Un romance al estilo cliché

Capítulo 9

Camille

La tensión en la sala era casi palpable mientras las gráficas seguían proyectándose en la pizarra. Jared se aclaró la garganta con nerviosismo.

—En este momento les estoy mostrando las gráficas de las acciones de la empresa —comenzó, pareciendo confiado—. Como pueden ver, ha habido un incremento significativo en este último año. A diferencia del año anterior, donde tuvimos una mínima pérdida que no afectó de forma significativa los ingresos generales.

Yo mantenía mi mirada fija en la pantalla, mis ojos deteniéndose en la barra más baja de la gráfica. Era imposible ignorar el desplome registrado en 2019.

—¿Y qué sucedió en el 2019? —pregunté, mi voz cortante mientras señalaba la barra con un leve gesto de mi mano.

Jared titubeó, lanzando una mirada rápida hacia mi padre como si buscara algún tipo de aprobación. Aquello solo incrementó mi irritación, aunque me aseguré de mantener mi expresión neutral.

—Te estoy preguntando algo, Jared —insistí, con un tono firme que lo obligó a mirarme nuevamente—. No necesitas la aprobación de mi padre para responderme. Como futura líder, necesito estar al tanto de absolutamente todo lo que ocurre en la empresa.

—¿Futura líder? —intervino Baxter, su tono cortante y lleno de desdén—. Ese título aún no te corresponde como para que lo proclames con tanta libertad.

—¿Perdón? —giré lentamente hacia él, manteniendo una mirada fría e indiferente—. ¿Y tú, con qué derecho lo niegas? Ese título es mío por derecho. Tú no eres nadie para arrebatármelo.

—Los títulos se ganan, joven maestra —respondió Baxter con una sonrisa cínica—. Y, si me permite decirlo, hasta ahora no ha demostrado nada que la haga digna de él.

—¿Nada? —dejé escapar una risa corta, casi burlona—. En esta junta de apenas una hora he demostrado más liderazgo y estrategia que tú en tus treinta años aquí. ¿Notas la diferencia entre tú y yo, Baxter? —le dirigí una mirada desafiante, dejando claro que, si buscaba humillarme, no lo conseguiría.

La tensión en la sala aumentó. Baxter me observó con desdén mientras los murmullos de los presentes llenaban la habitación, incómodos ante mi falta de deferencia hacia uno de los veteranos de la junta. Pero sus opiniones me eran irrelevantes.

—Ella es digna de ese título, Baxter —intervino mi padre con una voz firme y autoritaria que silenció al instante los murmullos. Su mirada se posó sobre Baxter, cargada de molestia contenida—. Es mi hija. Si usa el título que le pertenece para recordar quién es, no veo problema. Ella sabe que es suyo.

—Líder... —Baxter bajó el tono, adoptando una postura más contenida—. Señor, no es mi intención faltar al respeto. Pero no considero justo que reclame un título que aún no ha demostrado merecer.

—Lo que tú consideres justo o no, Baxter, me tiene sin cuidado —replicó mi padre, su voz helada y su mirada clavada en el hombre que ahora parecía más pequeño—. El título es de Camille, y tu desacuerdo no cambiará ese hecho. ¿Quedo claro?

A regañadientes, asintió.

—Sí, señor —respondió con evidente molestia.

Con una calma imperturbable, me giré de nuevo hacia Jared, manteniendo mi postura firme y altiva.

—Regresando al tema, Jared. Responde mi pregunta. —Mi voz, fría pero firme, lo obligó a mirarme directamente.

Jared dudó por un instante, como si estuviera sopesando las consecuencias de sus palabras antes de hablar.