Desde aquella visita a Azkaban, Xenia se había vuelto aún más decidida a no dejarse caer, por el bien de ella y de su hija.
Cada semana Remus le tomaba una foto, y junto con las fotos de las semanas anteriores, empezaron a enviarle a Sirius una foto por semana.
Ya estaba cerca de la semana 36 de embarazo, y todas las labores se habían vuelto difíciles.
Su vientre estaba inflado como un globo, que en cualquier momento podría explotar.
Los familiares de Xenia regresaron a Londres para participar de sus últimos meses de embarazo y apoyarla. Ella solo tenía un hermano, sin embargo vinieron sus padres y dos de sus primas. Quienes ya habían tenido hijos anteriormente.
Actualmente estaban viviendo en la mansión de su familia.
Los Nikolaus eran una familia bastante similar a los Black, eran una familia sangre pura, que se enorgullecia de ello, bastante restrictiva en cuanto las relaciones y bastante despectiva con los muggles.
Para los señores Nikolaus no hubo más orgullo que cuando Xenia les contó sobre Sirius.
Sin embargo, el estatus de Sirius no podía importarle menos. Lo amaba por quien era, no por su pureza de sangre. Solo fue una casualidad.
Sin embargo no eran del todo malos. Se notaba que querían a sus cercanos, no eran una estatuas de mármol, a diferencia de los Black.
La boda de Xenia y Sirius estuvo por todo lo alto. No se escatimó en ningún gasto, y salieron en las primeras páginas de los periódicos mágicos de todo el mundo.
¿Quién diría que las cosas se tornarian de esta forma?
Sin embargo, los Nikolaus no le reclamaban a su hija nada sobre Sirius, ya que consideraban que estaba haciendo lo correcto, eso ayudaba a Xenia, ya que no tenía que aguantar reproches, aunque fuera inocente.
La Sr. Eulalia estaba más que encantada por estar con su nieta en poco tiempo. Xenia estaba un poco asustada por el parto, aunque no lo manifestara.
En toda la mansión se sentía una víspera de buenas nuevas. Y aunque Remus no podía estar ahi, visitaba a menudo.
El mundo mágico estaba tranquilo, sin guerras, sin mortífagos por doquier.
– Xenia, ¡Xenia! – la voz de su madre la sacó de sus pensamientos. – Por Merlín, ¿En dónde tienes la cabeza?
– lo siento, madre, estaba pensando en... – su madre la interrumpió.
– te preguntaba, ¿Tendrás parto en casa o en hospital?
– no lo he pensado, madre. – bajó la mirada, en realidad estaba pensando en hospital, pero su familia llegó de imprevisto y creían que un hospital corriente era de muggles y pobres.
– ¿No lo has pensado? Cariño, esa era una pregunta retórica. No pondrás un pie en ese sucio hospital. Claro que será un parto desde casa. – su madre la miró y continuó hablando. – va a venir una amiga, la mejor matrona de Grecia. Ella te recibió a ti cuando yo iba a parir, recibió a tus primos y primas, y también los hijos de tus primos y primas, ahora es tu turno.
– Claro, madre, no sé en qué estaba pensando al siquiera considerar esa opción... – continuó tejiendo un pequeño sombrero.
– no te preocupes, no le diré a nadie sobre esa desfachatez. – dijo antes de irse.
Sus padres se tomaban las cosas de los nacimientos muy en serio, la llegada de nuevos seres al mundo para seguir dejando el legado del apellido en alto. Su padre incluso había hecho llegar a la mansión una cuna de oro con incrustaciones de piedras preciosas.
Xenia no quería que su hija creciera preocupada por el estatus de sangre, por la presión de ser apta para su apellido, quería que ella tuviera una infancia normal.
Aunque no negaría que la infancia que sus padres le dieron, llena de joyas y lujos, no estaba mal, pero algunas veces abrumaba.
•••
La semana siguiente le hicieron un recibimiento a la matrona de la que su madre le había hablado, fue casi una fiesta, de la que ella no se había permitido participar, su barriga la mantenía exhausta, caminar era todo un reto.
En estos momentos se sentía agradecida de tener sirvientes. Por lo menos le facilitaban las cosas en esta etapa del embarazo.
Aunque Remus también era un alivio, la hacía reír y despreocuparse por un rato. Sirius ya estaba al tanto de su estado, él también estaba emocionado por conocer a su hija.
Entonces, lo sintió.
Una cantidad impresionante de agua cayó a sus pies. Había roto fuente.
– ¡Mamá!, ¡Remus!, ¡Sra. Rina! – Empezó a llamar nombres al azar solo para ser auxiliada.
Las personas empezaron a llegar a ayudarla, la subieron hasta su habitación, e hicieron que la matrona la revisara. Aún no tenía muchos centímetros de dilatación, pero la matrona le dijo que la bebé nacería pronto y que debería tratar de respirar y tranquilizarse.
Después de horas de labor de parto, y dolor, en las paredes de la mansión Nikolaus se escuchó el llanto de una bebé recién nacida.
Todos los presentes dejaron salir un suspiro que no sabían que estaban reteniendo al escuchar llorar a la bebé.
La matrona salió de la habitación. Y se puso a hablar con la madre de la mujer.
– ¿Cómo nació mi nieta? – preguntó la Sr. Nikolaus.
– Es una niña muy hermosa y sana. Su hija hizo un muy buen trabajo – le comentó con una voz serena.
Remus se atrevió a hablar.
– ¿Y cómo es la niña? – dijo un poco nervioso.
– Blanca como el papel, y con el cabello negro como el carbón – comentó, la familia Nikolaus en su mayoría eran rubios o castaños, así que si tenía el cabello negro, ya podemos decir por quién era.
– ¿Podemos verla? – preguntó su abuelo.
– por ahora lo mejor sería dejarlas descansar. Ambas están durmiendo. – dijo antes de irse.
Y así fue, como un 1 de junio de 1982, Eleanor Nova Black, llegó al mundo.
•••
Ya había pasado un mes desde que nació Eleanor. Y las cosas no podrían marchar mejor.
Xenia le había hecho llegar a Sirius varias fotos de Eleanor, era demasiado parecida a él. Su cabello, sus ojos, y algunos de sus rasgos que recién empezamos a ver, eran únicamente de su padre.
Mientras tanto, nunca se había visto mejor interpretación de, "nacer en cuna de oro" si esa frase no era para la pequeña Black, no era para nadie.
Sus abuelos la habían colmado de regalos, todos sus familiares, incluso los más lejanos le habían hecho llegar, ropa, joyas, juguetes, y dinero.
Remus incluso comenzaba a pensar que sería posible tenerle celos a una bebé.
Los familiares de Xenia se estaban preparando para irse de nuevo a Grecia. Así que, aunque se sentía un poco triste, también sentía un gran alivio.
Al igual que su boda, su parto no fue pasado por alto, no señor, aunque la rubia trató de mantener las cosas privadas, sus padres se encargaron de informar a los periódicos que la nueva heredera de la familia Black y Nikolaus había nacido, y había nacido para grandes cosas.

ESTÁS LEYENDO
Catarsis - H. J. Potter
FanfictionEn la tragedia griega, la catarsis se lograba a través de la identificación del espectador con los personajes y sus emociones, lo que permitía una liberación emocional y una purificación de las pasiones. En psicología, la catarsis se asocia con la i...