🥀Kittens🥀Dottore/Reader/Scaramouche🥀

🥀Capítulo 7🥀

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"Esta bien, puedes ir, después de todo, no es la primera vez que sales con alguna amiga alguna plaza o a jugar.

Solo recuerda siempre tener el GPS activado y mandarme tu ubicación en tiempo real, además de hablarme de inmediato en caso de que pase algo."

Era lo que le había dicho su hermano mayor al pedirle permiso para poder salir ese día, supuestamente, a reunirse con algunas de sus amigas de la escuela para poder ir a comer algo en compañía del padre de alguna de ellas.

Pero, es que si no sacaba esa excusa, ¿Cómo podría pedirle a Dain qué la dejase ir a conocer a aquel chico que había conocido por Internet hace algunos meses atrás?

Habían acordado un sitio y una hora donde habría mucha gente a su alrededor, más que nada para la seguridad de ambos, siendo a plena luz del día en encuentro y estando ambos a solas.

Llevando solo su bolso, con ese bonito pero sencillo conjunto de ropa que había alcanzado a preparar para verse lo más linda posible, así como un muy ligera capa de maquillaje que había logrado tomar "prestado" de su hermana mayor.

Con movil en mano se había dirigido hasta el sitio, una plaza comercial que conocía perfectamente y que no quedaba a más de quince minutos de su hogar, asegurándose de estar en el sitio correcto.

—Justo en la plaza frente a la estatua de Barbatos— murmuró para si misma, levantando la mirada para admirar aquella majestuosa y enorme obra de piedra que se encontraba frente a ella —No creo que en el sitio equivocado.

Ella se acercó a una de las bancas del lugar, sentándose en ella para esperar pacientemente, balanceando sus piernas que ni siquiera alcanzaban a llegar del todo bien hasta el suelo.

Pasaron cinco, diez, quince... Hasta veinte minutos de la hora del encuentro, siendo treinta minutos el momento en que la chica comenzaba a ponerse algo nerviosa.

¿Acaso... La había dejado plantada?

Oh, bueno, también ella, ¿Cómo podría pensar que de verdad alguien que había conocido en internet se iba a encontrar con ella en la vida real?

—¿______?

Escuchó justo a un lado de ella, viendo la figura de aquel chico de cabellos violetas acercarse por ese camino, saludándole con esa linda sonrisa al haberla reconocido al levantar su rostro.

Un chico bastante lindo, con ese aspecto algo gótico qué le quedaba más que precioso con su apariencia exótica y vistosa. No podía mentir, realmente era mucho más guapo que en cualquiera de las fotos que había visto.

—¿Kuni?— preguntó ella, a lo que el otro asintió hasta llegar al sitio donde se encontraba.

—¡Siento mucho haber llegado tarde!, tuve unos cuantos problemas para ubicarme, y después la señal de mi móvil se fue por un rato y no pude avisarte nada— se disculpó, notándose realmente preocupado por ello —De seguro llevas mucho tiempo esperándome.

—No te preocupes, realmente no llevo demasiado— dijo ella, mintiendo para que el otro no se sintiese mal por ello —Me alegra mucho que hayas llegado... Kuni.

—Y a mí me alegra mucho poder conocerte por fin, _____— respondió, mirándole fugazmente de arriba a abajo —Eres mucho más linda de lo que me imaginaba.

—Oh...— musito, bajando un poco su mirada por aquel cumplido que la hizo sonrojar —Tú... También eres más apuesto de lo que me había imaginado.

—¿De verdad?, ¡Qué linda al decírmelo!— expresó, con ese tono más amistoso —Por cierto, ya que me esperaste un rato... ¿Quieres que vayamos a algún lugar para poder conversar mejor y tomar algo?, quisiera compensarte por mi error.

—Kuni, de verdad, no me has hecho esperar-...

—Insisto— intervino —Así fuesen solo cinco minutos, no es educado dejar a una dama esperando cuando ya te había dicho una hora. De donde vengo, esas son nuestras costumbres.

—O-Oh bueno... Si insistes...— dijo, aun un tanto avergonzada por la situación.

—Decide tú el lugar, después de todo, eres la que conoce mejor tu ciudad, ¿No?— dijo, a lo que la chica sonrió un poco al notar lo amable que era el muchacho, señalandole que la acompañase por esa plaza comercial.

Ambos continuaron su conversación mientras caminaban, siendo la muchacha quien parecía sentirse más y más cómoda conforme pasaban los minutos junto a aquel muchacho que parecía ser de lo más risueño, incluso recibiendo uno que otro cumplido de su parte, cosa que no paraba de hacerla sonrojar.

Sin embargo, ella no se imaginaba que todo lo que ambos hacían, era constantemente observado a la distancia por aquellos ojos rojizos que ya la tenían más que en la mira.

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