Capítulo 4: La Investigación.

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         Por suerte para mí, durante los exámenes, quienes debían cuidarnos de que no hiciésemos ningún tipo de trampa, estaban constantemente entrando y saliendo, resolviendo problemas técnicos o siendo interrumpidos por sus compañeros que necesitaban de algún tipo de información que solo los reclutadores tenían. Revisé, en varias ocasiones, que no hubiesen cámaras ni ningún tipo de ojos, humanos o artificiales, observándonos, puesto que la noche anterior no había podido siquiera dormitar durante cinco minutos.

 Si ella llegaba a superar las pruebas, que sí lo haría porque era la persona más capaz que conocía, tendría toda la vía libre de colaborar cuanto quisiera con SHIELD... Y yo no podría salir a ayudar en ninguna misión porque ella se interpondría, queriendo acompañarme. Sería ponerla en peligro: eso no iba a permitirlo.

   —¿Todavía no terminas? —me preguntó cuando se levantó a dejar el papel sobre el escritorio vacío de quien nos resguardaba.

 Negué con la cabeza concentrada en el examen.

   —Es humanamente imposible que yo haya acabado primero en todas las instancias, Hiro—sentí su mirada sobre mí y luego un gran silencio seguido de pasos—. Sobre todo, en tu materia favorita.

 Quizás si tendría que haber entregado primero en esta ocasión, pero no podía jugármela a levantar sospechas.

 Con la mirada puesta en la puerta, tomé las hojas que había dejado sin supervisión en la mesa y cambié todas las respuestas de la sección de opción múltiple, puesto que la parte de desarrollo era intocable a pesar de que le conocía la letra, jamás podría hacerla tal cual la suya.

   —¿Hamada? —inquirió una voz apresurada—. ¿Qué está haciendo?

 El agente de pelirrojo cabello casi me saca un agudo grito del susto.

   —Ya terminé, estaba dejando mi examen—contesté manteniendo la calma y dejando mi papel sobre el de ella.

   —Oh, de acuerdo. Ya puedes irte de aquí.

 Asentí, tomé mis cosas y salí del lugar rápido. Vi de reojo que ella estaba hablando con Wasabi en la parte izquierda del pasillo. Algo en mí quiso acercarse. Tanto tiempo en lejanía de su persona estaba comenzando a perjudicarme y bastante. No podía dormir bien, y cuando lo conseguía, aparecía hasta en mis peores y mejores sueños... Ya no me enojaba con ellos, me mantenían cerca de todo lo que me generaba placenteros escalofríos, pero no se comparaba con la frescura de su perfume en persona, con oír su risa o sus quejidos cuando algo le desagradaba... No. Mientras más lejos estuviese de ella, menos errores podría cometer. Me dirigí hacia la izquierda con endeble determinación.

   —Ah... —me quejé cuando me tiré de espaldas sobre mi cama, activando por error a BayMax.

   —¿Todo está bien, Hiro?

 Asentí despacio.

   —Eso creo.

   —No suena a que estés muy seguro.

 Resolví mejor desahogarme con él que con cualquiera del resto del grupo, puesto que me corría con el peligro de que se lo dijesen a ella.

   —Hiro, eso no está bien —me regañó él.

   —Hago esto para protegerla —suspiré—. Y ya cállate, Bay, que esta es la única manera que tengo de protegernos a todos, sobre todo a ella.

 La mejor manera de proteger a los que amas es con la verdad.

 Negué con la cabeza y me fui a dar una vuelta por los parques de la agencia hasta esperar el resultado. En el camino, el resto del equipo me encontró, por lo que no tuve mucho solo.

Metidos En Problemas (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora