I'm a weirdo

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En la foto de perfil aparece él de la cintura para arriba con los ojos cerrados sacando la lengua, con una remera manga larga negra y el pelo revuelto. Suele vestirse de negro y usar unas muñequeras del mismo color. Me pregunto si alguien le sacó la foto o se la habrá tomado usando el temporizador.

Ya estoy en la terminal y ya les avisé a los 3 que llegué. Espero que no demoren sinó tendré un malhumor de aquellos. Busco una mesa en el café más bien al fondo. Sé que el router está por ahí y supongo que así me voy a asegurar de que tengamos buena señal. Viene un camarero y le pido una lágrima con dos medialunas. Todavía no desayuno.

Bostezo y abro el WhatsApp de nuevo y veo que no han leído el mensaje que les mandé a cada uno hace 5 minutos. Qué los parió, los voy a matar si vienen tarde. En 5 minutos ya está mi pedido, de modo que comienzo a desayunar mientras releo el cuento y tomo unas notas.

Voy por la mitad del desayuno cuando entra Xiomara y se acerca tranquila. Nos saludamos y se acomoda. En eso suena una notificación de mi celular. Es Adriano poniendo manito con pulgar arriba.

-¿Karo ya viene? -indaga sacando una libreta y un bolígrafo.

-No ve mi mensaje todavía -respondo bebiendo mi café.

Ella se queda pensativa pero no pregunta nada más. En eso llega nuestra compañera apresurada.

-Perdón la demora ¿Hace mucho llegaron?

Se sienta y le respondemos que no, aunque yo llevo como 20 minutos ahí ya. Xiomi llama al camarero y pide un café con leche con medialunas y Karo aprovecha para pedir lo mismo. Decidimos ir empezando con las notas que teníamos cada una.

Termino mi desayuno y llega Adri. Nos saluda y se une a la tarea sin más. El camarero se le acerca para ofrecerle algo y él agradece y le dice que no pedirá nada. Se me ocurre que capaz anda de temprano y no como nosotras que estamos desayunando a las 10, que ya desayunó.

Dejamos listo el resumen terminado y aprovechamos para adelantar una tarea de gramática que teníamos que hacer en un libro. Lo tenemos en PDF y no entiendo cómo editarlo en línea. Ni sabía que eso podía hacerse.

-Se me borró lo que escribí de nuevo -me quejo sintiéndome la mujer de las cavernas, esa a la que le daban un garrotazo para llevarla a la casa.

Adri señala la pantalla y noto que contiene la risa para no ser grosero:

-Está ahí abajo. Tocá y arrastrá hasta la oración que hay que completar y después te digo cómo cambiar el tamaño.

Lo miro de reojo apenas porque me ofende que le de gracia, pero no le digo nada. Apreto los labios y con cuidado trato de hacer lo que me dijo. Las chicas siguen en la suya. Cuando ya acomodo el texto, el pibe se me acerca un poco más para tocar la pantalla... Qué rico perfume. Me pongo un poco tensa y trago saliva sin dejar de mirar el teléfono y prestar atención a lo que me explica que haga. Después se acomoda en su sitio y sigue escribiendo su parte mientras continúo con lo mío.

No me doy cuenta, pero empiezo a mover apenas el pie nerviosa con las piernas cruzadas. Percibo que él me echa un vistazo breve y ahí caigo en la cuenta y me quedo quieta y respiro hondo sin que se escuche ni se note. Y empiezo a sentirme incómoda, tonta ¿Qué carajo hago ahí? Una vieja con tres pendejos haciendo tarea, poniéndose nerviosa con el compañerito de al lado ¿Qué diría Marcos si me viera así de embobada con el flaco? Qué vergüenza. Tengo ganas de irme, no sé en qué pensaba cuando me metí en esto. Entonces intento calmarme y abrir un poco el panorama porque siento que me estoy encerrando en esa cajita negra en la que estuve alguna vez. No soy la única adulta estudiando. Es más, la mitad del curso somos mayores de 20. Adriano, por ejemplo, tiene 26, no está recién salido del secundario.

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