Hagamos de cuenta

Parte 6

La mañana del sábado Julián la había dedicado a limpiar y acomodar los estantes en donde solía dejar todos los libros, fotocopias y cuadernos de la facultad y como ya no iba a necesitar nada de todo eso mejor hacer espacio para lo que se vendría el año próximo. En un rincón había un cuaderno y unos apuntes marcados con resaltador flúor de la materia que iba a cursar el día que tuvo el accidente, recordaba haber sacado todo de la mochila todavía con el brazo enyesado y adolorido esperando ponerse al día en algún momento pero así como los sacó meses atrás quedaron en el mismo lugar. Enzo era, sin dudas, la razón por la cual estaba tirando a la basura todo eso que ya no quería para su vida,  y una sonrisa se le dibujó en la cara porque ya lo podía escuchar diciéndole que no había hecho nada mas que causarle un accidente y que todo lo otro lo hizo él solo. Enseguida fue a buscar el celular para mandarle una foto con las cosas que estaba tirando y por las dudas para que entendiera qué era le escribió ''Adiós para siempre Contabilidad, ya no te necesito'' y se la envió. 

Una vez que dejó acomodado ese estante se puso a limpiar la cocina y a hacer la lista de las cosas que le faltaban comprar en el supermercado. Mas tarde se fue a bañar y se acostó un rato a mirar la tele y en todo ese tiempo había revisado varias veces el celular pero Enzo no había visto su mensaje. Sabía que trabajaba hasta el mediodía pero ya eran cerca de las cuatro de la tarde, seguro estaba ocupado con otra cosa y cuando pudiera le iba responder. Ayer lo había visto pero ya tenía ganas de verlo de nuevo, quizás podía decirle de juntarse a comer unas pizzas y si se hacía tarde se podía quedar a dormir en su departamento como en los viejos tiempos.

Recién tarde a la noche recibió su respuesta con un mensaje que lo sintió un poco raro, quizás era cosa suya nomás pero pareció cortante. Julián no respondió nada y esperó recibir algún otro mensaje en vano.

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Apenas salió del trabajo Enzo llamó a su amigo Nicolás que hacía rato no veía y le preguntó si todavía estaba en el negocio suyo para pasar un rato, necesitaba despejarse un poco y su amigo fue el primero que se le vino a la cabeza. A Nico lo conocía de la escuela técnica a la que se tuvo que cambiar a los 15 años y tenía un taller mecánico de Motos que quedaba bastante cerca del depósito.

Enzo no sabía nada de motos pero estar con las manos engrasadas ayudando a su amigo a encastrar partes o ajustar tuercas lo ayudaron a enfocarse en otra cosa y así despejar un poco esa nube en la que había quedado inmerso después de la charla con su hermano que removió mucho de aquello que había dejado en el pasado y que hasta sentía eran parte de otra persona que ya no era él. 

—¿Y vos en qué andás que estás todo serio dándole a la tuerca con bronca?— le dijo Nicolás agarrándolo desprevenido. A pesar de conocerlo hace años no eran de hablar temas tan personales y honestamente no tenía ganas de comentarle nada de lo que le estaba pasando

—nada, el laburo, mis hermanos, lo mismo de siempre ¿viste?— le dio un poco de pena mentirle pero era lo mejor

—¿soltero todavía?— sonrió Nicolás mientras encajaba una rueda con una precisión envidiable

—sí, recontra ¿y vos seguís con Vale?

—sí seguimos juntos— sonrió mientras iba a buscar el termo —y en cualquier momento nos casamos así que andá preparando el traje— Enzo se imaginó por unos segundos lo lindo que debía ser tener una relación como la de ellos dos

—al fin gordo, hace como 10 años que están juntos

—y, casi ocho pero la verdad no es que necesitábamos casarnos pero medio que le empezó a picar el bichito a ella después de que una amiga suya se casara y dije por qué no. La vida es una sola, ¿o no amigo?