Black Swan: Una historia mal contada

Capítulo dos.

El joven caminaba a la orilla de aquel gran lago, en el bosque, el paisaje era hermoso y estaba tranquilo, el sonido de los grillos y ranas inundaban el ambiente, y Taehyung se relajaba con el dulce y tranquilizador sonido del agua. Se sentó en la orilla, en total silencio y pudo ver de cerca un cisne, un cisne totalmente negro, este se acercó a la orilla y pronto una gran sombra cubrió su cuerpo.

Pequeñas partículas negras y doradas hicieron presencia hasta desaparecer, dejando ver a una mujer con no más de unos cuarenta años, muy bien vestida con ropajes negros. Un hermoso vestido hasta abajo de las rodillas color negro cubría su cuerpo, con detalles dorados en el dobladillo de la falda y sus mangas cortas, unos zapatos de tacón bajos de color negro, la mujer tenía su cabello recogido en un elegante novio y su maquillaje era oscuro, pero lucía perfecta, no parecía de más de unos treinta años.

Taehyung sonrió al ver a su madre, Odile, sentarse a su lado, la mujer miraba el lago en silencio igual, ese día en especial, se cumplían cuatro años desde que su esposo había muerto, todo bajo circunstancias muy misteriosas para Taehyung. Se quedaron en silencio un rato más, cada uno en sus pensamientos hasta que el menor suspiró.

— Mamá, no te sientas triste, por favor, a papá no le hubiera gustado verte así. — Comentó con un deje de preocupación en su voz, sabía que su madre había estado llorando a pesar de ser un cisne, y se lamentaba de haber perdido al único hombre en su vida.

— Es que, lo extraño tanto, extraño tanto a tu papá y quisiera que estuviera aquí para ver cuánto has crecido, mírate, eres un brujo poderoso y muy guapo, igual que él, eso es lo mejor que heredaste de él. — Odile acarició el cabello de su hijo, desordenandolo un poco.

El pelinegro sonrió negando con la cabeza y recostó su cabeza en el hombro de la fémina, mirando con nostalgia el hermoso reflejo de la luna en el lago. El hermoso lago al que su madre lo llevaba cada noche, Taehyung estaba tan conectado con él y con la naturaleza en general, sobretodo, tenía cierto favoritismo con los hermosos cisnes que muchas veces se encontraban en este la mayoría del tiempo, como ahora, un grupo de cisnes se encontraba nadando en las tranquilas aguas del lago.

— Mamá, quiero saber ¿Por qué papá murió? — Siempre había sentido curiosidad, y es que él solo tenía catorce años cuando su progenitor desapareció, él mismo había encontrado el cadáver de su padre en este lago, flechas en su pecho y una expresión de dolor, en su mano derecha llevaba un relicario con la foto de su hijo y su esposa.

— No te lo puedo decir todavía, mi niño, pero tú padre tuvo una muerte injusta, por cosas que pasaron en el pasado, no es hora de que lo sepas.

Después de estas palabras la mujer se levantó y ayudó a su hijo a levantarse junto a ella, una nube negra los rodeó y se elevaron en el aire, estaban siendo transportados a casa, en el bosque, a unos dos kilómetros del lago.

Él no comprendería todavía las decisiones que su madre tuvo que tomar en el pasado, todo por una amistad rota con un corazón aún más roto. Odile amaba a su esposo, que en paz descanse, sin embargo, en su adolescencia estaba tan enamorada del actual rey Sigfrido, que le dolía el ver cómo aquel joven se había atrevido a jugar con los sentimientos suyos.

La nube los hizo aterrizar frente a una hermosa cabaña no tan pequeña, entraron y se sirvieron algo de chocolate caliente, Taehyung fue a su habitación y tomó uno de sus tantos libros para comenzar a ojearlo, siempre quería aprender algún nuevo hechizo para llegar a ser aún mejor.

...

Oficialmente era primero de septiembre, el pueblo estaba feliz, su príncipe cumplía sus dieciocho años, el palacio estaba patas arriba, los sirvientes preparaban todo para que fuera una celebración impecable, los cocineros hacían los mejores platillos, y preparando muchos de los ingredientes que les haría falta al terminar la caza real. Mientras tanto, el joven de cabellos castaños y bonitos ojos de galaxia estaba frente al espejo de su habitación, dándose sus últimos retoques, se había bañado y vestido de una manera perfecta.