Detritívoros

Shadows

Part II

Contener, no es lo mismo que mantener el control. Contener el dolor de la distancia que interponen, el dolor en el pecho que causa clavarse una nueva aguja. Ver el liquido borgoña brotar solo para descomponerse con el aire y volverse cenizas.

Somos hijos de la nada, deseados por la noche estéril y rechazados por la vida que genera la luz.

Somos codiciosos, deseando mas de lo que nos corresponde, porque jamas es suficiente el verdor, ni basta el fruto del árbol mas grande ofreciendo su sombra por igual.

No existimos si alguien no nos llama, si nuestro nombre es olvidado, si las palabras se vuelven silencios empedernidos...¿existimos? Nos maldicen por esperar, nos vuelven un obstáculo si elegimos retroceder para ceder el control.

Nos vuelven enemigos, siendo pasivos. Y alzamos la voz para recordar que también  vivimos, pero la oscuridad y su distorsión es la única que escucha, la única que brinda calma. Aquella que extiende sus garras, menos dolorosas que el abrazo de la luz; desconocido. Entonces eliges rechazar el contacto para buscar la seguridad en un mundo infranqueable donde las llamas arden consumiendo todo el oxígeno. 

¿Cuándo se detendrán los tambores que llaman a la guerra? ¿No los has visto? Están cansados de andar con la guardia en alto, bajan la cabeza para evitar la divinidad, pero sienten sus ojos fijos en sus espaldas.
Son juzgados por sobrevivir, porque no saben seguir sino están caminando en el borde.

Míralos,  van andando con las manos pegadas a los muslos, ni siquiera muestran intenciones de pedir que sus manos sean tomadas y llevados a la orilla. No se sienten seguros en tierras firmes, ni en lo oculto tras el negro velo. Pero se detienen para toser las astillas de sus almas  aquellas que han escalado por la garganta y calan en la faringe, un hormigueo debajo de la lengua.

Control, es la carta visible sobre la mesa de poker.