Novakie Wui'hk, una jedi promedio de 17 años de edad. Cree que lo único interesante en su vida, es el enamoramiento que tiene, con su mejor amigo, Anakin Skywalker.
Lo que no sabe, es que tiene un papel mucho más importante, en todo esto.
Es crucial...
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"Viaje a Naboo"
Novakie 's pov
Seguimos al atacante, resultó ser un cambiante, lo habíamos atrapado, pero un cazarrecompensas, al parecer un mandaloriano lo había asesinado antes de que pudiera hablar.
Estaba intrigada, tenía un muy mal presentimiento acerca de todo esto. Pero al final, no se nos dió la tarea de investigar, en cambio, escoltariamos a la Senadora a su planeta natal, y nuestros maestros se encargarían de todo relacionado al cazarrecompensas.
Tuvimos una reunión con el senado. Dónde estábamos Anakin, yo, y por supuesto nuestros maestros. Fue un poco incómodo, "Ani" tuvo un raro enfrentamiento a Padmé, pero fue bastante pequeño. Es costumbre que sea así, ya tiene que ver con su personalidad. El se ofreció para proteger y trasladar a la Senadora Padmé, y mi maestra me envió como apoyo. Por supuesto que el maestro Kenobi estuvo de acuerdo y Anakin también estuvo feliz de que lo acompañara.
Yo estaba en mi habitación recogiendo algunas de mis pertenecías, regresando libros de la biblioteca y tomando unos nuevos. Partiríamos dentro de unas horas, estaba un poco nerviosa, jamás había viajado a Naboo, sabía que las praderas eran hermosas, y me moría por nadar el en lago. Tendría que encontrar algún momento para ir.
También pensé en lo complicado que sería para mí la estadía allá. Sabía que Anakin estaba enamorado de Padmé, pero me preguntaba si sería capaz de dejarme de lado, solo para estar con ella. Y con eso me refiero a ignorame en el viaje. Estaba muy, muy nerviosa. No creo que el lo haga, nos conocemos desde hace mucho. No es una inseguridad que debería de tener.
— ¿En qué piensas, cabeza de borhek?.—Anakin entro en mi habitación como de costumbre, sin tocar.
— Oh, en nada "Ani". —En cuánto lo ví una sonrisa no tardó en salir, me empecé a burlar de aquel sobrenombre que le había puesto la Senadora.
—No me llames así.— me vio en un intento de sonar severo.
—¿Que? ¿No puedo?.—Pregunté con burla.
—No, y menos si lo dices así.— se acercó a mi y se sentó a mi lado en la orilla de mi cama.
—Y, ¿Por qué?.— hablé sacando dos golosinas pequeñas que tenía debajo de mi almohada, y llevándome una a la boca.
—No lo sé, me haces sentir pequeño. Y más si te burlas Nova.— Me dijo con un tono de reproche.
— Si, bueno. Al parecer solo ella puede.— Me costaba disfrazar la molestia. Mire mis manos y la golosina entre estás. Se había tensado un poco el ambiente, y el suspiro para hablar.
