val se detuvo, señalando el agua clara que corría debajo.
—Este lugar siempre me ha parecido mágico —dijo Val, mirando a Riley con una sonrisa—Y ahora, compartirlo contigo lo hace aún más especial.
Riley sintió una punzada de emoción en su pecho. Se inclinó hacia Val y la besó, un beso suave y lleno de amor. El sonido del arroyo y el canto de los pájaros parecían intensificar el momento, haciendo que todo se sintiera aún más perfecto.
Después de un rato, continuaron su paseo, hablando de todo y de nada. Riley sentía que podía abrirse completamente con Val, compartiendo sus sueños, sus miedos y sus esperanzas para el futuro. Val la escuchaba con atención, respondiendo con palabras de apoyo y cariño, haciéndola sentir valorada y amada.
Llegaron a un claro en el parque, donde el sol brillaba intensamente. Val sacó una manta de su mochila y la extendió sobre el césped. Se sentaron juntas.
—¿Te das cuenta de lo felices que somos? —preguntó Val, mirando a Riley con una expresión pensativa—A veces me cuesta creer lo afortunadas que somos de habernos encontrado.
Riley asintió, sintiendo una ola de gratitud y amor.
—Yo también lo pienso a veces. Eres lo mejor que me ha pasado, Val.
Val se inclinó y besó a Riley, un beso lleno de promesas y sueños compartidos. Después de un rato, se recostaron en la manta, mirando las nubes que flotaban en el cielo. Riley se acurrucó contra Val, sintiendo su calor y su amor envolviéndola.
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No estás sola
FanfictionRiley Andersen, una chica tímida y talentosa en el hockey y la guitarra, lucha contra el acoso y la soledad en su escuela secundaria. Sus días están llenos de comentarios hirientes y miradas de desprecio, lo que la hace sentirse insegura y odiar su...