━ Nahoya Kawata es un adolescente, sí, y desea tener por fin su romance adolescente, antes de que termine el último año del bachillerato y tenga que ir a la universidad ¡Sin pareja!
Así que la victima de sus locuras es su mejor amigo: Ran Haitani.
¿...
La pregunta del millón sería ¿Por qué Ran está acá? Pero tal vez era demasiado obvio. Era casi obvio que jamás sería capaz de escapar a alguna petición de Nahoya.
Pero aún así todo su ser se retorcía de una forma nada gustosa. Era molesto.
A lo lejos estaba Nahoya, su cabello naranja melocotón era lo que lo hacía más identificable. Ran quería simplemente irse y tirar todo este estúpido plan por el escuzado. Los ojos brillantes de Nahoya le habían rogado que no se fuera, que se quedara por si algo salía mal.
Así que, lamió un poco de su helado mientras los observaba, a Nahoya y su nueva cita. Se sintió increíblemente aburrido.
A pesar de que había alguna canción sonando en la tienda, Ran no podía distraerse.
Pero era su culpa. ¿Por qué mierda había aceptado esto en primer lugar?
Esa mirada de Nahoya debería ser ilegal, es en serio.
Se acomodó en su silla suavemente, intentando apartar la mirada de su objetivo, cuando alguien más se sentó en frente de él. Ese cabello rubio y ese tapabocas negro, Ran lo reconocería en cualquier parte(para su propia desgracia).
—Largate, Sanzu.
El otro chico solo se rió y se acomodó recostandose en la mesa.
—¿Qué haces acá vigilando a Nahoya? Eres aterrador —, Sanzu fingió temblar mientras decía su última frase.
—Él me lo pidió, por si algo sale mal.
—¿No deberías ser tú ese?
El Haitani no entendió la pregunta, pero en general nunca entendía mucho a ese chico extraño, así que no intentó que lo explicara.
Aunque tal vez algo de su confusión se mostró en su rostro, porque Sanzu siguió hablando.
—Llevalo a una cita.
—¿Una cita? Paso. Te recuerdo que es mi mejor amigo.
Sanzu bajó su tapabocas y soltó un suspiro exagerado, tanto que Ran apartó del perímetro su helado.
—¿Y lo verás juntarse con otro? —Aunque fue una pregunta, Sanzu sonó casi decepcionado, —Amigo, vas a terminar en su boda llevandolo al altar para que se case con otro. Y luego, Rin y yo tendremos que soportarte lloriquear por él.
—Vete a la mierda.
Sanzu empezó a reírse como si el insulto fuera la mejor broma de su vida, y cuando Ran volvió la mirada hacia Nahoya, él también lo estaba mirando, un poco muy fijamente.
'¿Qué?' fue lo que preguntó Ran, casi solamente con sus expresiones.
'Nada...' Nahoya solo se encogió de hombros y volteó la mirada.
Desde pequeños tenían ese tipo de comunicación no verbal, casi telepática donde sabían todo del otro, pero Ran por primera vez no supo descifrar a Nahoya.
—¿Crees que me dirá que sí, si lo invito a una cita?
—Saltara emocionado y te besará.
Su pecho se movió un poco mientras se reía, pero Ran siguió comiendo su helado.
¿Cómo se sentirá un beso de Nahoya?
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—Un paso adelante, uno atrás... —Nahoya los guiaba, mientras apretaba un poco su agarre en Ran.
Era uno de esos momentos donde pasaban tiempo en el patio. Sentados en las sillas plegables y viendolos bailar estaban sus dos hermanos menores.
—¡Te ves demasiado tieso, Ran! —Gritó Rindou, el otro solamente rodó los ojos demasiado concentrado.
Tal vez el baile jamás fuera su mejor hobbie, pero el de Nahoya sí. Ran amaba pasar tiempo con Nahoya. No importaba en lo absoluto que Rindou y Souya fueran un plus en la ecuación.
Con su mano en la cintura de su mejor amigo, lentamente fue siguiendo los pasos al ritmo de una extraña canción que parecía algo como un vals. Dieron varias vueltas pero Nahoya estaba demasiado concentrado en seguir los pasos.
—¡Eso! ¡Ahora la vuelta! —Ran se alejó y tomó un poco de tiempo antes de darle una suave vuelta, para luego agarrarlo en el acto. Colgando de su brazo y ambos cara a cara.
—¡Beso! ¡Beso! ¡Beso! —Rindou no dejaba de gritar, y Souya lo miró casi como si estuviera loco.
—¿Deberíamos? —Preguntó un juguetón Nahoya.
—No creo que puedas sobrellevar un beso mío.
Ran lo levantó completamente y le dio varias vueltas más. Todo se llenó de las risas de Nahoya y los gritos animados de Rindou, incluso Souya sonrió un poco por lo cálido de la situación.
Y finalmente, Ran se detuvo, se rió cuando cayó en cuenta de la expresión de Nahoya, quien aún parecía mareado por las vueltas.
—Deberíamos practicar más seguido —sugirió Ran, cambiando de tema con un brillo en los ojos—. Quién sabe, tal vez algún día necesitemos impresionar a alguien con nuestros movimientos.
—¡Claro, claro! —Rindou intervino con entusiasmo—. ¡Practiquen, practiquen!
Souya, que había estado en silencio hasta ahora, finalmente habló.
—Lo hacen bien. —Su voz era calmada y serena.
Nahoya y Ran lo miraron un poco asombrados, usualmente Souya no aportaba mucho en estas reuniones sabiendo que fue llevado a la fuerza por Rindou.
—¿Te unirás a mí a la próxima? —preguntó Nahoya.
—Sí —respondió Souya—. Tal vez con un baile más moderno la próxima vez.
