🥀Capítulo 5🥀

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˗ˏ𖥸ˎ˗

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—Creí que te había dicho que si tenias algún problema con el dinero o con los chicos, podías acudir a mí— mencionó aquel hombre de cabellos blancos.

—Y yo creí que te había dicho que podía con esto.

—Lumine sigue con esa actitud rebelde, Aether no sale más que para lo necesario de su habitación, y creo que vi que _____ hace muchas de las cosas del hogar para ayudarte— dijo, a lo que el otro ni siquiera lo miró —Dainsleif, no tiene nada de malo pedir ayuda de vez en cuando.

—No necesito ayuda— replicó, tomando un sorbo de su café.

—Esas ojeras en tus ojos y lo delgado que estas no me dicen lo mismo.

—He tenido mucho trabajo en el hospital, muchas guardias nocturnas.

—... ¿En verdad vas a seguir evadiéndome con esas excusas?

—Es la verdad.

Un largo suspiro salió de los labios de aquel hombre, tomando también un poco del café que el rubio le había ofrecido al llegar, al tiempo que echaba una mirada rápida a todo su alrededor en aquella casa.

Todo ordenado, todo en su lugar... Pero con una notable falta de vida y alegría en esos rincones grises y minimalistas que seguramente solo se encargaban de aparentar una "vida tranquila".

Como en muchas otras ocasiones, Pierro, el tío de aquellos hermanos, se presentaba en su hogar para una de esas tantas visitas que tenían como finalidad el revisar como se encontraban y, si Dainsleif se lo permitió, dar alguna aportación con cualquier tipo de ayuda para que él mayo de aquellos cuatros chicos pudiese descansar un poco de la enorme carga que tenía sobre sus hombros.

Siempre era un desafío convencerlo de tomar la ayuda económica que él les brindaba, así como los servicios médicos, educativos y demás que él se ofrecía a pagar a alguno de sus sobrinos.

"Su tutor legal soy yo, y no es que no confié en ti, tío, pero no quisiera que un día llegasen los de trabajo social a mi puerta para llevarse a alguno de ellos. Yo soy su hermano, y soy el que se debe hacer cargo."

Él lo entendía, de verdad que lo hacía. Entendía la preocupación de Dainsleif por que sus hermanos permanecieran juntos y por conservar lo que le quedaba de su familia.

Bueno, más bien, la obsesión del mismo muchacho de volver a construir lo que había perdido con el fallecimiento de sus padres.

"No puedo... Por más que a veces me gustaría que me ayudasen... No quiero, no puedo aceptar que se vayan lejos de mí... Yo lo tengo que cuidar, y eso es lo que haré."

Recordaba incluso las lagrimas que habían caído de esos ojos azulados cuando le había dicho eso después de haberle ofrecido quedarse con la custodia completa de la mas pequeña de los cuatro, _____, pues sabía muy bien que ella representaba el gasto más fuerte y a largo plazo al ser solo una adolescente.

"Estamos bien. A veces peleamos un poco, pero solo cosas de hermanos. No te preocupes por esas cosas, tío."

Esa siempre era la respuesta que recibía de esa pequeña chica, probablemente para no dar detalles de lo que en realidad podía estar pasando en aquel hogar, pero que se delataba por los comportamientos de cada uno de esos cuatro individuos.

De todas formas, no es como que pudiese hacer mucho más, por lo que solía mantenerse al margen del asunto, tan solo ayudando si se le era permitido por el jefe actual de esa familia.

—¡Tío Pierro!— escuchó la bonita voz de aquella muchacha, quien recién había entrado a la cocina con el cesto de la ropa limpia, dejándola a un lado para acercarse a saludar.

—Mi pequeña _____— le correspondió con una sonrisa y dándole ese cálido abrazo —Cada vez que te veo, te ves más linda y más grande... Te pareces tanto a tu madre.

—Lo sé, suelen decírmelo a menudo— asintió, dirigiéndose ahora hacia su hermano —Dain, ¿Ya han almorzado?

—No, pero no te preocupes, hoy me toca cocinar a mí— dijo, teniendo un tono más suave hacía la chica —Además, no sé si nuestro tío vaya a quedarse mucho más tiempo.

—¿Tienen cosas que hacer?, si es así, creo que-...

—No no, hoy no tenemos nada que hacer, de verdad— mencionó la chica, cosa que llamó la atención de Dainsleif —Si quieres, puedes quedarte a almorzar. Dain es realmente muy buen cocinero.

—¿Ah sí?, no tenía idea de eso. Será mejor comprobarlo por mí mismo— dijo, haciendo sonreír a la menor —¿Puedes darme un poco más de café, mi niña?

—¡Enseguida!— expresó, apresurándose con la taza a la cafetera, dejando a ambos adultos en la mesa una vez más.

—... Me alegra que, a pesar de todo, ella siga siendo tan risueña como siempre— mencionó el mayor, a lo que el rubio solo desvió su mirada.

—Yo también me alegro de eso... Y espero que pueda seguir así...— dijo, sincerándose por primera vez en esa mañana —Ella es la única alegría que nos queda... La única que me queda.

—... Y tendrías muchas más, Dain, pero para eso, necesitas aceptar que no lo puedes todo... No tú solo.

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🥀Kittens🥀Dottore/Reader/Scaramouche🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora