Con el éxito del lanzamiento de su música, Adeline se sentía más viva que nunca. Había encontrado un propósito en su arte y había comenzado a construir conexiones significativas con aquellos que escuchaban su música. Sin embargo, a pesar de esa alegría renovada, también sabía que su viaje no estaba exento de desafíos.
Una tarde, mientras practicaba en su habitación, Adeline recibió un mensaje de texto que la hizo detenerse en seco. Era de Hazel. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que se habían comunicado, y el corazón de Adeline latió con fuerza al ver su nombre en la pantalla.
“Hola, Adeline. He estado pensando en ti y me encantaría hablar. ¿Podemos vernos?” El mensaje la llenó de incertidumbre y emoción a la vez. No sabía qué esperar. ¿Era el momento de enfrentar el pasado? ¿O quizás una oportunidad para encontrar un cierre?
Después de unos minutos de deliberación, finalmente decidió responder. “Hola, Hazel. Me encantaría hablar. ¿Te parece si nos encontramos en el parque mañana por la tarde?” Adeline sintió que había tomado la decisión correcta, pero a la vez, una oleada de ansiedad se apoderó de ella. Las memorias de su relación y la separación inundaron su mente.
La noche antes del encuentro, Adeline no pudo dormir. Se quedó despierta, girando en la cama, repasando los momentos felices que había compartido con Hazel. Recordó las risas, los paseos por el parque, las canciones que habían creado juntas. Todo se sentía tan distante, pero a la vez tan vívido. La sensación de nostalgia la envolvió, y, mientras la oscuridad de la noche se cernía sobre ella, Adeline se dio cuenta de que aún guardaba una chispa de esperanza en su corazón.
Al día siguiente, el sol brillaba intensamente, y el parque estaba lleno de vida. Adeline llegó con un nudo en el estómago, sintiendo la mezcla de nervios y emoción. Mientras buscaba a Hazel entre la multitud, se sintió abrumada por la posibilidad de enfrentarse a sus sentimientos una vez más.
Finalmente, vio a Hazel al fondo, sentada en una de las bancas del parque, con el cabello al viento y una expresión pensativa. Su corazón dio un vuelco. Había pasado tanto tiempo, pero aún podía reconocerla al instante. Se acercó con pasos vacilantes, sintiendo que cada latido resonaba en su pecho.
“Hola”, saludó Adeline, intentando ocultar la emoción que le invadía la voz.
“Hola, Adeline”, respondió Hazel, sonriendo tímidamente. “Es bueno verte”. Adeline notó que Hazel lucía diferente, pero a la vez, la misma. Había una tristeza en sus ojos que la tocó profundamente.
Ambas se sentaron en el banco, el silencio inicial lleno de palabras no dichas. Adeline sintió la tensión en el aire, y el momento de verdad parecía estar suspendido entre ellas.
“Gracias por aceptar verme”, dijo Hazel, rompiendo el silencio. “He estado pensando en ti y en todo lo que pasó. No ha sido fácil para mí”.
Adeline asintió, sintiendo que su corazón latía con fuerza. “Para mí tampoco. La separación fue muy dolorosa. He estado lidiando con mis sentimientos desde entonces”, admitió, sintiendo cómo la vulnerabilidad comenzaba a aflorar.
“Lo sé. Y me pesa lo que pasó. A veces me pregunto si tomé la decisión correcta”, dijo Hazel, sus ojos llenos de sinceridad. “Quiero que sepas que nunca quise hacerte daño”.
Adeline sintió un torrente de emociones. “Yo también he estado pensando en eso. Y aunque fue doloroso, también entiendo que cada una de nosotras tiene que seguir su propio camino. La música me ha ayudado a lidiar con mis sentimientos”, confesó, sintiendo la conexión que aún existía entre ellas.
Hazel la miró con curiosidad. “He escuchado algunas de tus canciones. Son hermosas, realmente conmovedoras. Capturan la esencia de lo que sentimos”. Adeline sonrojó un poco, sintiéndose halagada y vulnerable al mismo tiempo.
“Gracias. He puesto mucho de mí en ellas. Quería que reflejaran lo que viví, no solo el dolor, sino también la esperanza de seguir adelante”, dijo Adeline, sintiendo que sus palabras resonaban con sinceridad.
Ambas comenzaron a compartir sus experiencias desde la separación. Hazel habló sobre sus luchas y cómo había estado tratando de encontrar su lugar en el mundo. Adeline escuchó con atención, sintiéndose agradecida por la apertura de Hazel. A pesar de la distancia que había crecido entre ellas, había un hilo de conexión que seguía presente.
Sin embargo, mientras hablaban, la sombra de la tristeza volvió a cernirse sobre Adeline. Se dio cuenta de que, aunque había estado trabajando en su sanación, aún había un vacío en su corazón. “A veces siento que me cuesta dejar ir lo que tuvimos. Aunque he encontrado una nueva forma de vivir y expresar mis sentimientos, aún hay un pedazo de mí que te extraña”, confesó, sintiendo que la vulnerabilidad era liberadora.
Hazel bajó la mirada, pareciendo reflexionar sobre sus propias emociones. “Yo también. Hay momentos en los que recuerdo lo que compartimos, y me duele saber que ya no estamos juntas. Pero también creo que hemos crecido y evolucionado”, dijo, su voz llena de sinceridad.
A medida que continuaban hablando, Adeline sintió una mezcla de esperanza y tristeza. Aunque había un reconocimiento de la pérdida, también había un sentido de liberación en sus palabras. Era un recordatorio de que, aunque el pasado siempre estaría presente, había espacio para avanzar.
“Tal vez deberíamos seguir adelante, cada una en su camino”, sugirió Adeline, sintiendo que ese era el momento de encontrar la paz en su corazón. “Quiero que seas feliz, incluso si eso significa que no estamos juntas”.
Hazel asintió, sus ojos llenos de comprensión. “Lo mismo digo. Quiero que encuentres la felicidad, y si eso significa seguir adelante, entonces estoy de acuerdo”.
Ambas se sentaron en silencio por un momento, sintiendo que, a pesar de la tristeza, había una liberación en esa conversación. Habían enfrentado sus emociones y, aunque el camino hacia la sanación aún era largo, estaban un paso más cerca de encontrar la paz.
“Me alegra haberte visto hoy”, dijo Hazel, rompiendo el silencio. “Siempre serás importante para mí”.
Adeline sonrió, sintiendo que había un cierre en esa conversación. “Tú también eres importante para mí. Gracias por compartir tus pensamientos y sentimientos”.
Cuando se despidieron, Adeline sintió una mezcla de emociones. Había logrado enfrentar su pasado, y aunque el dolor seguía presente, también había una sensación de liberación. Era el momento de avanzar, de abrazar su vida y seguir compartiendo su música con el mundo.
Mientras caminaba de regreso a casa, sintió que la luz del sol iluminaba su camino. Cada paso que daba la acercaba un poco más a la sanación. Había aprendido que las sombras del recuerdo siempre estarían ahí, pero también había un espacio para la luz y la esperanza.
Al llegar a casa, Adeline se sentó con su guitarra y comenzó a tocar suavemente. Las notas resonaban con una nueva claridad, y las palabras de su canción emergieron con fuerza. “En cada eco de nuestra historia, encontramos nuestra razón para seguir”. Esa nueva línea reflejaba su viaje y el amor que aún existía en su corazón.
Esa tarde, mientras las luces del atardecer llenaban la habitación, Adeline sintió que, aunque había enfrentado su pasado, había encontrado la fuerza para seguir adelante. Con su guitarra en mano y el corazón abierto, estaba lista para escribir el próximo capítulo de su historia.
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La huella de tu Ausencia
Short Story"La Huella de tu Ausencia" sigue la historia de Adeline y Hazel, dos chicas que alguna vez compartieron un amor profundo y genuino. Sin embargo, su relación se ve interrumpida cuando deciden separarse, dejando a Adeline con un dolor emocional que lu...