Capítulo 58: A sus ojos

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Byron Siempre fue un muchacho orgulloso, confiado de su apariencia, halagado por su personalidad carismática

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Byron Siempre fue un muchacho orgulloso, confiado de su apariencia, halagado por su personalidad carismática. No había tenido problemas para entablar amistades, creció en una buena familia, fue a las mejores escuelas; nunca le ha faltado nada.

A pesar de ello, decidió no experimentar una relación seria, durante la escuela solía cambiar de novia como de ropa de interior, la universidad no fue muy diferente, tuvo varias “relaciones” pero el hecho era que no se enredaba sentimentalmente con ninguna chica, solo pasaban el tiempo y cada quien a lo suyo, era una rutina funcional. Cuando sus tíos maternos decidieron mudarse de la ciudad a un lugar más pequeño considero la idea absurda, claro, hasta que sus padres decidieron que querían salir del país ese mes y no iban a arriesgarse a dejarlo solo en la casa y terminara todo patas arriba, como la última vez que le confiaron las llaves; así fue como termino en St. María, Daniel estaba demasiado ocupado esas vacaciones para preocuparse por su existencia y lo abandono a su suerte en el insípido lugar.

No tenía muchas expectativas acerca del pueblo, aunque Jonathan había dicho que hacían buenas fiestas, no podía imaginarlo, predispuesto a pasar las peores y más aburridas vacaciones de su vida.

Fue cuando bajo del auto, observo el tranquilo ambiente del barrio en la mañana y escucho el estruendoso sonido del carrito de la basura que era empujado por una muchachita, calculo que si se colocaba junto ella apenas y le llegaba al los hombros, tenía el cabello sujeto con una colorida liga y los rebeldes cabellos que le molestaban el rostro, era bastante bonita.

Cuando sus miradas se cruzaron, la chica se había espantado y corrió a dejar el carrito en la entrada antes de huir a su casa, le había llamado la atención con su extraña actitud. Los días posteriores se dedicó a conocer el pueblito que era más una pequeña ciudad con un solo centro comercial, no estaba mal, las fiestas eran buenas.

Una noche, mientras regresaba de una fiesta en compañía de Jonathan, escuchó un chillido proveniente de la casa de al lado, justo en la habitación frente a la suya, se fijó en la ventana del cuarto de la chica y observó su silueta dar vueltas de alegría con un gato en brazos al parecer celebrando la victoria de un juego, había quedado hechizado con aquella imagen y empezó poner más atención en ella desde aquel día.

Cuando empezó ganar la confianza de Sophia el flechazo fue instantáneo, se encontró irremediablemente atraído por ella, la forma que su nariz se arrugaba cada que reía, el rosado que pintaba sus mejillas cuando se sentía nerviosa, hasta su inexplicable encanto que hacía que siempre quisiera escucharla, como si su voz lo hipnotizara y que sus ojos siempre fuesen tan expresivos no ayudaba, era hechizante solo verla respirar.

La primera vez que Sophia lo había rechazado se sintió confundido, estaba seguro de que ella sentía lo mismo por él, nunca en su vida fue dejado de lado primero, pero ella lo hizo, el tiempo fue corto y tuvo que regresar a su ciudad natal perdiendo la oportunidad de arreglar las cosas porque ella encontró la manera de cortar toda comunicación con él, le pidió a su tía conseguir su nuevo número, pero la señora Miller siempre tenía una nueva excusa, su rastro se esfumó en el viento, como un sueño; se dijo a sí mismo que lo superaría y se llenó de aires de grandeza tratando de arreglar su ego, pero ahí estaba el siguiente año eligiendo el hospital de St. María para hacer su rural.

Alquiló un apartamento para evitar molestar a sus tíos, pero aun así solía ir a visitarlos cuando su tía lo invitaba a comer, lastimosamente Sophia no estaba en su casa por la universidad.

Expiaba su habitación vacía, con la esperanza de que su linda cabellera asomara discreta, pero no sucedía, ella no se encontraba en aquel lugar.

La siguiente vez que la vio fue en una fiesta a la que Jonathan lo había llevado, parecía enojada por algo y aunque quería correr y abrazarla su orgullo no se lo permitió y termino acercándose a ella de manera arrogante. Su reacción no fue lo que esperaba, pudo notar que ella aún guardaba sentimientos por él y le molesto el hecho de no tener claro por qué ella los reprimía, mientras sentía un terrible impulso por besarla y terminar con la agonía de mantenerse lejos de su amada. Cuando un conocido, al parecer de su escuela se había acercado a saludarla cambio por completo su actitud y no pudo evitar sentirse celoso de la forma tan casual en que lo trataba, días después terminó por atender a Camila en hospital y entonces, todo exploto, escuchar que Sophia era la novia de aquel sujeto le hizo hervir la sangre, ¿por qué él y no yo?

La segunda y tercera vez que lo rechazó entendió que se había enamorado más profundo de ella de lo que pensaba, la amaba y luego de escuchar las razones por las cuales lo había rechazado la primera vez, se molestó consigo por no insistir en aquel momento y dejarse ganar por su herido orgullo.

Recibió la oportunidad de viajar a Tailandia y participar en una ambiciosa investigación médica, encontró la opción de reflexión perfecta, seis meses de trabajo y su rural estaría completo, aunque en un principio no estaba seguro de aceptar luego de hablarlo con sus padres se convenció, Daniel se ofreció a ayudarlo con el papeleo necesario y fue así que termino viajando Florencia y encontró a Sophia de nuevo.

Y aunque su mente le decía que era suficiente, su corazón insistió en intentarlo, era demasiada coincidencia que incluso en una ciudad tan grande estuvieran destinados a encontrarse.

Siempre había estado presionando sus sentimientos hacia ella, pero luego de tres rechazos decidió permitir que fuese ella quien eligiera el ritmo a seguir. No podía explicar cómo, pero durante el tiempo que estuvieron juntos se sintió lleno, la forma en que las emociones de Sophia influían en él era alucinante, como si se guiaran bajo la misma sintonía y la forma en que sus ojos lo observaban era más valioso que cientos de palabras, podía escuchar y entenderla con solo mirarla, le aterraba, pero también lo amaba.

Ella se convirtió en una parte de su universo, una luz brillante que abraza con delicadeza, Sophia Miller a quien tanta ama finalmente lo acepto en su mundo.

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Crónicas de una chica enamoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora