𝐃𝐞𝐬𝐜𝐨𝐧𝐟𝐢𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐲 𝐂𝐨𝐢𝐧𝐜𝐢𝐝𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚𝐬.

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Luego de la clase de Química, me dirigí rápidamente al gimnasio, era el primer día para el club de volleyball

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Luego de la clase de Química, me dirigí rápidamente al gimnasio, era el primer día para el club de volleyball. Me uní gracias a una de las chicas del salón que me había invitado a jugar.

Así que accedí, ya que no tenía idea de a qué club podría entrar. De camino al gimnasio me encontré con Fabián, él se acercó con una sonrisa y me saludó con un beso en la mejilla.

- Es bueno verte, Valen. -me miró sonriente-

- Lo mismo digo, ¿cómo has estado? Ya sabes por lo de... -él asintió-

- La muerte de mi hermano ha sido un golpe demasiado duro para mi familia, pero la vida sigue y trato de mantener mi mente ocupada, al igual que mis padres. -Su mirada podía transmitir todo el dolor que ha estado viviendo los últimos días-

Caminamos unos minutos en silencio hasta que decidí sacar un tema de conversación. No quería que este momento se torne en un ambiente tenso e incómodo.

- ¿Sabes? Me uní al equipo de vóley. -le dije, intentando parecer casual, aunque en realidad estaba nerviosa por su reacción- No es que tuviera muchas opciones, los clubes ya estaban llenos.

Fabián soltó una carcajada, su risa era contagiosa y no pude evitar sonreír. Lo miré atentamente.

- Eso está genial, Valen. Yo juego al fútbol. - me confesó, y su mirada se perdió un momento en la distancia- Sueño con ser un gran profesional algún día. -Su confesión me tomó por sorpresa.-

- ¿En serio? Eso es increíble -le dije, sintiendo una mezcla de admiración y curiosidad.- Debe ser emocionante perseguir un sueño así.

- Lo es, pero también es mucho trabajo -admitió, volviendo su atención hacia mí.- Pero bueno, ¿y a ti? ¿Qué te llevó al vóley? -.Respiré hondo, buscando las palabras.-

- Siempre me gustó el deporte, y aunque no es mi primera opción, creo que puede ser una buena manera de desconectar de los estudios y hacer algo de ejercicio.-confesé-

- Claro que sí -asintió Fabián, su tono era alentador.- Y quién sabe, tal vez descubras una pasión oculta por el vóley. -ambos soltamos una carcajada-

Siendo mujer lobo todo es más complicado...

Nos detuvimos frente a las puertas del gimnasio, y por un momento, compartimos una mirada de entendimiento. Este era nuestro primer acercamiento, pero algo me decía que no sería el último.

 Este era nuestro primer acercamiento, pero algo me decía que no sería el último

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Después de una intensa sesión de vóley, mis músculos se sentían tensos. Caminé por los pasillos de la universidad, el eco de mis pasos resonando en el silencio del atardecer. Mi casillero estaba al final del corredor, y mientras giraba la combinación, vi a mi tía Jeniffer salir apresuradamente de la oficina del director.

De repente alguien chocó con ella, era un hombre alto, vestido con un traje impecable y con un peinado formal, corto a los lados, no llegando al rapado y el pelo dividido a la mitad dejando un mechón de pelo suelto, conocido como el típico corte "librito".

Los papeles que llevaba mi tía se esparcieron por el suelo como hojas llevadas por el viento. El hombre se agachó de inmediato, sus manos recogieron los documentos con una eficacia elegante.

Me mantuve cerca de mi casillero, fingiendo estar ocupada ya que al ser una mujer lobo puedo oír a muchos kilómetros de distancia. Así que pude escuchar cada palabra que intercambiaban.

- Lo siento mucho. ¿Se encuentran bien? - preguntó el hombre con una voz que era una mezcla de preocupación y calma-

- Oh, no se preocupe, estoy bien, gracias... - respondió mi tía, claramente desorientada por el encuentro inesperado-

Mientras recogían los papeles, sus manos se rozaron brevemente. - Soy Aiden Morgan, por cierto- dijo él, extendiendo una mano después de haber recogido el último papel.

Morgan... Ese apellido lo reconozco a la perfección.

- Jeniffer Suarez -dijo ella, aceptando el gesto- Gracias por su ayuda, señor Morgan.

- No hay de qué. Es lo menos que puedo hacer luego de haber provocado que sus papeles queden completamente desordenados por mi culpa. -bromeó él, con una sonrisa que no pude ver, pero que podía imaginar perfectamente.

Mi tía se rió, y hubo un breve momento de silencio cómplice entre ellos. Sentí la curiosidad arder dentro de mí, preguntándome qué historia había detrás de ese tal Aiden Morgan y su extraña familia.

Escuché como Spencer se acercó a ellos, estaba algo preocupada y esperaba una buena noticia por parte de Aiden.

- ¿Lo conseguiste? -dijo la pelinegra ignorando completamente a mi tía-

- Si, estás dentro del club de música. -dijo en un tono amable-

- Dios, ¿ya ves? -se acercó a él y le correspondió el abrazo- No se que haría sin ti. -dejó un beso en su mejilla-

Luego de eso Spencer siguió su camino por el pasillo, antes le había mencionado a Aiden que iría en busca de unos documentos y que lo esperaba en el auto. Ambos compartieron una mirada cómplice antes de que la pelinegra desapareciera por completo de mi campo de visión.

Ellos esconden algo...

𝕭𝖑𝖔𝖔𝖉 𝐌𝐨𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora