Durante la navidad se encontró extrañamente sola. Fue a casa, recibió regalos de sus hermanas y cenó con toda la familia. Y de todas formas siguió sintiéndose sola. Su sobrino de tres años caminó hacia ella, llamándola tía Jimin con la mitad de sus dientes y reglándole un abrazo como si se diese cuenta de lo sola que se encontraba.
Su hermana mayor estaba orgullosamente casada con un general del ejército. A Jimin le agradaba el sujeto, siempre fue bueno con su hermana y un gran padre para su sobrino, entonces, ¿por qué le desagradó de repente?
Quizás porque se dio cuenta de que estaba constantemente diciéndole que le haría bien una temporada en la milicia, y eso le recordaba a que había otro alfa (un soldado) que se casaría con la princesa dentro de poco tiempo.
O quizás era porque su cuñado sabía mucho sobre la realeza y siempre traía el tema a la mesa.
-El príncipe heredero tomará el trono una vez se gradúe de la universidad.
Fue su appa quien le respondió primero.
-¿No puede gobernar su hermana mientras tanto? Parece bastante capaz.
Jimin se sintió cálida por dentro, agradecida por tener a alguien en la mesa que se pusiese del lado de Minjeong.
Su cuñado soltó un suspiro forzado.
-Su imagen no es la mejor, la princesa haría de esta nación una burla.
Jimin apretó los dientes. En el último tramo de su vida no se imaginó que estaría furiosa en medio de una cena de navidad. A ella le ponía feliz la navidad, le hacía recordar a su infancia, al momento en que su única preocupación era cuál sería el siguiente juego con que ella y sus hermanas pasarían el rato. Ahora estar en casa ya no la complacía. Solo podía pensar en que había una chica a kilómetros de distancia que de seguro estaba conociendo a quien sería su esposo, un esposo que se enfadaría si supiese que Jimin había estado dentro de Minjeong por demasiado tiempo en el último mes.
Diablos. Para ser sincera, no se suponía que alargarían tanto la situación, pero Minjeong seguía regresando y Jimin seguía arrastrándola dentro de su hogar, atontada cuando se despertaba y se daba cuenta de que todo lo que podía oler era chocolate.
Sus amigas comenzaron a molestarla para saber de quién era el aroma que se pegaba a la ropa de Jimin como una segunda piel. Su propio padre la olisqueó con curiosidad cuando arribó por la tarde del domingo, en plena víspera de navidad.
Ella no pudo decírselo a nadie, no le haría algo así a Minjeong.
De todas formas, dudaba que eso que tenían, fuese lo que fuese, siguiese sucediendo por mucho más tiempo. Si tan solo la princesa no fuese adictiva y si tan solo Jimin no fuese tan débil.
Dejó el tenedor antes de lanzarlo a través de la mesa. No era justo, las personas no conocían a Minjeong, tampoco querían hacerlo, pero durante diciembre Jimin llegó a conocerla. Kim Minjeong era jodidamente inteligente, sabía todo sobre su nación y detestaba el hecho de no poder ayudar a su gente. «Ese no es mi papel» le dijo un día, descansando la barbilla sobre el pecho de Jimin. Parecía tan sencilla en ese momento, tan mundana, despeinada, sonrojada y arruinada «Debo ser una pintura reluciente en el fondo de la imagen, ahí es donde pertenezco, nada más que una buena apariencia y una hacedora de reinas»
-Hace poco fue a visitar a su prometido -continuó su cuñado, ajeno a la manera en que sus palabras le deshacían el corazón. -Es bonito, no lo niego, pero apático. Parecía una sombra en el cuartel, su madre tuvo que llamarle la atención un par de veces, como si fuese un crio.
Su hermana menor, Minji, se desplomó en la silla contigua a la de su padre beta, metiéndose en la conversación.
-Yo también lo sería si me obligasen a casarme e inmediatamente todos esperasen en la habitación de al lado, rezando para que pongan una semilla en mi útero.
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Out Of Touch | WINRINA G!P
Fanfiction«Estoy ardiendo por ti... y ni siquiera sabes mi nombre» Jimin es una estudiante promedio, una jugadora de fútbol promedio, y, por si fuese poco, también es una alfa promedio. Minjeong resplandece como el oro, una princesa del siglo XXI. ¿Por qué al...