𝐄sposo. 𝐈𝐈𝐈

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El sol de la mañana le pegó directo en la cara. El aroma delicioso de unos panqueques haciéndose lo levantó de la cama.

Bajó hasta la cocina y ahí pudo ver a su esposo cocinar lo que creía era el desayuno.

── Buenos días, gatinho. ── Saludó somnoliento.

── Ah! Bom dia, guapito! ── Se sobresaltó un poco. No esperaba que el castaño bajase ya y lo abrazara tan de repente.

── ¿Estás haciendo panqueques? ── Preguntó asomando la vista por encima de los hombros del otro.

── ¡Sí! Yo.., hum, ví la receta em um livro e quise hacerla!  ── Dijo en una rara mezcla de portugués y español. El castaño rió por eso. Desde que se acercaron más, el español del brasileño había mejorado muchísimo más.

── ¿Y qué tal vas? ¿Necesitas ayuda? ── Dijo.

── Não, não! Queria fazer isso para você e as crianças, então vou terminar! ── Respondió el brasileño. Era algo especial que él quería hacerle a su famila, no necesitaba ayuda. ── Não se preocupe.
[¡No, no! Yo quería hacer esto para tí y los niños, así que, ¡Yo lo voy a terminar!]

Roier iba a insistir, pero al fin y al cabo, tenía razón. Aceptaría el regalo de Cellbit esta vez.

Unos pasitos llamaron la atención de los dos adultos. Los niños se habían levantado ya, y por la misma razón que Roier; por el olor del desayuno.

── Bom dia, pais! ── Saludó el niño de oscuros rizos; Richarlyson.
[¡Buenos días, papás!]

Detrás de él apareció Bobby, quien bostezaba y apenas podía caminar bien por el sueño.

── Buenos días, 'apa. ── Saludó. ── Buenos días, Cell. ── Saludó también al brasileño.

Roier devolvió el saludo a ambos niños, para luego ver a Cellbit, quien veía a estos con una enternecida sonrisa.

Sabía que muy en el fondo, detrás de esa sonrisa, a él le dolía no ser llamado 'Papá' por el mayor de los dos niños. Pero Cellbit entendía al niño, su “verdadero” padre era Roier, y al que consideraba su otro padre, “había muerto”, él no era más que “un extraño” que se casó con su padre un año y medio después de que Spreen murió. Sabía que no iba a ser fácil ocupar el lugar que el oso tenía en el corazón de Bobby, y eso también lo hacía sentir mucha rabia, porque otra vez le demostraba que, aún muerto, era mejor que él.

── Isso tem um cheiro delicioso, pai Cellbit. ── Rompió el silencio Richas, quien veía la sartén con agua en la boca. ── Você pode colocar creme e frutas no meu, por favor!? ── Pidió emocionado.
[Eso huele delicioso, papá Cellbit. / ¿¡Puedes ponerle crema y frutas al mío, por favor!?]

Cellbit rió al ver al niño así.

── Calma, calma, vou te colocar creme e frutas, mas primeiro você tem que sentar na mesa. ── Demandó el mayor, y tan pronto terminó de hablar, el niño ya estaba sentando en la mesa al lado de su hermano mayor.
[Calma, calma, te pondré crema y frutas, pero primero tienes que ir a sentarte a la mesa.]

Roier veía divertido toda esa escena.

── 'Apa. ── Llamó su atención Bobby. ── ¿Ramón vendrá hoy? ── Preguntó dudoso y con esperanza de que su hermano venga.

Oh, sí. Eso.

Ramón seguía siendo cuidado por Roier, solo que, por menos tiempo ahora. Desde que se casó, Fit menos quería “molestarlo” con eso, por más de que el castaño quiso convencerlo de lo contrario. El pequeño se quedaba uno o dos días al mes con él, tres si era insistente y tenía mucha suerte.

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⏰ Última actualización: Sep 17 ⏰

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𝐑𝐨𝐛a 𝐌a𝐫i𝐝o𝐬 "ˢᵖᶦᵈᵉʳᴮᵉᵃʳ"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora