Capítulo 7: Conflicto de la Mente

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(Valentín)

Mi vida amorosa había sido siempre una historia llena de suspiros y desgracias. Soy muy consiente de como me veo, por que de cierta forma me he obsesionado mucho por el reflejo que me regresa la mirada a través del espejo. Me he obsesionado años por buscar ver el hombre que quiero ser. Me gusta ser ese que atrae las miradas, saber que me están observando, ya sea con envidia o con deseo. Levantarme en la madrugada para trotar un poco, hacer algunos ejercicios y regresar bañado en sudor para poder ver y sentir ese calor de mi cuerpo irradiar de mi hasta empañar también mi reflejo. Ver esas gotas caer y recorrer mi cuerpo como ríos, mientras el agua fría me hace estremecer un poco y me refresca la mente.

Mi primer novia fue a los 15 años, poco después de que Violeta insistiera en que debía continuar en la secundaria al menos. De alguna forma Violeta había logrado que me aceptaran con uniforme varonil al menos. Por lo que era bastante fácil mentir y decir que el horrendo nombre de nena que llevaba en mi credencial de estudiante era una cosa de mis padres y sus "orígenes italianos". No me fue difícil, como siempre, adaptarme a mis compañeros e integrarme con los chicos y cuando menos me di cuenta, un día luego de un entrenamiento de futbol, encontré una carta entre las hojas de mi cuaderno de matemáticas; dentro de un sobre hecho a mano con papel rozado, escrito en una hoja amarilla con olor a vainilla. En una caligrafía perfecta, con el titulo y los bordes decorados con cursis adornos hechos con marcadores de colores.

"Querido Valentin"

recitaba aquella carta escrita en verso

"En el aula, donde las risas se entrelazan,
donde tus ojos brillan como estrellas lejanas,
te confieso mi secreto, mi dulce encanto,
mi corazón late más rápido, como un canto.

Eres el viento que agita mi cabello,
el sol que derrite la nieve de mi invierno.
Tus risas son notas en una partitura,
y tus abrazos, refugios de ternura.

Así que aquí estoy, con letras temblorosas,
confesándote mi amor en este verso.
Eres mi chico misterioso, mi valiente,
y en mi corazón, siempre serás mi universo.

Con cariño,
La chica que te mira en silencio. "

Me llené de confusión en ese primer momento, yo le gustaba a alguien... ¡Yo le gustaba a una chica! Yo me sentía extraño con mi aspecto, pero a alguien le parecía lo suficiente atractivo como para dedicarme palabras tan ridículamente cursis que en ese entonces me parecían encantadoras.

Giré rápidamente la vista en todas direcciones, hasta notar, detrás de una de las ventanas al fondo del salón como una chiquilla se ocultaba nerviosa justo al cruzar nuestras miradas. Aun con el cuerpo caliente por el ejercicio me apresuré a salir del aula entre empujones a mis compañeros hasta dar la vuelta al edificio de salones y encontrarla ahí, fisgoneando aun con cara de perdida por no encontrarme en su camino. Parecía incluso que algunos de mis compañeros ya se habían percatado de su parecencia y al no encontrarme se había un poco olvidado de ser cuidadosa de no ser vista. La observé un momento con su pequeño moño azul en su liso cabello que le llegaba al hombro, recargada en los muros de ladrillos con expresión de confusión.

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