𑁤.ᐟ 青い目 - 21

32 2 0
                                    

El receso había comenzado hace unos minutos, y mi atención solo se mantenía en una simple hoja de árbol que estaba en el suelo. A veces suelo jugar con cosas que están a mí alrededor para no pensar en los líos de mi mente. La razón de estar en este lugar del patio, muy alejado de la gente, por cierto; era porque Valentina decidió arrastrarme hasta aquí, para que le explique todo lo sucedido. Talvez no es muy a menudo, pero con Val solemos charlar bajo este lindo árbol, el cual proporciona una generosa sombra.

— ¿Ese bueno para nada te dejó colgada? — se queja. — Si me das permiso voy y le meto una trompada — la miré regañándola. — Es que amiga, te dejó abandonada literalmente, no entiendo cómo le perdonas todo.. — renegó.

— Todavía ni hablo con él, estoy haciendo el esfuerzo de ignorarlo desde ayer, así siente algo de culpa — refunfuñé y apoyo mi cara en mis manos — Él trata de buscarme por todos lados, eso me hace sentir un poco mal..

— ¿Es en serio lo que me estás diciendo? — expresó con pereza. — Ya no entiendo nada. Siempre se sale con la suya — se quedó en silencio por unos segundos. — ¿Y entonces? Me imagino que tuviste que volver obligada a tu casa, no? — me mira. — Con lo orgullosa que sos me sorprende que no hayas caído en mi casa, sabes que yo te recibo siempre — menciona.

— Pensé que estarías con Ian así que no me arriesgué a molestarlos — dije aún mirando a la nada.

— No me respondiste algo.. — dice, ya me descubrió. — ¿Fuiste a tu casa o no?

Me quedé en silencio, Valentina es la única persona a la que no puedo mentirle, porque conoce hasta mi más mínima debilidad. Mi silencio me manda al frente, directamente.

— Talvez esa es la razón porque me siento mal por ignorar a Aaron — confesé.

— No fuiste a tu casa, sinvergüenza, ya decime — reí por como se había expresado.

Voltee para quedar en frente de ella y tomar sus manos. Trataré de evitar que haga un escándalo, ella solo me miró atenta y con mucha incertidumbre.

— Te voy a contar, pero.. prométeme que no vas a hacerte una novela porque te conozco, Valentina — la señalé con mi dedo índice.

— ¿Cuál te mandaste, Lía? — dice abriendo sus ojos completamente.

— ¡No hice nada! — negué rápidamente para que saque esos pensamientos de su cabeza. — Simplemente me quedé en el departamento de.. Juliana — mordí mi labio esperando que su reacción no sea exagerada.

Se tapa la boca con la mano con asombro. — ¿No estoy enterada de algo importante? — me codea.

— Basta Valentina — protesté. — A pesar de que ni nos cruzamos desde aquel sábado fue amable conmigo, me vio ahí sola en una situación vulnerable y me ayudó, es lo que haría cualquiera — dije sin más.

— Mmm dijo la muda — ríe al ver mi cara enfadada. — Debo admitir que es muy buena persona — asiente. — Cuando la conocí noté que es humilde y super simpática. Ya veo porqué te tiene así de.. nerviosilla — dice riendo.

Solo rodé mis ojos. — Es una gran persona, nos conocemos poco pero aún así me dio cobijo  — sonreí.

— A veces me dan pereza tus padres, son amables y todo eso pero.. — pensó bien las palabras que iba a decir. — Se meten mucho en tu vida. — hace una mueca.

— Supongo que ser hija única tiene estas consecuencias — seguí jugando con aquella hoja de árbol.

— Mira, yo solo quiero que sepas que soy la hermana que nunca tuviste — acarició mi hombro. — Y eso significa que te voy a cuidar tanto como pueda, Lía — sonríe.

— Gracias, en serio — le devolví la sonrisa cariñosamente. — Yo también voy a estar en todas con vos.

Después de dedicarnos esas bellas palabras, observo como Valentina mira hacia atrás con cara de disgusto, puedo imaginar quién se está acercando y solo cerré los ojos suspirando.

— Lía, hablemos ahora. — se impone. — ya no voy a permitir que me ignores, soy tu novio y tenés que escuchar mis explicaciones. — dice seriamente.

Le pido a Val con la mirada que nos deje a solas, y ella aún disgustada acepta, creo que ahora lo odia más que antes.

Me levantó de donde estaba sentada. — Yo estoy enojada por una razón válida, así que no vengas acá a enojarte vos porque no tenés un porqué — le recriminé.

— Tranquila, amor — relaja su expresión. — Yo no quiero discutir, solo quiero explicarte bien lo que pasó, es un gran malentendido.

Le hice un gesto para que siga hablando, solo espero que sea un motivo importante como para no contestarle las insistentes llamadas a tu novia.

— Bien.. — toma aire y decide hablar. — no te contesté las llamadas porque puse el celular en silencio — explicó. — Era necesario para poder concentrarme en un nuevo trabajo comprensivo de la facultad. Este es muy importante para la nota final — enfatizó.

Analicé detenidamente sus expresiones. — Y.. estuviste haciendo eso toda la noche? — pregunté.

— Estuve hasta la madrugada — carraspeó su garganta. — Luego ni agarré el celular porque moría de suelo, ni siquiera lo terminé — se quejó.

Se me hacía raro que él estando tan atento al celular no lo haya revisado antes de ir a dormir. Aunque no estaba del todo convencida lo dejé pasar, ya no quería hacer el lío más grande, de todas formas tomaría esto con pinzas.

— Entonces.. ¿estoy perdonado? — me pregunta acariciando mi rostro.

— Sí, Aaron.. — lo abrazo y él rodea mi cabeza con sus brazos.

— ¿Por qué siento que no estás siendo sincera? — me dice aunque no nos estemos mirando.

— Estoy siendo sincera, solo que en serio te necesitaba en ese momento.. — lo miré con una expresión de frustración. — Yo solo quería estar con vos en tu casa, porque la pasé terrible discutiendo con mis padres.

— Perdóname, si? — insiste. — Prometo que no va a suceder otra vez — asentí para dejarlo tranquilo. — Me da curiosidad cómo solucionaste las cosas ayer — menciona.

— Eso no tiene importancia ya — me separé de aquel abrazo. — Lo bueno es que pude hablar mejor con mamá y papá, ellos dicen que ya no se van a entrometer entre nosotros — le sonreí.

— ¿En verdad? — me mira sonriente — Eso me pone muy feliz amor, que al fin puedan aceptarlo.

— A mí también, siento que ahora no existen piedras en el camino — le sonreí.

— Gracias Lía, por darme esta felicidad — me da un beso cálido. — Sabes que yo no soy nadie sin vos, bebé. — sus manos se posaron en mi cintura.

¿No es nadie sin mí?

Esta no es la primera vez que dudo de sus palabras, talvez esté en proceso de solucionar mis inseguridades, pero esta ocasión es diferente. Lo siento así. Las palabras de él rebotaron en mi cabeza una y otra vez.

A pesar de estar caminando con él de la mano hacia la cafetería, me había sumergido en mis pensamientos, la actitud de Aaron fue extraña sin dudas. Ser tan, pero tan atento no es muy común en él. Pero lo estaba haciendo, supongo que es porque en verdad se arrepintió de no haberme contestado.

Quise intentar concentrarme en la clase, pero no tuve éxito en eso. Una idea intrusa llegó a mi mente, y como si se tratara de una vocecilla dentro de mí, me incitaba a perpetrar aquella. Que de seguro me arrepentiría luego, pero no me voy a quedar con la duda.

𝙨𝙠𝙮 𝙗𝙡𝙪𝙚 𝙚𝙮𝙚𝙨 | GLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora